Nos sumergimos en las ruinas paleocristianas de la iglesia de San Marcos en Roma, considerada una de las primeras parroquias del Imperio romano.
22 de enero 2023.- San Marcos fue el taquígrafo de san Pedro. Siguió sus pasos hasta Roma, donde presenció su predicación clandestina en las casas de los primeros seguidores de Cristo, que osaban desafiar las leyes de culto del Imperio. Apuntó con esmero cada palabra valiente de esa catequesis primitiva y su cuaderno de bitácora se convirtió en una fuente directa de lo que fue la vida de Jesús.
La memoria de uno de los autores de los Evangelios se custodia en la basílica parroquial de San Marcos Evangelista en Roma. El templo que vemos hoy se construyó en el año 833 a instancias del Papa Gregorio IV, pero en sus entrañas —varios metros por debajo del nivel del suelo— se conservan los restos del templo original, erigido casi cinco siglos antes. «Esta parroquia está entre las 25 primeras que hubo en el corazón del Imperio romano. Pero es la más especial de todas, porque contaba con un baptisterio al que los primeros fieles accedían por unas escaleras para sumergirse y así recibir el Bautismo», asegura su actual párroco, Renzo Giuliano, mientras se abre paso por uno de los andamios que atraviesan esta cavidad, descubierta por casualidad en 1990 cuando se realizaban unas intervenciones técnicas.
Giuliano nos guía por debajo de una arcada en piedra bastante baja que conduce a la nave de la iglesia, en la parte izquierda, donde se reunían aquellos fieles primerizos, muchos de ellos aún con resabios paganos o judíos. Esta parte se descubrió en 1948. «El hallazgo del baptisterio ha sido muy importante para verificar la verdadera disposición de la iglesia. Antes se pensaba que el ábside, donde está el altar y el celebrante, se encontraba en el lado contrario», asegura. El pavimento en mármol sobre el que estamos es el original del año 336 y conserva, a pesar del paso del tiempo, la viveza de los colores. «Observa la delicadeza de las figuras geométricas que lo componen.
Por aquí pasearon hace más de 1.600 años san Marcos y san Pedro…», señala con emoción el sacerdote romano.
La tradición le da la razón. Sitúa a esta iglesia en el lugar donde estaba la casa en la que vivió el evangelista, que se identifica con el símbolo del león porque su Evangelio comienza con la predicación de Juan Bautista en el desierto, donde había animales salvajes. «El centro de la vida romana era el foro y esta zona, situada a sus espaldas, estaba densamente poblada. Convivían judíos y paganos. San Pedro y san Marcos se instalan aquí para poder anunciar a todos ellos la Buena Noticia», explica Giuliano, que basa sus afirmaciones en los escritos del siglo IV del primer historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea, que —citando abundantes fuentes— describe que ambos vivieron juntos en Roma en torno al año 41 d. C.
«Otros relatos de la historia del cristianismo primitivo, como los de Clemente de Alejandría, del siglo III, detallan que san Marcos fue acogido por una familia de la dinastía de los Claudios a los pies del Campidoglio. Después, san Pedro lo mandó a Alejandría de Egipto, centro cultural de la época, donde fue martirizado», explica el párroco. En todo caso, está convencido de que san Marcos escribió aquí su Evangelio tan solo seis décadas después de la muerte de Cristo: «Clemente nos dice que lo escribió en Roma. Entonces, lo fácil es suponer que lo hizo aquí».
Del evangelista al Papa Marcos
El origen de la construcción se encuentra en los años siguientes a la presencia del evangelista Marcos en la Ciudad Eterna, cuando creció la devoción popular y se construyó un oratorio. Fue el sacerdote de ese templo —que también se llamaba Marcos— quien, tras convertirse en Papa en el año 336, mandó construir la iglesia, hoy debajo de la actual basílica que preside la espectacular plaza de Venecia. Dos datos evidencian su importancia, continúa Giuliano: «Se usaron materiales de la Saepta Julia, un edificio de siete arcos que servía de lugar para la votación durante la República romana. Además, para su construcción se tuvo que obstruir una de las importantes calzadas romanas e impedir el trasiego de los viandantes, porque lo realmente importante era respetar los lugares del santo».
El área arqueológica, de hecho, conserva a la vista las piedras que moldeaban la importante avenida que dividía en dos el barrio romano. Cuando Constantino, con el Edicto de Milán del año 314, proclamó el cristianismo como una de las religiones del Imperio, los cristianos acababan de sufrir la persecución más fuerte de su historia. La construcción de esta iglesia —cuyas excavaciones se abrirán al público pronto— son una prueba de fe robusta, incluso en los peligros de la clandestinidad.
Hitos
• Año 45: Llegada de san Marcos a Roma, según la tradición.
• Año 336: El Papa Marcos construye una iglesia dedicada al evangelista.
• Año 833: El Papa Gregorio IV la reconstruye.
• Año 1465: La fachada de la iglesia fue reconstruida según el gusto renacentista de la época.
VICTORIA ISABEL CARDIEL C.
Alfa y Omega
Imagen: El párroco del templo, Renzo Giuliano, durante la entrevista.
(Foto: Victoria I. Cardiel).