Ciudad del Vaticano (Vis).-El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz ha ilustrado en el Aula Nueva del Sínodo la encíclica »Laudato si» del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común.
El purpurado ha dado la bienvenida a los presentadores del documento: el Metropolitano de Pérgamo, John Zizioulas, en representación del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia ortodoxa, que habló sobre la teología y la espiritualidad, temas que abren y cierran la encíclica, el profesor John Schellnhuber, fundador y director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, como representante de las ciencias naturales con la que la encíclica entra en diálogo profundo y que ha sido nombrado recientemente miembro ordinario de la Academia Pontificia de las Ciencias; Carolyn Woo, presidenta de Catholic Relief Services, y ex-decana del Mendoza College of Business de la Universidad de Notre Dame, en representación de los sectores de la economía, las finanzas, los negocios y el comercio, cuyas respuestas a los grande retos ambientales son cruciales y Valeria Martano, maestra durante 20 años en las afueras de Roma, testigo de la degradación humana y medioambiental, así como de las «mejores prácticas» que son un signo de esperanza.
Ya ese abanico de personas evidencia que la encíclica, desde el principio, quiere establecer un diálogo con todos, sea con los individuos que con las organizaciones e instituciones que comparten la misma preocupación que el Papa, abordada desde diferentes perspectivas, en una situación mundial que las hace cada vez más entrelazadas y complementarias. »Este tipo de diálogo -dijo el cardenal Turkson- también ha sido parte del método de redacción que el Santo Padre ha utilizado para la encíclica. El Papa se ha basado en una amplia gama de contribuciones: muchas de las conferencias episcopales de todos los continentes…que figuran en el texto, así como de otras aportaciones que no están en él y a las que el Señor recompensará su generosidad y dedicación».
La encíclica toma su nombre de la invocación de San Francisco de Asís en el Cántico de las Criaturas: «Alabado seas mi Señor» . Una referencia que indica también la base sobre la que se asienta el documento: »la contemplación orante que nos invita a mirar al «pobrecillo de Asís» como fuente de inspiración y ejemplo por excelencia de la atención por lo que es débil, así como de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad».
»La humanidad, en su relación con el medio ambiente, se enfrenta a desafíos clave, que requieren también políticas adecuadas, por otra parte ya incluidas en la agenda internacional. Ciertamente »Laudato si»’, -finalizó el cardenal- puede y debe tener un impacto en estos procesos. Ya un rápido examen de su contenido demuestra que tiene una naturaleza magistral, pastoral y espiritual, cuyo alcance, amplitud y profundidad no pueden reducirse solamente al ámbito de las políticas ambientales».
Por su parte el Metropolitano John Zizioulas dedicó gran parte de su intervención al ecumenismo en ‘Laudato si’ y recordó que ya en 1989 el Patriarca Ecuménico Dimitrios publicó una encíclica dirigida a todos los cristianos y a las personas de buena voluntad advirtiendo de la seriedad de la cuestión ecológica y de sus implicaciones teológicas y espirituales y en ese mismo año se propuso dedicar el 1 de septiembre de cada año a rezar por el medio ambiente. Esa fecha es según el calendario ortodoxo el primer día del año eclesiástico y desde entonces los ortodoxos lo dedican al medio ambiente. »¿No podría convertirse en una fecha de oración por ese tema para todos los cristianos, marcando así un nuevo paso para el acercamiento entre todos?», propuso el Metropolitano.
»Creo que el significado de la encíclica papal »Laudato si» ,no se limita al tema de la ecología como tal -afirmó- Veo en él una importante dimensión ecuménica que plantea a todos los cristianos divididos una tarea común que deben enfrentar juntos. Vivimos en una época con problemas existenciales fundamentales que superan nuestras divisiones tradicionales y las relativizan casi hasta el punto de la extinción. Mirad, por ejemplo -dijo- lo que está sucediendo hoy en Medio Oriente: ¿Los que persiguen a los cristianos les preguntan a qué iglesia o a qué confesión pertenecen? La unidad de los cristianos en casos como éstos se realiza de hecho por la persecución y la sangre: es un ecumenismo del martirio».
»De una forma parecida la amenaza que representa para nosotros la crisis ecológica trasciende nuestras divisiones tradicionales. El peligro que enfrenta nuestra casa común, el planeta en que vivimos está descrito en la Encíclica de una forma que no deja dudas sobre el riesgo existencial al que nos enfrentamos. Este riesgo es común a todos nosotros, independientemente de nuestras identidades eclesiásticas o confesionales. Igualmente debe ser común nuestro esfuerzo para evitar las consecuencias catastróficas de la situación actual. La encíclica del Papa Francisco es un llamamiento a la unidad – la unidad en la oración por el medio ambiente, en el mismo Evangelio de la creación, en la conversión de nuestros corazones y nuestros estilos de vida para respetar y amar a todos y todo lo que nos ha dado Dios».
