«¿Cómo vivo mi vida de fe? ¿Pertenezco a la Iglesia universal, formada por buenos y malos, o a la ideología selectiva? ¿Adoro a Dios o a las formulaciones dogmáticas? ¿La fe en Dios que profeso me hace amigable o en cambio hostil hacia quien es diferente a mí?», se ha preguntado el Papa en la audiencia.
El Papa ha señalado que cuando se hiere «a otro miembro de la Iglesia» se daña a Cristo y ha invitado a los fieles a preguntarse si viven dentro «de la Iglesia universal» o en una «ideología selectiva» durante la audiencia general de este miércoles. «También los ideólogos que quieren la ‘pureza’ de la Iglesia golpean a Cristo», ha comentado de forma improvisada.
Francisco ha hecho estas consideraciones en plena plaza de San Pedro, durante la catequesis, cita que no ha querido suprimir y que ha mantenido a pesar de encontrarse en pleno Sínodo de los Obispos sobre la Región Panamazónica.
«¿Cómo vivo mi vida de fe? ¿Pertenezco a la Iglesia universal, formada por buenos y malos, o a la ideología selectiva? ¿Adoro a Dios o a las formulaciones dogmáticas? ¿La fe en Dios que profeso me hace amigable o en cambio hostil hacia quien es diferente a mí?», se ha preguntado el Papa en la audiencia.
El Pontífice se ha detenido en la figura de un joven llamado Saulo, que aprobó la muerte por lapidación de Esteban y, con la autorización del sumo sacerdote, perseguía a los cristianos, siendo intransigente con los que pensaban diferente a él.
Durante su catequesis, el Santo Padre ha arremetido contra las personas que son intolerantes contra los que no piensan igual que ellos y ha presentado al joven Pablo de Tarso como un «intransigente». De este modo, ha dicho que manifestaba intolerancia «hacia el que piensa de forma diferente a él, que trata en modo absoluto su propia identidad política o religiosa y reduce al prójimo a un potencial enemigo a combatir». En este sentido, ha remarcado que la religión «ideología social, religiosa y política».
Al final de la audiencia, el Papa ha hecho hincapié en cómo tras su encuentro personal con Cristo, Saulo «perdió la vista y pasó de ser un hombre fuerte e independiente a estar limitado y necesitado de los demás». Y ha manifestado que el bautismo fue para Saulo «el comienzo de una vida nueva, en la que se ve a sí mismo y a los demás según la mirada de Dios». Finalmente, ha recalcado que «los enemigos pasaron a ser amigos; y el ímpetu por perseguir a los que no pensaban como él, cambió en pasión por evangelizar, suscitando la fe en muchos corazones».
Europa press/Alfa y Omega
Foto: EFE/EPA/Fabio Frustaci