El Papa ha denunciado con motivo del Día Mundial de la Alimentación un mundo donde rigen hábitos alimenticios injustos que hacen que en se acumule y se desperdicie «el pan de los pobres» al tiempo que ha considerado «cruel» que haya alimentos «para todos» y existan regiones en las que «la comida se desperdicia».
«No podemos olvidar que lo que acumulamos y desperdiciamos es el pan de los pobres», ha denunciado el Papa Francisco en un discurso dirigido al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, con motivo del Día Mundial de la Alimentación.
La FAO ha elegido como tema Nuestras acciones son nuestro futuro. Una dieta saludable para un mundo con #hambrecero. El Pontífice ha valorado que este lema debe ayudar «a no olvidar que hay quienes todavía se alimentan de una manera poco saludable».
«Resulta cruel, injusto y paradójico que, hoy en día, haya alimentos para todos y, sin embargo, no todos tengan acceso a ellos, o que existan regiones del mundo en las que la comida se desperdicia, se desecha, se consume en exceso o se dedican alimentos a otros fines que no son alimenticios», ha denunciado el Papa.
En este sentido, ha subrayado que «la lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque solo la ganancia a toda costa, relegando los alimentos a un mero producto de comercio, sujeto a la especulación financiera y distorsionando su valor cultural, social y marcadamente simbólico»
El Pontífice también ha hecho referencia a la Agenda de desarrollo sostenible cuyos objetivos deberían alcanzarse en 2030 según el calendario establecido por la ONU. Así, ha señalado que «a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas», esta agenda «sigue siendo un programa por realizar en muchas partes del mundo». El Papa ha manifestado a este respecto que en muchos lugares «la comida deja de ser medio de subsistencia para convertirse en cauce de destrucción personal».
Los informes de la FAO destacan que frente a los 820 millones de personas que pasan hambre, hay casi 700 millones que padecen sobrepeso y son víctimas de hábitos alimenticios inadecuados. Para el Papa estos datos «ya no son simplemente emblemas de la dieta de los pueblos de opulencia, sino que comienzan a habitar incluso en países de renta baja, donde se sigue comiendo poco y mal, copiando modelos alimenticios de las áreas desarrolladas».
También ha ahondando en la idea de que por causa de la malnutrición, «las patologías vinculadas a la opulencia pueden derivar tanto en un desequilibrio por exceso, cuyos resultados son a menudo la diabetes, enfermedades cardiovasculares y otras formas de enfermedades degenerativas, como en un desequilibrio por defecto, documentado por el creciente número de muertes por anorexia y bulimia».
Finalmente, ha puesto en valor el papel de la mujer en la industria agraria. «En el ámbito familiar, y gracias a la sensibilidad femenina y materna, se aprende a disfrutar el fruto de la tierra sin abusar de él y se descubren las mejores herramientas para difundir estilos de vida respetuosos del bien personal y colectivo», ha dicho.
Europa Press
(Foto: AFP-Georges Gobet)