Entrevista a P. Manuel Arroba, decano de la nueva sección en Madrid.
(ZENIT).- El prestigioso canonista Manuel Arroba Conde, especialista en derecho procesal, y juez del Tribunal de La Rota, es decano de la nueva sección de Madrid del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia.
El misionero claretiano participó en la presentación de la nueva sección del Instituto, celebrada el miércoles, 22 de enero de 2020, en el Seminario Conciliar de la capital española.
La sección de Madrid del Pontificio Instituto representa la nueva realidad académica cuya erección le había pedido el Papa Francisco al cardenal Carlos Osoro para alumbrar la reflexión sobre esta pastoral tras el Sínodo sobre la Familia de 2015 y la exhortación Amoris laetitia.
Arroba es presidente de la “Utriusque Iuris”, Instituto de la Pontificia Universidad Lateranense, participó en el Sínodo de Obispos celebrado en 2014 y de la decimocuarta asamblea ordinaria celebrada en 2015.
Entre las diferentes novedades que presenta la nueva sección en Madrid, el curso comienza con 16 profesores procedentes de cuatro universidades con presencia en la Iglesia de Madrid (San Dámaso, Comillas, Pontificia de Salamanca y Católica de Murcia, que se ocupará, además, de la gestión y administración).
Entrevista concedida por Manuel Arroba
en exclusiva a zenit
zenit: Los estatutos de la nueva sección del Instituto Juan Pablo II en Madrid fueron publicados en julio de 2019. ¿Qué tal se ha desarrollado el comienzo de curso en la nueva institución?
Un poco faticoso porque claro, poner en marcha con una orientación ya, digamos, estrictamente académica, lo que había… Se trata de un nuevo instituto, en realidad. No es exactamente una continuidad con el anterior. Fundamentalmente por el hecho de no proponer solamente una reflexión en Teología, sino en las ciencias del matrimonio y la familia, por tanto, pues en la economía, la política, la sociología, la psicología… Y claro, es un cambio de rumbo que requiere tiempo para pensar en los profesores, requiere también no correr para plantear las líneas de investigación, y después, sobre todo, en el traspaso material de las cosas, de los archivos, etc, en lo que siempre se tarda mucho. De hecho, el semestre lo hemos comenzado muy tarde, a mitad de noviembre y por eso se va a prolongar el primer semestre casi hasta marzo. Luego ya en el segundo semestre ampliamos el número de días en los que hay clase, de manera que se puedan terminar, razonablemente, que es cuando se suelen acabar los cursos, quizás un poquito más tarde, la última semana en la que vamos a tener un curso intensivo sobre el interés superior del menor.
zenit: ¿Hablamos de una renovación o de la fundación de una nueva sección del Instituto en Madrid?
Digamos que este primer año, la opción por parte del centro de Madrid ha sido la de dar prioridad a que tuvieran salida, académicamente reconocida, según las nuevas normas de la Iglesia, los alumnos que ya venían frecuentando este Instituto. Esa ha sido la opción para este año, pero ciertamente ha tenido que asumirse desde el principio lo que es, yo no lo llamaría una renovación, es una invención casi de nuevo, aunque sea, desde la inspiración de Juan Pablo II, de este planteamiento del que hablaba antes, que es un planteamiento, ante todo, en asegurar que la teología sea teología de la familia y no solo ni principalmente del matrimonio, y en segundo lugar, una interdisciplinariedad, por así decir, en lo que son los problemas familiares, con materias que, efectivamente, antes no existían.
