Según el Informe Global sobre la Educación Católica 2021, 62 millones de niños están matriculados en escuelas católicas en todo el mundo, y más de 6 millones de estudiantes matriculados en la educación superior católica. Las escuelas católicas están especialmente presentes en países de bajos ingresos y uno de cada siete estudiantes de la escuela primaria está en una escuela católica. Sin embargo, la pandemia amenaza la sostenibilidad de algunas escuelas y universidades, especialmente cuando no se benefician del apoyo estatal.
Ciudad del Vaticano, 13 de abril 2021.- La Conferencia de Provinciales en América Latina y El Caribe (CPAL), de la Compañía de Jesús, dio a conocer el Informe Mundial sobre la Educación Católica 2021. El Informe es producto de una serie de publicaciones que forman parte de la Iniciativa de Investigación Global de Educación Católica (CEGRI) de la Oficina Internacional de la Educación Católica (OICE). Cada año, el Informe proporciona un análisis de las principales tendencias que afectan a las escuelas y universidades católicas. Además, el informe está elaborado por un equipo de voluntarios y está copatrocinado por las cuatro organizaciones que representan la educación católica a nivel internacional: OIEC para escuelas, IFCU para universidades, OAMEC para ex alumnos y UMEC-WUCT para maestros.
Se han incrementado las matriculas en África
El tema del Informe Mundial sobre la Educación Católica 2021 es el pluralismo educativo, la pobreza en el aprendizaje y el derecho a la educación. Uno de los primeros puntos que destaca el Informe es que, durante las últimas cuatro décadas, la matrícula en las escuelas católicas ha crecido con especial rapidez en el continente africano, que ahora representa el 55,3% de todos los estudiantes de las escuelas primarias católicas en el mundo. A nivel mundial, según la clasificación de países del Banco Mundial, siete de cada diez estudiantes de escuelas primarias católicas viven en países de ingresos bajos y medianos bajos (40,9% en países de ingresos bajos y 29,7% en países de ingresos medios bajos). Por el contrario, las instituciones católicas de educación superior siguen concentradas en países de ingresos medios altos y altos, como es el caso de otras universidades.
La misión de la Iglesia de servir a los pobres
Otro aspecto que resalta el Informe es que, la Iglesia Católica está respondiendo a la creciente demanda de educación en el sur global. En el África subsahariana, el 11,0% de todos los estudiantes de primaria están en una escuela católica. En los países de bajos ingresos, la proporción es del 13,7%. El hecho de que las escuelas primarias católicas atiendan proporcionalmente a más estudiantes en países de bajos ingresos es una buena noticia para la misión de la Iglesia de servir a los pobres. Sin embargo, la escolarización no es suficiente: también debemos asegurarnos de que los niños estén aprendiendo. En los países de ingresos bajos y medianos, el 53% de todos los niños de 10 años no pueden entender un texto apropiado para su edad. Se necesitan esfuerzos en las escuelas católicas, así como en otras escuelas, para mejorar los resultados del aprendizaje. Esto es fundamental para la realización del derecho a la educación.
Es esencial garantizar el pluralismo educativo
Además de mejorar los resultados del aprendizaje, el Informe señala que también es esencial garantizar el pluralismo educativo. El artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “los padres tienen el derecho prioritario de elegir el tipo de educación que se les dará a sus hijos”, lo que exige el pluralismo educativo. El informe propone una nueva medida del pluralismo educativo, así como índices para medir el cumplimiento del derecho a la educación que tengan en cuenta el pluralismo. Las escuelas y universidades católicas contribuyen al derecho a la educación no solo a través de una educación de calidad, sino también aumentando el pluralismo educativo.
Educar hacia el humanismo fraterno
Asimismo, el Informe enfatiza que, las escuelas y universidades católicas tienen como objetivo educar hacia el humanismo fraterno. En este sentido, responden al llamado del Papa Francisco para un Pacto Mundial sobre Educación y buscan ubicar sus proyectos en una cultura de diálogo y en el espíritu de la aldea de la educación. Sin embargo, hoy en día, su capacidad para seguir respondiendo a las aspiraciones de estudiantes y padres se ve amenazada por la pandemia de Covid-19, especialmente en países donde no reciben apoyo del estado. En los Estados Unidos, la pandemia ha provocado la mayor reducción en la matrícula en las escuelas católicas K12 en cerca de 50 años.
Apoyar la educación católica en tiempos de crisis es esencial para proteger el pluralismo educativo. También tiene sentido económico. Las estimaciones para 38 países sugieren que las escuelas y universidades católicas generan ahorros presupuestarios anuales para estos estados de más de $ 100 mil millones (en paridad de poder adquisitivo). El costo a largo plazo de no apoyar a las escuelas y universidades católicas cuando necesitan apoyo puede ser mayor que el costo de brindar apoyo.