Con 82 proyectos.
(zenit – 19 junio 2020)-. Con motivo de la celebración del Día Mundial de los Refugiados, instituido por la ONU el 20 de junio, Manos Unidas ha difundido una nota sobre la situación de este problema y sobre los proyectos de desarrollo que lleva a cabo la organización en este ámbito.
La ONG de la Iglesia Católica destaca que, según la ONU, los conflictos, la persecución por diferentes motivos, la falta de libertad, el hambre y la pobreza, entre otros factores, fueron los motivos por los que, en el año 2019, en el mundo existieran ya cerca de 80 millones de personas desplazadas de sus lugares de residencia. De ellas, casi 30 millones son personas refugiadas.
En los años 2017-2019, Manos Unidas aprobó 82 proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de casi 600.000 personas desplazadas y refugiadas en África, Asia y América, por un importe superior a los 5,3 millones de euros.
En lo que va de 2020, Manos Unidas ha aprobado 12 proyectos para personas refugiadas y desplazadas, por un importe de 535.843 euros, de los cuales 6 se han puesto en marcha como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Proyectos de desarrollo
Por su labor de lucha contra el hambre y la pobreza de más de sesenta años, en Manos Unidas conocen y entienden los motivos por los que estas personas huyen dejando todo atrás.
“Levantarse cada día sin saber si tus hijos van a poder comer o, simplemente, levantarse sin saber si ese va a ser el último día que lo hagas, es motivo más que suficiente para plantearse el abandonar todo para salvar la vida”, África Marcitllach, coordinadora de proyectos de Manos Unidas en Oriente Medio, una de las zonas del mundo en las que, a día de hoy, el flujo migratorio es más elevado.
Una de las finalidades de los proyectos de desarrollo que lleva a cabo Manos Unidas es proporcionar a estas personas en sus países de origen las herramientas con las que poder hacer frente a su vida diaria. De este modo, pretenden evitar que se vean obligadas a abandonar sus comunidades, ya que “la pobreza y el hambre son el caldo de cultivo en el que proliferan los conflictos y en el que se alimentan los regímenes dictatoriales y totalitarios que los llevan a huir”.
Torturas en el desierto
Muchos de los migrantes procedentes del Este de África, fundamentalmente de Eritrea, Somalia y Sudan del Sur y que recalan en Tel Aviv, en Israel, tras atravesar el desierto del Sinaí, son víctimas de las mafias beduinas de traficantes de personas y sufren torturas.
“En septiembre de 2010 comenzaron a conocerse las atrocidades cometidas en el Sinaí por las mafias beduinas”. Entre el personal médico de la Clínica Abierta de la organización israelí Médicos por los Derechos Humanos (PHR en inglés) se encuentra la hermana Aziza, una religiosa eritrea que, ante la magnitud de las denuncias que escuchaba cada día, decidió documentarlas y hacerlas públicas.
“Desde entonces, miles de personas han contado sus historias al departamento médico, lo que está permitiendo conocer esta terrible situación y buscar soluciones a la misma”, explica Marcitllach.
Mujeres eritreas
Manos Unidas lleva años acompañando a estas personas a través de la organización israelí y apoyando los proyectos de la Asociación Kuchinate, que trabaja con mujeres eritreas solicitantes de asilo.
Estas mujeres no han superado los traumas psicológicos y de salud física derivados de la experiencia en el desierto: torturas, violaciones, palizas, embarazos… Al llegar a Israel, fueron detenidas en la frontera en instalaciones superpobladas. En Tel Aviv se encuentran, como solicitantes de asilo, sin acceso a los servicios básicos como atención médica, vivienda, educación, formación profesional o el empleo.
Por ellas, y gracias a la hermana Aziza y a un grupo de mujeres israelíes y de otras nacionalidades, surgió Kuchinate, que en tigriña, su idioma natal, significa, crochet. El programa para estas mujeres que desarrolla la ONG Kuchinate, “es único en su estilo”, ya que combina la ayuda psicológica con la ayuda económica, respetando las tradiciones y cultura propia de esos países: “Las mujeres se reúnen para hacer crochet, relacionarse, y recibir ayuda psicológica…”, apunta la representante de Manos Unidas.
Refugiados y coronavirus
Por otra parte, el comunicado de la ONG de la Iglesia subraya que las personas migrantes, desplazadas y refugiadas pertenecen a los colectivos de población más afectados por las consecuencias derivadas de la crisis del coronavirus.
“En Oriente Medio, normalmente son personas que viven en campos de refugiados y, sobre todo, en infraviviendas, donde no es posible mantener las distancias recomendadas por la OMS y donde las condiciones de higiene y sanitarias dejan mucho que desear”, explica Marcitllach.
Además, la mayoría de ellas realizan trabajos mal pagados en el sector informal por lo que, con las medidas de confinamiento, se han visto, de la noche a la mañana sin ingresos y sin ninguna red de ayuda o asistencia para socorrerles.
Solicitudes de ayuda
Manos Unidas ha trabajado desde el comienzo de la pandemia para dar respuesta a las solicitudes de ayuda de emergencia provenientes de los lugares en los que tenemos proyectos con personas refugiadas o desplazadas.
“Por ejemplo, hemos apoyado el trabajo de los maristas azules con la población Kurda en Siria y de los Fratelli, con personas sirias refugiadas en Líbano. La mayor parte de la ayuda ha consistido en la entrega de kits de comida y de productos de higiene para que estas personas pudieran hacer frente a la escasez provocada por el confinamiento”, indica Marcitllach.
También desde Kuchinate han solicitado ayuda a Manos Unidas para que 200 mujeres, “puedan, literalmente, comer mientras los puntos de venta de sus trabajos permanezcan cerrados y ningún miembro de la familia pueda aportar ingreso alguno”, concluye la coordinadora.
LARISSA I. LÓPEZ
Imagen de portada: Manos Unidas con refugiados
(Foto: (C) Manos Unidas)