Pero hemos hecho lo mejor posible, una especie de equivalencia, de manera que pudieran ser reconocidos, sino totalmente sin aumentar el peso académico lo que ya venían haciendo anteriormente. Por lo que se refiere a los profesores, esta opción ha consistido en servirse de profesores de las universidades pontificias ya presentes en Madrid. Es una opción que no está terminada, está delineada pero no está terminada todavía. Este primer semestre están trabajando dos profesores que ya estaban en la antigua gestión, y por el momento eso es lo que puedo decir con seguridad. Todavía está en marcha el perfeccionamiento último del grupo de profesores, pero la idea es que participen cuatro centros: San Dámaso, Comillas, Salamanca –que tiene aquí algunas secciones de Teología–, y la UCAM, a la que pertenecemos nosotros, que somos los de dedicación plena. Pero además de esto, va a haber profesores de las universidades civiles, uno o dos, y también de otros carismas presentes en la ciudad aunque no tuvieran una experiencia universitaria en estos centros, si no en otros. Además hay también algunas iniciativas que son de relaciones interuniversitarias, tanto de España, en Cataluña tenemos alguna universidad interesada en estar con nosotros, también centros o instituciones que tienen como objetivo la reflexión sobre la familia, sobre todo la reflexión sobre la familia, y de alguna incluso internacional, por ejemplo, ese curso de menores lo va a dar un profesor que es italiano pero que en realidad pertenece a la Universidad Católica de Sidney, por decir alguno. Este es el planteamiento, y queremos que sea lo más abierto posible.
Y como digo, la consecución del grado es grado de licenciatura eclesiástica, por tanto no son diplomas ni másteres, es un grado universitario al que pueden acceder incluso los que no han hecho el bachillerato en Teología, porque este era el problema anterior: la mayor parte de las veces se trataba de diplomas o másteres, lo que llaman títulos propios por ejemplos en las universidades civiles o en las católicas, ¿no? La razón era que no existía esta sección de ciencias del matrimonio y de la familia, a la que se puede acceder con otro tipo de estudios superiores que no sean teológicos.
zenit: ¿Cuál es el reto de la nueva sección del Instituto en Madrid para responder a las necesidades actuales de la familia, después del Sínodo sobre la familia y la posterior exhortación apostólica Amoris Laetitia?
Otro reto, muy unido a este, es el de tener la realidad de la familia como tal, en su globalidad e integralidad, como objeto de la reflexión. Es decir, no ocuparse tan primariamente, como decía anteriormente, de la relación conyugal, incluso de la sola dimensión moral de la relación conyugal, sino todo… desde el Derecho, las fragilidades de varios tipos que recaen sobre la familia, puedan ser objeto de reflexión y de propuesta alternativa. Las ciencias humanas que ahora se incorporan a la reflexión son principalmente la política, la sociológica, la jurídica…
El último reto es que a través de ese convencimiento de que el tema de la familia interesa a todos y sobre todo, desde este enfoque interdisciplinar, procurar establecer dinámicas de relación con la sociedad de mayor encuentro y menos desencuentro.
zenit: Usted reclama “superar la excesiva ‘matrimonialización’ del Derecho Eclesiástico en materia de familia”. ¿Qué quiere decir con esto?
Quiero decir que, por desgracia, la Teología, ya con el matrimonio ha tenido dificultades, –el sacramento del matrimonio fue reconocido muy tarde– ya ha sido difícil separarse en la Teología del Derecho Canónico. Y el Derecho Canónico está muy centrado en la relación de pareja anterior al matrimonio antes del consentimiento, que es ciertamente fundamental para enjuiciar ciertas situaciones, pero eso no quiere decir que se pueda marginar tanto o reducir a la mínima expresión el desarrollo de la convivencia por una parte y la comprensión del matrimonio como del fundamento de la familia, no solamente como una relación interpersonal. Entonces, eso lo que quiere decir, es que los canonistas, por ejemplo, tenemos que procurar entender la subjetividad canónica que tiene la familia. ¿Qué le corresponde a la familia, incluso como un derecho y un deber en el sistema legislativo eclesiástico? O está solo para lo que se le vaya ocurriendo al responsable pastoral de turno, por ejemplo, esta es una cosa sola.
zenit: ¿Esto se ha planteado en el nuevo plan de estudios?
En el plan de estudios tenemos una asignatura que es el derecho canónico de la familia.
ROSA DIE ALCOLEA
Imagen: Manuel Arroba, a la derecha
(Foto: © Misioneros Claretianos)