Es la respuesta a las peticiones de ayuda que está recibiendo desde Asia, África y América para paliar las consecuencias de la crisis del coronavirus.
En estos dos meses, Manos Unidas ha aprobado 45 proyectos de emergencia para atender necesidades urgentes en el ámbito sanitario, de prevención, de alimentación, de higiene y de asistencia en derechos de casi 500.000 personas en de América, Asia y África.
Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas: “Estamos intentando dar respuesta a los retos que plantea esta crisis sin perder de vista cuatro conceptos que acompañan siempre nuestro proceder: cercanía, solidaridad, respeto y agilidad”.
“Las medidas de confinamiento y prevención, si bien parecen estar frenando el contagio por coronavirus, están impidiendo, también, a buena parte de la población mundial, sobre todo a los más vulnerables, hacer frente a sus necesidades diarias” (Clara Pardo)
Madrid, 14/05/2020.- Manos Unidas ha aprobado, ya, 45 proyectos de emergencia, por un importe cercano a los 1,2 millones de euros, destinados a dar respuesta a las peticiones de ayuda que la ONG recibe, diariamente, de sus socios locales en los países más pobres del mundo.
“Desde los primeros días de la pandemia, nuestra labor habitual se vio alterada y nos vimos obligados a apoyar iniciativas de emergencia dirigidas a las poblaciones con las que trabajamos. Sin embargo, entendimos la grave situación como ‘una circunstancia más’, es decir, una dificultad que se suma a las que ya sufrían las comunidades más vulnerables, que son a las que Manos Unidas acompaña desde desde hace 61 años”, asegura Clara Pardo, presidenta de la ONG.
Desde el comienzo de la crisis, Manos Unidas está trabajado para adaptar unos proyectos, dar prioridad a otros y para estudiar y apoyar en tiempo récord las solicitudes de emergencia recibidas. “Esta crisis nos está planteando retos que nunca hubiéramos imaginado, pero estamos intentando dar respuesta a esos retos sin perder de vista cuatro conceptos que acompañan siempre nuestro proceder: cercanía, solidaridad, respeto y agilidad”, asegura Pardo.
Ejemplos de emergencias
En esa línea se enmarcan emergencias como las aprobadas en Cabo Delgado, la provincia más castigada de Mozambique, donde la población vive bajo mínimos, y donde la situación de conflicto armado está produciendo cada vez más desplazados. Manos Unidas no podía ignorar las necesidades de 1.000 familias de desplazados y se les ha enviado más de 50.000 euros destinados a la compra de alimentos y material higiénico.
En Haití, en el área rural de Thomazea, el confinamiento está también causando graves problemas a las poblaciones campesinas, que practican la agricultura de subsistencia. Manos Unidas ha enviado 40.000 euros para comprar alimentos, insumos agrícolas y productos de higiene para 350 familias empobrecidas. Además, se les está apoyando en labores de prevención del contagio del virus y en la instalación de puntos de lavado de manos y desinfección de lugares públicos y hogares.
En India, en el estado de Madhya Pradesh, uno de los más pobres del país, Manos Unidas ha enviado fondos para producir, comprar y distribuir kits de comida, máscaras y productos desinfectantes para 1.750 familias, pertenecientes a grupos de riesgo: personas con discapacidad, ancianos, personas con sida y tuberculosis y enfermos en general.
Estos son solo algunos ejemplos del trabajo de emergencia que está llevando a cabo la Organización en estos meses y que se ha traducido en 14 proyectos de emergencia en Asia, 20 en África y 11 en América Latina, “aunque estas cifras se incrementan casi cada día y, vista la situación, auguramos que seguirán haciéndolo durante bastante tiempo”, asegura Clara Pardo.
Desde el primer momento, la ONG trabaja junto a sus socios locales para dar solución a las muchas dificultades a las que se enfrentan los colectivos de población más vulnerables por causa de la pandemia y por las medidas adoptadas por los gobiernos de muchos países para evitar la propagación del virus. “Unas medidas que, si bien parecen estar frenando el contagio por coronavirus, están impidiendo, también, a buena parte de la población mundial, sobre todo a los más vulnerables, hacer frente a sus necesidades diarias”, señala Pardo.
Al límite de la supervivencia
“La crisis ha puesto al límite de supervivencia a millones de personas que viven en países económicamente muy empobrecidos, cuyos estados pueden dar una respuesta muy limitada a estas necesidades o ni siquiera pueden dar respuesta”, lamenta la presidenta de Manos Unidas.
“La disyuntiva entre morir de COVID-19 o de hambre es algo que nunca, ningún ser humano, debería siquiera plantearse. Sin embargo, los mensajes que estamos recibiendo en Manos Unidas nos hacen plantearnos que esa disyuntiva es ya una realidad para millones de personas”, denuncia Pardo.
“Con solo un poco de empatía podemos darnos cuenta de lo que significa esta emergencia más allá de nuestras fronteras, entre los que menos tienen; donde el acceso al agua es una quimera para millones de personas, donde los sistemas de salud son solo accesibles para quienes pueden pagarlos y donde una parte de la población ya vivía diariamente con graves, gravísimas, dificultades económicas”, denuncia Clara Pardo.
La ONG considera que es urgente apoyar con medidas eficaces a estos países que “no pueden retroceder lo más mínimo en sus niveles de desarrollo ni en los logros alcanzados con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y con los actuales Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un paso atrás sería un desastre y un retroceso grande sería una catástrofe humana, económica, social y política que el mundo no puede permitirse”, advierte la presidenta de Manos Unidas.
“Por eso, Manos Unidas ha lanzado una campaña de emergencia. Pedimos la colaboración de todos porque, ahora, más que nunca, la ayuda a los países del Sur es vital para que ellos no se queden de nuevo atrás y puedan también recuperarse de la crisis que ha traído consigo la pandemia”, insiste Clara Pardo.
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India. Bihar. Jesuitas de Patna