En su alocución previa al rezo mariano, Francisco dijo que los tres Reyes Magos llevaron al Niño Jesús tres dones, pero ellos recibieron también tres dones: la llamada, el discernimiento y la sorpresa.
Ciudad del Vaticano, 6 de enero 2023.- “Hoy, solemnidad de la Epifanía, el Evangelio nos habla de los Magos que, al llegar a Belén, abren sus cofres y ofrecen a Jesús oro, incienso y mirra (cf. Mt 2,11). Estos sabios de Oriente son famosos por los regalos que trajeron; pensando en su historia, podríamos decir que, ante todo, reciben tres dones: tres preciosos dones que también nos conciernen a nosotros”.
La llamada, porque Dios nos llama a través de nuestros más grandes deseos y aspiraciones; el discernimiento, porque es importante saber ver la diferencia entre la meta de la vida y las tentaciones del camino. El discernimiento es un gran don y nunca hay que cansarse de pedirlo en la oración.
La llamada
El Papa dijo en su alocución que los Magos no intuyeron la llamada leyendo las Escrituras o a través de una visión de ángeles, sino estudiando las estrellas.
“Esto nos dice algo importante: Dios nos llama a través de nuestros más grandes deseos y aspiraciones. Los Magos se dejaron asombrar e incomodar por la novedad de la estrella y se pusieron en camino hacia lo que no conocían”.
Como hombres sabios y cultos, dijo el Papa, les “fascinaba más lo que no sabían que lo que sabían. Se sintieron llamados a ir más allá”. Cada uno de nosotros, por tanto, dijo, estamos llamados a no contentarnos, a buscar al Señor saliendo de nuestra comodidad, “caminando hacia Él con los demás, sumergiéndonos en la realidad. Porque Dios llama cada día, aquí y hoy, en nuestro mundo”.
El discernimiento
A continuación, los Magos nos hablan de un segundo don: el discernimiento. El Papa Francisco dijo que cuando los Magos, buscando un rey, van a Jerusalén para hablar con el rey Herodes, “hombre ávido de poder y que quiere utilizarlos para eliminar al Mesías niño”. Los Magos, sin embargo, no se dejan engañar por Herodes.
“Saben distinguir entre la meta del viaje y las tentaciones que encuentran en el camino. Abandonan el palacio de Herodes y, atentos a los signos de Dios, ya no pasarán por allí, sino que volverán por otro camino (cf. v. 12)”.
En su alocución, Francisco exclama, y resalta cuánto es importante saber distinguir la meta de la vida de las tentaciones del camino. “Saber renunciar a lo que seduce, pero lleva por mal camino, señaló, para comprender y elegir los caminos de Dios. El discernimiento es un gran don, y nunca hay que cansarse de pedirlo en la oración. ¡Pidamos esta gracia!».
La sorpresa
“Por último, los Reyes Magos nos hablan de un tercer don: la sorpresa. Tras un largo viaje, ¿qué encuentran estos hombres de alta posición social? Un bebé con su madre (cf. v. 11): una escena ciertamente tierna, pero no asombrosa. No ven ángeles como los pastores, sino que encuentran a Dios en la pobreza. Tal vez esperaban un Mesías poderoso y prodigioso, y se encuentran con un bebé”.
No obstante, su sorpresa, los Magos, no creen haberse equivocado, saben reconocerlo, enfatizó Francisco. Acogen la sorpresa de Dios y viven su encuentro con Él maravillados, adorándole.
«En la pequeñez reconocen el rostro de Dios. Humanamente todos estamos inclinados a buscar la grandeza, pero es un don saber encontrarla de verdad: saber encontrar la grandeza en la pequeñez que Dios tanto ama. Porque así es como se encuentra al Señor: en la humildad, en el silencio, en la adoración, en los pequeños y en los pobres».
Y cada uno de nosotros, dijo por último, es llamado por Jesús, todos podemos discernir su presencia, todos podemos experimentar sus sorpresas. Son dones que ya hemos recibido, afirmó.
«Recordar cuándo sentimos una llamada de Dios en nuestra vida; o cuándo, quizá después de mucho esfuerzo, fuimos capaces de discernir su voz; o también, en una sorpresa inolvidable que Él nos ha dado, asombrándonos. Que la Virgen nos ayude a recordar y custodiar los dones recibidos».
PATRICIA YNESTROZA