Ante la presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y los ministros de Finanzas de varias naciones, el Papa alertó de la urgencia de actuar contra el cambio climático: «Hoy están aquí para reflexionar sobre cómo remediar esta profunda crisis causada por la confusión de nuestras cuentas morales con nuestras cuentas financieras».
La presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas y los ministros de Finanzas de varias naciones se dieron cita en el Vaticano, convocados por la Academia Pontificia de las Ciencias, para participar en el encuentro Cambio Climático y Nuevas Evidencias de la Ciencia, la Ingeniería y la Política. Y a todos ellos el Papa les espetó: «Usted está aquí para ayudar a detener una crisis que está llevando al mundo hacia el desastre. Hoy están aquí para reflexionar sobre cómo remediar esta profunda crisis causada por la confusión de nuestras cuentas morales con nuestras cuentas financieras».
En nuestro tiempo, continuó Francisco en tono grave, «parece que las ganancias y las pérdidas son más consideradas que las vidas y las muertes, y que los activos netos de una empresa tienen prioridad sobre el valor infinito de la humanidad».
Para darle la vuelta a la situación, el Pontífice reivindicó el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo sobre el Clima en la COP21 en París, y recordó la importancia y las implicaciones de alcanzar los objetivos fijados: «Es su responsabilidad, como líderes financieros de sus naciones, llevar a cabo y estimular acciones dirigidas a alcanzar las metas que sus gobiernos adoptaron hace cuatro años para el bien de la humanidad hoy y en el futuro. Se trata de una empresa fundamental. Debemos lograr lo que hemos acordado, porque de ello dependen la supervivencia y el bienestar».
Medidas concretas
Asimismo, el Papa de la Laudato si trazó una hoja de ruta que debería ser implementada de forma urgente, y que pasa por «poner fin a las emisiones de gases de efecto invernadero a mediados de siglo a más tardar. Las concentraciones de dióxido de carbono deben disminuir significativamente para garantizar la seguridad de nuestro hogar común. También han oído que esto se puede conseguir a bajo coste utilizando energía limpia y mejorando la eficiencia energética».
Por otro lado, el Santo Padre propuso cinco ideas para que alumbren todo el trabajo a realizar en este campo:
– Que apreciemos lo que es importante, no lo que es superfluo.
– Que corrijamos nuestras cuentas nacionales y las cuentas de nuestros asuntos para que no sigamos llevando a cabo las actividades que están destruyendo nuestro planeta.
– Que pongamos fin a la dependencia global de los combustibles fósiles.
– Que abramos un nuevo capítulo en energía limpia y segura, utilizando, por ejemplo, recursos renovables como el viento, el sol y el agua.
– Y, sobre todo, que actuemos con prudencia y responsabilidad en nuestras economías para satisfacer realmente las necesidades humanas, promover la dignidad humana, ayudar a los pobres y liberarnos de la idolatría del dinero que crea tanto sufrimiento.
J. C. de A.
Foto: EFE/Jorge Ortiz