«Me parece extraordinario que este hombre sea nuestro Papa».
(ZENIT).- «Cuando pienso en el Papa Francisco, debo decir que la primera palabra que me viene a la mente es compasión», dice Martin Scorsese: «Me parece extraordinario que este hombre sea nuestro Papa. Es una bendición. Y considero que es una bendición haberle conocido».
«Lee las palabras del Santo Padre», invita, «te encuentras cara a cara con él y te das cuenta de que es un hombre que ve el fundamento espiritual de la Iglesia».
El célebre director concedió una entrevista a Andrea Monda, director de L’Osservatore Romano, el 9 de enero de 2020. Después de un encuentro en 2018, Martin Scorsese y el Papa Francisco se entrevistaron de nuevo el pasado 21 de octubre: «Reanudaron su conversación como dos viejos amigos que se entienden sobre la marcha, sin ningún esfuerzo», precisa Andrea Monda. Comenzaron «un diálogo sencillo y profundo que rápidamente se centró en el nombre de Dostoievski, una pasión compartida».
«Después de preguntarle sobre su esposa, continuó Monda, el Papa quiso saber más sobre su nueva película, The Irishman, y el director italo-americano explicó que se trataba de un film sobre el tiempo y la condición mortal, la amistad y la traición, el remordimiento y el arrepentimiento por el pasado.
«El camino de Cristo»
«Considero que el camino de Cristo es lo único que hace posible nuestra supervivencia», dijo Scorsese en su entrevista: «Es el único camino que veo para que la humanidad… pueda efectivamente cambiar y evolucionar, alejándose de la destrucción. Me refiero a esto no en un sentido cultural, sino en un sentido espiritual».
El director señaló que «las enseñanzas de Cristo» le habían dejado «una profunda impresión» desde «una edad temprana». Esto «es parte de lo que me formó», añadió, «lo que significa que es parte de lo que soy hoy».
«Para mí, esto nunca fue realmente una elección», continuó Scorsese. «Creo que no es tan fácil abandonar lo que ha sido formador desde un punto de vista espiritual en la propia vida, y cambiar tu fe como si estuvieras cambiando de ropa».
El realizador explicó que el tema de la espiritualidad «le había ocupado durante una gran parte» de su vida y que estaba «presente en la mayoría» de sus películas. Se trata de saber «cómo conciliar el mundo exterior de las circunstancias con el mundo interior de la fe», dijo: es una «cuestión que me acompaña desde siempre y que he abordado de diferentes maneras según los diferentes momentos de mi existencia».
La Iglesia, «una cuestión de espíritu»
Martin Scorsese afirmó que aunque la Iglesia Católica «es una vasta institución», «una tradición», «una empresa, una enorme organización», en su esencia «no es una cuestión de asuntos humanos o mundanos, sino una cuestión de espíritu». «Esta es la piedra, el fundamento -dijo-, la práctica y el seguimiento vivo del ejemplo de Cristo. El Papa Francisco repite esto y pide que lo reconozcamos».
«En la Iglesia», explicó Scorsese, «he aprendido de estos sacerdotes diocesanos de la calle que se puede ser duro por fuera y compasivo por dentro, y que la dureza es una manera de alimentar esa compasión – o, se podría decir, el mandamiento del amor de Jesús – dentro de nosotros. Es uno de los regalos más preciosos que he recibido».
El director cree que «la confesión es uno de los instrumentos espirituales más poderosos de que dispone la Iglesia»: «Es un examen auténtico de lo que eres, de todas tus dudas, miedos y transgresiones, y el mismo acto de confesión abre la puerta a otra posibilidad, la de volver a intentarlo». «Aunque no recibas la absolución, has abierto la puerta de todos modos».
MARINA DROUJININA