Ciudad del Vaticano, (Vis).-Con motivo del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el Santo Padre pronunció un discurso en el Aula Pablo VI- el Papa a quien se debe la iniciativa- ante los Padres Sinodales. La introducción estuvo a cargo del Secretario General del Sínodo de los Obispos, cardenal Lorenzo Baldisseri, mientras el presidente de la Conferencia Episcopal de Austria y cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, presentó una relación conmemorativa.
Ofrecemos a continuación amplios extractos del discurso del Santo Padre cuyo tema central fue el significado e implicaciones de la palabra Sínodo , »Caminar juntos».
»Desde el Concilio Vaticano II a la actual Asamblea sinodal sobre la familia, hemos experimentado de forma cada vez más fuerte la necesidad y la belleza de caminar juntos…Debemos proseguir por este camino. El mundo en que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el potenciamiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión…En la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium he subrayado ….que »todo bautizado, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de evangelización y sería inadecuado pensar a un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados en el cual el resto del Pueblo fiel sería solamente receptivo de sus acciones»…Esta convicción me ha servido de guía cuando decidí que el Pueblo de Dios fuera consultado en la preparación de la doble cita sinodal sobre la familia…¿Cómo sería posible hablar de las familias sin interpelarlas, escuchando sus alegrías y sus esperanzas, sus dolores y sus angustias? ».
»Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar »es más que oír». Es una escucha recíproca en la que cada uno tiene algo que aprender. Pueblo fiel, Colegio Episcopal, Obispo de Roma: uno a la escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el »Espíritu de verdad»…El carácter sinodal, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos brinda el marco interpretativo más adecuado para comprender el ministerio jerárquico… En su interior nadie puede ser »elevado» por encima de los demás. Al contrario, en la Iglesia es necesario que alguno »se abaje» para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino»…Jesús constituyó la Iglesia poniendo en su cumbre al Colegio apostólico, en el que el apóstol Pedro es la »roca», aquel que debe »confirmar» a los hermanos en la fe . Pero en esta Iglesia, como en una pirámide invertida, la cima se encuentra debajo de la base. Por esto quienes ejercen la autoridad se llaman »ministros»: porque, según el significado originario de la palabra, son los más pequeños de todos.»
»En una Iglesia sinodal, el Sínodo de los Obispos es sólo la manifestación más evidente de un dinamismo de comunión que inspira todas las decisiones eclesiales…El primer nivel de ejercicio de la sinodalidad se realiza en las Iglesias particulares…El Código de derecho canónico dedica amplio espacio a aquellos que usualmente se llaman los »organismos de comunión» de la Iglesia particular:…Tales instrumentos, que algunas veces proceden con cansancio, deben ser valorizados como ocasión de escucha y de participación..El segundo nivel es el de las Provincias y de las Regiones Eclesiásticas, de los Consejos Particulares y, en modo especial, de las Conferencias Episcopales… En una Iglesia sinodal, como ya afirmé, »no es oportuno que el Papa sustituya a los Episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios». En este sentido, advierto la necesidad de proceder a una saludable descentralización…El último nivel es aquel de la Iglesia universal. Aquí el Sínodo de los Obispos, representando al episcopado católico, se transforma en expresión de la colegialidad episcopal al interno de una Iglesia toda sinodal».
»Estoy convencido de que, en una Iglesia sinodal, también el ejercicio del primado petrino recibirá mayor luz. El Papa no está, por sí mismo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como bautizado entre los bautizados y dentro del Colegio episcopal como obispo entre los obispos, llamado a la vez, como sucesor del apóstol Pedro- a guiar a la Iglesia de Roma, que preside en el amor a todas las iglesias…Mientras reitero la necesidad y la urgencia de pensar en »una conversión del papado»… Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva».
»Nuestra mirada se extiende también a la humanidad. Una Iglesia sinodal es como un estandarte levantado entre las naciones en un mundo que – aun invocando participación, solidaridad y transparencia en la administración de la cosa pública – a menudo entrega el destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder. Como Iglesia que «camina junto» a los hombres, partícipe de las dificultades de la historia, cultivamos el sueño de que el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad contribuyan a que la sociedad civil se edifique en la justicia y la fraternidad, generando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros».