L’Osservatore Romano publica el llamamiento de las Naciones Unidas dirigido a la junta militar de Myanmar para poner fin a la violencia y resolver la crisis que ha costado la vida a más de 750 personas, entre ellas muchos niños.
Ciudad del Vaticano, 28 de abril 2021.- «El cese inmediato de la violencia en Myanmar es un primer paso imperativo para resolver una crisis que ya ha costado más de 750 vidas, incluidas las de niños pequeños, a manos de las fuerzas de seguridad.» Así lo afirmó Tom Andrews, relator especial de la ONU para los derechos humanos en el país asiático, en una carta dirigida a Min Aung Hlaing, jefe de la junta militar que tomó el poder en un golpe de Estado el 1 de febrero.
El representante de la ONU instó a la junta a comprometerse públicamente a respetar el derecho fundamental del pueblo de Myanmar a «expresar libremente sus ideas», incluidas las críticas a la junta, «sin temor a ser herido, asesinado o detenido arbitrariamente». Andrews también pidió a la Junta que «libere incondicionalmente a todos los presos políticos detenidos desde el 1 de febrero» y que «acepte inmediatamente una visita del enviado especial de la Asean que le permita acceder a todas las partes implicadas, incluidos el presidente de Myanmar, Win Myint, y la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi».
Mientras tanto, las protestas continúan: los manifestantes salieron a la calle el lunes contra el régimen militar. Los medios de comunicación se han restringido, con cortes nocturnos de Internet durante 70 días y una caída de la cobertura de los móviles.
Imagen: Protestas en Myanmar contra la Junta Militar