Durante la audiencia, Francisco ha instado a «redescubrir la belleza de dar testimonio del Resucitado, saliendo de actitudes autorreferenciales, renunciando a retener los dones de Dios y sin ceder a la mediocridad».
«No es lícito destruir la vida ni experimentar con ella». El Papa se ha mostrado claro en su defensa de la vida durante la audiencia general de este miércoles y ha pedido a los fieles que recen para que la vida humana sea «respetada siempre, testimoniando los valores del Evangelio en el ámbito de la familia».
El alegato de Francisco se ha producido durante su saludo a los peregrinos polacos con motivo de las 130 ‘Marchas por la vida’ convocadas por los obispos de Polonia el pasado domingo en 130 ciudades del país.
«Estamos llamados a defender la vida desde la concepción en el seno materno hasta la edad avanzada, cuando está marcada por la enfermedad y el sufrimiento», ha dicho el Santo Padre.
Sin actitudes referenciales
De alguna manera, el Papa también ha hablado de la vida y de la muerte en la audiencia previa. Concretamente, se ha referido a la resurrección de Cristo, con la que «comienza todo» y que es «fuente de una nueva vida». Bergoglio ha instado a «redescubrir la belleza de dar testimonio del Resucitado, saliendo de actitudes autorreferenciales, renunciar a retener los dones de Dios y sin ceder a la mediocridad».
Sobre la muerte, ha hablado de la de Judas, que se «quitó la vida aplastado por el remordimiento». Había comenzado antes a separarse de la comunión con el Señor y con los demás, ha subrayado Francisco, «a hacer las cosas solo, a aislarse, a aferrarse al dinero hasta el punto de instrumentalizar a los pobres, a perder de vista el horizonte de la gratuidad y de la entrega hasta permitir que el virus del orgullo infectase su mente y su corazón, transformándolo de amigo en enemigo y en guía de los que arrestaron a Jesús».
«Judas había recibido la gran gracia de formar parte del grupo de amigos íntimos de Jesús y de participar en su propio ministerio, pero en un momento dado pretendió salvarse la vida con el resultado de perderla». Los otros once, por el contrario, eligieron «la vida y la bendición» y se hicieron «responsables de que fluyese en la historia».
Unidad y comunión
Por otro lado, el suicidio de Judas provoca que el grupo de los doce apóstoles tenga que ser reconstituido, ha advertido Bergoglio, y «en este momento se inaugura la praxis del discernimiento comunitario, que consiste en ver la realidad con los ojos de Dios, en la perspectiva de la unidad y la comunión».
El Señor elige a Matías. «Así se reconstituye el cuerpo de los doce, signo de la comunión que supera las divisiones, el aislamiento, la mentalidad que absolutiza el espacio privado». Y este es «el primer testimonio que ofrecen los Apóstoles».
La reunificación del Colegio apostólico, ha concluido el Pontífice, «muestra cómo en el ADN de la comunidad cristiana hay unidad y libertad de uno mismo, que nos permite no tener miedo de la diversidad, no apegarnos a cosas y dones y convertirnos en mártires, es decir, testigos luminosos del Dios vivo y operativos en la historia».
Alfa y Omega
(Foto: REUTERS/Vatican Media)