El Papa ha comenzado en la audiencia general un nuevo ciclo de catequesis, que en las próximas semanas versarán sobre los Hechos de los Apóstoles y el Espíritu Santo: «El Espíritu Santo permite que entremos en una comunión personal con Dios y que participemos en su voluntad salvífica universal».
Cuando el Espíritu visita la palabra humana, ha afirmado el Papa durante la audiencia general de este miércoles, «se vuelve dinámica, como dinamita, que es capaz de encender corazones y hacer estallar patrones, resistencias y muros de división, abriendo nuevos caminos y expandiendo los límites del pueblo de Dios».
De igual modo, «la palabra de Dios es dinámica y eficaz; y a través del Espíritu Santo purifica la palabra humana, haciéndola portadora de vida, capaz de inflamar los corazones, derribar muros y abrir nuevas vías de entendimiento y de fraternidad».
Con este potente mensaje, Francisco ha dado comienzo a un nuevo ciclo de catequesis, que en las próximas semanas versarán sobre el los Hechos de los Apóstoles y que en esta primera alocución ha tratado sobre la palabra de Dios, la de los hombres y el Espíritu Santo.
El Bautismo y el protagonismo del Espíritu Santo
El Pontífice también ha destacado la figura del Espíritu Santo, que es «Aquel que da sonoridad vibrante e incisividad a nuestra frágil palabra humana»; es «a través del cual se generó el Hijo de Dios» y «gracias al cual [Jesús] escogió a sus apóstoles y quien les garantizó su perseverancia y fecundidad, como también hoy nos lo garantiza a nosotros».
En este punto el Santo Padre se ha referido al Bautismo, donde «el Espíritu Santo permite que entremos en una comunión personal con Dios y que participemos en su voluntad salvífica universal, adquiriendo la capacidad de pronunciar una palabra que sea limpia, libre, eficaz, llena de amor a Dios y a los demás».
Esperanza y oración
Por último, el Papa ha invitado a los fieles a vivir «el tiempo presente sin temor ante lo que acontecerá, porque Dios se manifiesta en el hoy de la historia y nos invita a reconocerle allí».
Para ello es clave, según Francisco, la oración: «Es a través de la oración que uno supera la soledad, la tentación, la sospecha y abre su corazón a la comunión», ha concluido.
J. C. de A.
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