Hoy se celebra el Día Mundial de la Justicia Social de la ONU, que este año se centra en la superación de la economía sumergida en favor del empleo salarial.
Ciudad del Vaticano, 20 de febrero 2022.- Más del 60% de la población activa mundial – más de dos mil millones de hombres, mujeres y jóvenes – se gana la vida a través de la economía informal, es decir, sin percibir un salario. Una definición que abarca diversas situaciones, desde el autoconsumo familiar de lo producido hasta el trabajo clandestino o no declarado, pero que a nivel sistémico aumenta la pobreza y la desigualdad. La regularización del empleo es, de hecho, el tema del Día Internacional de la Justicia Social 2022, que se celebra cada 20 de febrero, desde 2007, por iniciativa de las Naciones Unidas.
El doble de riesgo de pobreza
Los trabajadores informales, se reitera en el comunicado de la ONU para esta jornada, a menudo carecen de cualquier forma de protección social y de todas aquellas prestaciones vinculadas al empleo, lo que les hace correr el doble de riesgo de pobreza que los trabajadores regulares. Además, los que entran en la economía informal no suelen hacerlo por elección, sino por falta de oportunidades en la llamada economía formal.
Compromiso de los Estados miembros
De acuerdo con una resolución de 2015 y con la Agenda 2030 del Secretario General de la ONU, se reafirma que los Estados miembros de la ONU deben comprometerse a promover la transición a la economía formal, avanzar en el trabajo digno, aumentar la productividad y la sostenibilidad de las empresas y ampliar la acción gubernamental en este ámbito, especialmente en tiempos de crisis.
El efecto del coronavirus
La pandemia de Covid-19 ha supuesto un duro golpe para el trabajo regular. En todos los países, especialmente en los más pobres, las restricciones a la circulación para frenar la propagación del coronavirus han reducido drásticamente las oportunidades de trabajo, incluidos los empleos ocasionales al aire libre o los relacionados con el flujo de turistas.
OIT: La crisis ofrece una oportunidad para una mayor justicia
«Es difícil pensar en un momento en el que el llamamiento a la justicia social haya sido más claro o mayor», reiteró Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo, en un mensaje de vídeo. «La crisis de Covid-19», de hecho, «ha exacerbado las desigualdades, tanto dentro de los países como entre ellos» y «quienes estaban en desventaja antes de la pandemia han sido los más afectados: los jóvenes, las mujeres, los trabajadores informales y migrantes, las pequeñas empresas».
Sin embargo, «nada de esto es inevitable» y la Jornada Mundial de la Justicia Social de 2022, subrayó Ryder, llega en un momento de recesión económica y laboral. Todo dependerá de las decisiones que tomen la política y los gobiernos, añade, «y eligiendo las medidas adecuadas podremos configurar la recuperación de la manera que queremos». «Necesitamos una respuesta que se centre en las personas. Una que promueva la justicia social para todos, al tiempo que proteja el planeta del que todos dependemos.
Mediante la aplicación de la protección social universal, la mejoría de la situación de los trabajadores y la sostenibilidad de las empresas, así como el fomento de una transición ecológica hacia una economía mundial con cero emisiones de carbono, «tendremos una rara oportunidad de dar forma a una recuperación que también ofrezca una mayor justicia social».
El Papa: las empresas deben respetar los derechos de los trabajadores
El papel de la política en la justicia social también fue reiterado recientemente por el Papa Francisco en su Mensaje para la 55ª Jornada Mundial de la Paz de 2022, desempeñando «un rol activo» y «promoviendo un justo equilibrio» entre ésta y la libertad económica y empresarial. «Hay que alentar, acoger y apoyar las iniciativas que, a todos los niveles, instan a las empresas a respetar los derechos humanos fundamentales de los trabajadores, sensibilizando no sólo a las instituciones, sino también a los consumidores, a la sociedad civil y a las empresas», reiteró el Pontífice: «Cuanto más conscientes sean de su papel social, más se convertirán en lugares donde se ejerce la dignidad humana, participando así a su vez en la construcción de la paz».
MICHELE RAVIART
Imagen: El trabajo no declarado crea una mayor desigualdad y pobreza