A continuación el profesor John Schellnhuber, puntualizó que desde el punto de vista de la tecnología conseguir energía limpia para todos es factible ya que de hecho, »está disponible en abundancia. Todo lo que tenemos que hacer es desarrollar los medios para recolectarla correctamente y administrar responsablemente nuestro consumo. Llevamos décadas y décadas trabajando en el desarrollo de un reactor de fusión increíblemente caro, mientras ya estamos bendecidos con uno que funciona perfectamente bien y es gratis para todos nosotros: el sol. La energía fotovoltaica, la energía eólica y de biomasa están, en última instancia,controladas por la luz solar. Estas nuevas tecnologías podrían abrir un potencial en los países pobres donde no existan redes para distribuir la electricidad producida por las centrales eléctricas centralizadas o donde los asentamientos están demasiado distantes uno del otro para que dicho sistema sea viable. Lo mismo que se ha incrementado el uso de teléfonos móviles sin el establecimiento previo de líneas fijas, los países en desarrollo podrían dejar atrás el período fósil y entrar en la era de la producción descentralizada de energía renovable sin desvíos».
»El cuidado de nuestro planeta, por lo tanto no tiene que convertirse en una tragedia pública -apuntó el profesor- Bien podría convertirse en la historia de una gran transformación, de una oportunidad aprovechada para superar las profundas desigualdades. Unas desigualdades que surgieron de la coincidencia geológica de la distribución regional de combustibles fósiles controlada por unos pocos y la explotación concomitante. Hoy en día, las consecuencias de nuestras acciones y el camino están claros. Es solamente una cuestión de en qué futuro elegimos creer y perseguir».
Carolyn Woo, la presidenta de Catholic Relief Services, y ex-decana del Mendoza College of Business de la Universidad de Notre Dame, como experta de economía y finanzas destacó en su intervención que invertir en sostenibilidad es otra oportunidad de ganar en los negocios ya que »numerosos estudios han proporcionado estimaciones de los costos astronómicos asociados a los desastres costeros como el aumento del nivel del agua, sequías y tormentas que asolan la producción agrícola, o la pérdida de la productividad debida a las crecientes oleadas de calor y a las enfermedades debidas a la contaminación… Además, las empresas pueden desempeñar un papel importante para ayudar a los clientes a convertirse en consumidores responsables. Diseño y producción que minimicen los residuos mediante la utilización de fuentes de energía renovables, el reciclado, la regeneración y la reutilización proporcionan nuevas oportunidades para las empresas y responsabilizan a los clientes».
»Esta encíclica ciertamente afirma el importante papel que tendrán que jugar los negocios- observó Woo- pero el Papa Francisco habla claramente cuando afirma que necesitamos alianzas entre los sectores público y privado, es decir, «la política y la economía en diálogo para la realización humana.» Dado que tanto los sectores públicos como los privados tienen el mismo objetivo, y se integran en la misma red interconectada de la vida, tienen que trabajar juntos en armonía. A veces para los negocios eso significa ser más tolerantes con las normas de regulación más estrictas, especialmente en el sector financiero. También significa que los negocios tienen que ponerse en línea con los nuevos objetivos de desarrollo sostenible y la necesidad de tomar medidas para combatir el cambio climático. A fin de cuentas, los negocios son una empresa humana y se deben esforzar por el desarrollo humano auténtico y el bien común».
Por último, la maestra Valeria Martano recordó que la ecología urbana, puesta en peligro por la contaminación, la escasez de servicios o el individualismo generalizado, es un reto para los cristianos. »En las periferias -subrayó- se vive mal, se acumulan rabia y sentimientos de exclusión. A muchos se les niega la dignidad de una casa (como a los gitanos) y a menudo somos testigos de la destrucción de los asentamientos precarios, sin ofrecer una alternativa. Los ancianos son »expulsados» de la estructura social en instituciones periféricas… Vemos la violencia en algunos barrios. Pero se puede ayudar a vivir mejor si se sale de la resignación del individualismo. Desde hace años , con la Comunidad de San Egidio, trabajamos para sustraer espacios a la contaminación… Partiendo de los más débiles -niños, ancianos, discapacitados- reconstruimos el tejido humano. Alrededor de los débiles se puede renovar el rostro de las periferias, descubriendo energías que renuevan la ecología humana».
»La encíclica -finalizó- nos invita a practicar el bien común: la ciudad y el medio ambiente son la casa común. A menudo vivimos itinerarios humanos fragmentados y contradictorios. Todo el mundo trata de salvarse a sí mismo en su propio rincón. Cada uno persigue su propio interés. Pero hay una »salvación comunitaria» que parte de la inclusión de los más débiles, precioso recurso de la ecología integral».