La asamblea de obispos de octubre recogerá «el sufrimiento de los pueblos más remotos por falta de sacerdotes que celebren la Eucaristía».
El Sínodo de la Amazonas planteará en octubre la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados. Así aparece en el punto 129 del Instrumento de Trabajo presentado este lunes en el Vaticano. «Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable».
En el documento –una síntesis de las consultas a las Iglesias locales, incluidos los cuestionarios enviados desde Roma–, se ha omitido el término de viri probati, figura existente en el cristianismo primitivo, cuando en algunos casos eran ordenados hombres casados de probada vida cristiana. La figura se recuperó en algún caso aislado durante la persecución comunista en la Europa del este. Sin embargo, al calor de los debates en los últimos meses, el término viri probati «se ha convertido casi en un mito», dijo el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, en la presentación del documento. Por este motivo, se ha optado por una fórmula más abierta.
El subsecretario del Sínodo, Fabio Babene, enfatizó que se trataría en todo caso de una respuesta a una problemática local. «De las consultas, emerge de forma muy profunda el sufrimiento de los pueblos más remotos por la falta de sacerdotes que celebren la Eucaristía. El Instrumentum laboris acoge ese sufrimiento recordando el principio de que la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía», argumentó.
Dicho lo cual, recordó las palabras del Papa a su regreso de Panamá, cuando, citando a Pablo VI, afirmó que preferiría «dar la vida antes que cambiar la ley del celibato». Y dejó claro que no pretender ir más allá de plantear esta posibilidad para «los sitios más remotos», como puede ser el Amazonas o algunas «islas del Pacífico».
No habrá debate sobre las diaconisas
La discusión, según Baldisseri, no afecta a la comprensión del sacerdocio católico. «No es una cuestión doctrinal, sino disciplinar», dijo, y recordó que la figura del cura casado existe ya en el rito oriental.
Cuestión distinta es el debate que se plantea al sínodo sobre «el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer». Baldisseri reconoció que «no se habla de diaconado femenino» debido a que, hace solo unas semanas, el Papa zanjó la cuestión, al menos temporalmente, al adelantar que la comisión creada para el estudio de este tema no ha encontrado todavía bases suficientes para avanzar en esa vía.
Sí se pide, en cualquier caso, revalorizar «la presencia femenina en las comunidades», de modo que «la mujeres tengan garantizado su liderazgo». También se anima a fortalecer «el protagonismo de los cristianos laicos y laicas».
Previamente, en el punto 127, se sugiere «reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden». Baldisseri reconoció que aquí hay «un problema de carácter doctrinal», y lo vinculó con un debate más amplio en la Iglesia sobre el ejercicio de la autoridad. Se han dado «pasos adelantes en el sentido de considerar ciertas funciones que no están ligadas al sacramento del orden», como el nombramiento del primer laico como prefecto de un dicasterio vaticano, el de Comunicaciones Sociales.
Ricardo Benjumea
(Foto: www.sinodoamazonico)