El Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral considera que la guerra, ese círculo vicioso de violencia y muerte, se derrota poniendo fin de la carrera armamentística y abriendo un diálogo real, franco y abierto. Al participar en el lanzamiento de la “Alianza por el Desarme y la Justicia Social”, en Colombia, el purpurado vaticano subrayó la necesaria solidaridad con las víctimas de todas las partes.
9 de diciembre 2022.- La guerra destruye todo lo que toca, a los combatientes, los civiles, al ser humano y a la naturaleza, un círculo vicioso de violencia y muerte, que solo puede resolverse con diálogo y negociación. Este el pensamiento central de la intervención del cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en la Conferencia de lanzamiento de la «Alianza por el Desarme y la Justicia Social», promovida por la Iglesia colombiana junto con una red de organizaciones y movimientos católicos nacionales e internacionales, y por académicos y expertos de varios países sudamericanos.
Conflictos olvidados
En un videomensaje proyectado en la apertura del evento, en la ciudad colombiana de Medellín, el cardenal Czerny hace referencia a los largos años de conflicto que ha vivido la nación suramericana y las numerosas víctimas provocadas allí y en tantos otros “conflictos olvidados” en el mundo.
“La guerra es un mal inmenso. Todo lo que toca, lo destruye. No solamente daña a los combatientes de todos los lados, sino que, con mucha mayor gravedad, daña a la población civil, destruye al ser humano y a la naturaleza que lo rodea. Se basa en la mentira y desencadena círculos viciosos de más violencia y más muerte”, afirma.
Una guerra que para el purpurado vaticano comienza siempre por “razones que pueden resolverse de antemano mediante el diálogo y la negociación, sin armas y con la ayuda de otros”. Ejemplo de ello, la actual guerra en Ucrania y en otros lugares, porque “si dejas de negociar y vas a la guerra – asegura Czerny-, nunca sabes cómo terminará el conflicto”.
Un desarme real
El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral recuerda que con el fin de “evitar todo este círculo vicioso del mal”, la Iglesia siempre ha propuesto un desarme real, compartido e integral, gestionado a través de un proceso multilateral internacional.
“Cualquier solución que busquemos para poner fin a la carrera armamentista que ha envuelto al mundo en los últimos años, requiere la conciencia y el compromiso de un diálogo real, franco y abierto, que no sólo es deseable, sino absolutamente necesario”, subraya.
Las armas del diálogo
Tras insistir en la capacidad humana de abrirse y reconocerse como portadores de la misma dignidad, el purpurado recuerda las palabras del Papa Francisco en el documento sobre la Fraternidad Humana y en numerosas ocasiones en las que aboga por procesos de encuentro que construyan: “¡Armemos a nuestros hijos con las armas del diálogo! ¡Enseñémosles la buena batalla del encuentro!» (FT 217)”.
La invitación entonces es a las Conferencias episcopales, asociaciones laicas y religiosas, y cada cristiano a ser protagonista de este diálogo en primera persona, en su propia realidad, para construir puentes y una convivencia basada en el mutuo reconocimiento como hermanos e hijos del mismo Dios.
“Sólo a través de la verdadera cercanía a los que más sufren, reconociendo en ellos el rostro sufriente de Cristo, se puede entender el verdadero valor de la paz”, refiere Czerny.
Acompañar a las víctimas
En particular, el cardenal Czerny señala que el Santo Padre plantea que mirar y estar al lado de las víctimas de todos los lados es el camino para terminar la guerra y llenarnos de la fuerza del Espíritu para la reconciliación. Incluso, recuerda lo que el Papa dijo a los obispos en la misa realizada en Medellín durante su Viaje Apostólico a Colombia en septiembre de 2017: “Si quieren la reconciliación y el final de la guerra vayan a acompañar a las víctimas. Pongan sus manos sobre el cuerpo ensangrentado de su pueblo”.
Una alianza de futuro
Al concluir su videomensaje, el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, agradece la iniciativa de la «Alianza por el Desarme y la Justicia Social» y pone a disposición la colaboración del dicasterio para su trabajo futuro, tan importante y necesario.
“Este es en realidad un apreciable intento de dar vida a un proceso verdaderamente sinodal, pidiendo los aportes de toda la Iglesia de América Latina y difundir los principios, acciones y propuestas de la Iglesia relativas al desarme y la paz”, concluye.