El Papa en el avión de vuelta de Asia.
(ZENIT).- “El uso de armas nucleares es inmoral, por eso debe ir en el Catecismo de la Iglesia Católica, y no sólo el uso, sino también la posesión, porque un accidente, o la locura de algún gobernante, la locura de uno puede destruir a la humanidad”, indicó el Papa Francisco.
Ayer, 26 de noviembre de 2019, en el vuelo de vuelta de Asia, tras 32º el viaje apostólico internacional del Santo Padre a Tailandia y Japón, el Pontífice, respondió a las preguntas de los periodistas en la habitual rueda de prensa.
Según la transcripción no oficial ofrecida por Vatican News, Francisco fue preguntado por el padre Makoto Yamamoto, del medio Catholic Shimbumsobre, sobre sus sentimientos en su visita a Nagasaki e Hiroshima.
Nagasaki
Este explicó que, aunque las dos ciudades sufrieron la bomba atómica, existe una diferencia entre ambas: “Nagasaki no solo ha tenido la bomba sino también a los cristianos. Nagasaki tiene raíces cristianas, el cristianismo es antiguo, la persecución de los cristianos estaba en todo Japón, pero en Nagasaki fue muy fuerte”.
Y relató que el secretario de la Nunciatura de Japón le regaló un facsímil de madera donde estaba escrito “buscado”: “¡se buscan cristianos! Si tú encuentras uno, denúncialo y tendrás mucho, si tú encuentras un sacerdote, denúncialo, y tendrás mucho”, recordó, y añadió que “esto golpea, han sido siglos de persecución, esto es un fenómeno cristiano que de alguna manera ‘relativiza’, en el buen sentido de la palabra, la bomba atómica”.
Hiroshima
Por su parte, el Obispo de Roma expuso que fue a Hiroshima exclusivamente para hacer memoria de la bomba atómica, “porque no es una ciudad cristiana como Nagasaki”, pero quiso ir a las dos porque “en ambas ha habido el desastre atómico”.
Para él, “Hiroshima ha sido una verdadera catequesis humana sobre la crueldad”, una experiencia “mucho más conmovedora”. Y, aunque no pudo ver el museo sobre la catástrofe por cuestión de tiempo, dice saber que allí existen “cartas de los jefes de Estado, de los generales que explicaban cómo se podía hacer un desastre mayor”.
La hipocresía de los “armamentistas”
Por otro lado, Jean-Marie Guénois, de Le Figaro, aludiendo a la definición ofrecida en este viaje por el Santo Padre sobre la “paz auténtica”, que “solo puede ser desarmada”, le planteó una pregunta sobre la cuestión de la legítima defensa y en torno a si existe la posibilidad de “una guerra justa” y de una encíclica dedicada a la no violencia.
En su respuesta, el Papa habló sobre “la hipocresía de los ‘armamentistas’”, esto es, “países cristianos, países europeos que hablan de paz y viven de las armas, esto es hipocresía, una palabra evangélica, Jesús la decía en el capítulo 23 de Mateo: debemos terminar con esta hipocresía”.
De este modo, dijo Francisco, es necesario tener “el valor de decir: ‘No puedo hablar de paz, porque mi economía gana mucho con las armas’” y propuso el buen ejemplo de un puerto en el que no dejaron pasar armas a Yemen. “La paz hoy es muy débil, pero no hay que desanimarse”, agregó.
Último recurso
Finalmente, el Papa Francisco afirmó que “la hipótesis de la legítima defensa permanece siempre, incluso en la teología moral debe ser contemplada, pero como último recurso. Último recurso con las armas. La legítima defensa debe hacerse con la diplomacia, con las mediaciones. Último recurso: legítima defensa con las armas. Pero subrayo: ¡último recurso!”.
“Estamos avanzando en un progreso ético que a mí me gusta, cuestionando todas estas cosas. Esto es bello porque dice que la humanidad también sigue adelante con el bien, no solo con el mal’”, concluyó.
LARISSA I. LÓPEZ
Imagen: Rueda de Prensa en el avión de vuelta de Japón,
26 de noviembre de 2019
(Foto: © Vatican Media)