La vicepresidenta Yolanda Díaz ha despedido el año entre autoloas y autoparabienes sin que el respetable sepa a ciencia cierta cuántos ‘fijos discontinuos’ existen en el país, ni cuantos ‘parados discontinuos’ adornan las estadísticas del desempleo. Es algo elemental su exigencia, entre otras cosas, para que no se haga trampas al solitario y, de paso, no chulee al resto de la concurrencia como a esos economistas que le superan en conocimiento y decencia profesional. Pues no, oiga, no hay manera. Interesa más decir que pertenece al «mejor gobierno de la democracia». Algo habitual en su retórica ‘pijocomunista’ al creer que una mentira repetida mil veces acaba por convertirse en verdad.
De esas fuentes se amamantó y creció la joven rubicunda. En estos días de caridad y bonhomía hay que entender a doña Díaz. Claro, para ella y sus amigos, no ha habido otro gobierno como éste. ¿Normal, no? Ella, entre otras cosas, ha pasado de ser una ignota abogada laboralista a vivir como una zarina por cuenta del contribuyente y de, paso, a instalarse como una gran estadista. ¡Qué no se lo toquen, please! A cambio, tampoco es mucho pedir, podría dejar de contabilizar como empleados con empleo a los ‘parados discontinuos’, es decir, a los parados y de esa manera poder sacar conclusiones claras respecto al índice de desempleo en España.
Luego viene la muchachada del ministerio de Igualdad en cuya caja no caben los caudales provenientes del Presupuesto. Su éxito es tal que termina diciembre como el peor mes de violencia doméstica con ocho muertes de mujeres. Ni la más mínima autocrítica. Todos son reproches a la sociedad y a la oposición. Dos secretarias de Estado -Rodríguez y Rosell- tienen entre otras responsabilidades garantizar que esas tragedias no existan, tienen dinero para ello y llevan ya mucho tiempo para demostrar lo que son capaces de hacer. Bla, bla, bla. Culpan, con cierta razón, a su colega de Interior, el ministro de la nada, que en lugar de hacer caso a los que saben a tal respecto -Fuerzas y Cuerpos de Seguridad-, prefieren ponerse de hinojos ante sus conmilitones podemitas y socialistas para que le aguanten un poco más alrededor de la mesa del consejo de ministros. Frente a la ineficacia supina y la vacuidad más descriptible, excusas y más excusas. Y pretenden ganar las elecciones.
GRACIANO PALOMO
Publicado por okDiario
1 de enero 2023