Tras la invasión rusa, muchos ucranianos se sintieron abandonados. Pero además de la guerra, la solidaridad con el pueblo ucraniano estalló en Europa y en todo el mundo. El Papa promovió una jornada para estar cerca del sufrimiento de los ucranianos: «Dios está del lado de los que trabajan por la paz, no de los que usan la violencia».
Ciudad del Vaticano, 28 de febrero 2022.- Muchos ucranianos se han sentido abandonados en estos dramáticos días. No quieren oír hablar del «precio del gas», porque se sienten vendidos. Saben que una intervención externa podría desencadenar un conflicto mucho mayor, devastador para el mundo. El presidente bielorruso Lukashenko ha dicho que incluso las sanciones podrían empujar a Putin hacia una guerra nuclear. Un escenario que no querríamos ni siquiera pensar.
Pero ante el ataque ruso y las amenazas de pesadilla, la solidaridad crece. La invasión de un país libre ha unido a Europa como nunca antes. Europa, tan dividida en tantas cuestiones, nunca ha estado tan unida como hoy: está al lado del pueblo ucraniano. Los países vecinos han abierto sus fronteras a los refugiados: Polonia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, han abierto sus brazos. Otros países están dispuestos a acoger a los exiliados. En Europa y en otros continentes se están produciendo manifestaciones e iniciativas por la paz y la solidaridad con Ucrania.
Las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y Cáritas se han movilizado para enviar ayuda humanitaria de todas las formas posibles. El Presidente Zelenskyi dijo que el pueblo ucraniano siente el apoyo del Papa. En el Ángelus, Francisco reiteró el llamamiento a silenciar las armas, dijo que «Dios está del lado de los que trabajan por la paz, no de los que usan la violencia» y que «la gente común quiere la paz». Hay mucha solidaridad ante las imágenes de niños, mujeres y ancianos, que huyen a pie o están encerrados en refugios para rezar con rostros consternados o están junto a los caídos. Ahora hay esperanza en las negociaciones.
Hay tanta cercanía hacia los ucranianos. Un pueblo que quiere la paz y que ha sufrido mucho. En los años 30, Stalin los hizo pasar hambre porque se resistían a las políticas soviéticas: varios millones de ucranianos murieron por la carestía. Se trata de un exterminio poco conocido, el Holomodor, la aniquilación de un pueblo por inanición.
Muchos rusos se avergüenzan de la invasión. Los medios de comunicación progubernamentales la llaman «operación militar» o intervención de «liberación» o «desnazificación». Hay muchos rusos que lo creen. Pero muchos rusos se manifiestan a favor de la paz, en contra del ataque. Muchos han sido detenidos. Apoyemos a los rusos que están a favor de la paz. Apoyemos a los soldados rusos que no quieren disparar contra los ucranianos, tal vez con sus propias manos frente a un tanque. Ayudemos a los rusos que creen en esta guerra a entender dónde está el mal. Pero, sobre todo, no abandonemos a los ucranianos.
SERGIO CENTOFANTI
Imagen: Ucranianos huyen de la guerra