Toda búsqueda sincera de sentido pasa de una situación existencial conocida, pero ya agotada en sus posibilidades, a otra de mayor plenitud que está aún por llegar. En la oscura travesía de soltar lo viejo y abrirse a lo nuevo, el viajero experimenta seguridades que se vienen abajo pero también descubre nuevas riquezas. San Juan de la Cruz vivió este proceso psicoespiritual –atravesó la negrura y a la vez la dicha– expresado en su símbolo más logrado: la noche oscura. Los escritos del santo carmelita destilan una singular y rica experiencia de búsqueda de unión con Dios. En ella se integra su penetrante sensibilidad de artista, que le hace percibir la hermosura de todo lo real. Estas páginas son un intento de abordar, como tema central, la noche sanjuanista, con el fin de iluminar las crisis espirituales del hombre de hoy.
«Toda noche oscura es una prueba iniciática que al principio asusta, pero que posibilita una transformación que de otra manera no se lograría alcanzar. Por eso la noche es también dichosa y amable».