El presidente de COMECE ha subrayado que los populismos «no son la respuesta a la crisis política», porque «proponen una identidad simple».También el Servicio Jesuita al Refugiado se ha felicitado en un comunicado por que «hay un amplio apoyo a lo largo de toda Europa para abrazar a los migrantes y refugiados».
El presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), monseñor Jean-Claude Hollerich, ha lamentado que «muchos católicos no han seguido al Papa» en sus llamamientos a la acogida de migrnates y solicitantes de asilo a la hora de elegir su voto en las elecciones europeas del pasado fin de semana. En vez de eso, han optado por partidos populistas y antiinmigración en países de mayoría católica como Italia, Hungría y Polonia. Sin embargo, ha subrayado al mismo tiempo que sin estas intervenciones «del Papa y de muchos obispos y parroquias el resultado habría sido peor».
De hecho, el también arzobispo de Luxemburgo, durante la presentación del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Migraciones, titulado No se trata solo de migrantes, resaltó tres aspectos positivos de los resultados: la mayor participación, la llamada al diálogo que supone el hecho de que populares y socialdemócratas hayan perdido la mayoría absoluta que sumaban desde hace 40 años, y que los partidos soberanistas y populistas, a pesar de su avance, solo han alcanzado una cuarta parte del hemiciclo (168 escaños), lo que no les permite obstaculizar la toma de decisiones.
En cuanto a los motivos que están detrás del apoyo de los católicos a los partidos populistas, y aludiendo al uso del rosario que hizo el vicepresidente italiano Matteo Salvini en un acto electoral, monseñor Hollerich planteó la hipótesis de que este movimiento se debe a que «a los católicos se los ha tomado poco en serio» en política.
«Su opinión no ha contado y por eso, si alguien muestra un rosario, la gente dice “finalmente hay un político que nos mira”», aunque –ha añadido– ni un rosario hace al católico ni una bandera al comunista. En este sentido, ha recomendado «considerar el voto católico y escuchar qué piensan y piden los ciudadanos católicos», para evitar que se dejen atraer por otras propuestas.
En relación con la situación italiana, en una entrevista con la agencia Sir, de la Conferencia Episcopal del país, monseñor Hollerich alude también a que «el Acuerdo de Dublín dejó a Italia y Grecia solas para enfrentarse» a las oleadas migratorias, algo que deberá evitarse en el futuro.
«El populismo no es la respuesta»
En la misma entrevista, el presidente de COMECE pide en la nueva legislatura europea «una política justa, ecológica y de justicia social al servicio de todos los ciudadanos europeos», además de «transparente», para que «la gente pueda ver, seguir y confiar en las instituciones de la UE».
Para el presidente de COMECE, los populismos «no son la respuesta a la crisis política», como ha quedado demostrado por los desiguales resultados de estos partidos en distintos países. Y no lo es porque «proponen una identidad simple, mientras que las ciencias sociológicas dicen que esta es algo extremadamente complejo y en constante cambio».
En este sentido, el reto para Europa es «ser capaz de desarrollar la parte europea de la propia identidad sin negar la del otro, porque Europa no es la negación de las naciones, sino una unión».
«Europa es hogar de todas las nacionalidades»
También el Servicio Jesuita al Refugiado (JRS, por sus siglas en inglés) ha felicitado a los ciudadanos europeos por su «poder para rechazar una versión de Europa encerrada en sí misma, nacionalista y anti-inmigrantes». Así ha saludado la organización
«Hemos dado –asegura el JRS en un comunicado hecho público este lunes– una señal fuerte de que Europa es hogar de gente de todas las nacionalidades, a pesar de los esfuerzos de algunos de socavar las premisas del proyecto europeo: la hospitalidad, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos». La entidad cree que los resultados «demuestran que hay un amplio apoyo a lo largo de toda Europa a abrazar a los migrantes y refugiados en nuestras sociedades».
Los proeuropeos tendrán que trabajar juntos
Sin embargo, la organización jesuita recuerda que, aunque la extrema derecha haya sacado unos resultados peores de lo que se pronosticaba –se temía que, si llegaban a un tercio de los escaños, pudieran entorpecer la toma de decisiones–, «las ideas que traen al nuevo Parlamento Europeo pueden cambiar el paisaje político europeo en los años venideros».
No en vano, en países como Francia, Italia o Polonia (además del Reino Unido, cuya permanencia en el Parlamento Europeo queda sujeta a la ejecución del Brexit) han logrado importantes victorias.
Esto supone, en opinión del JRS, un peligro para la capacidad de Europa de defender a sus ciudadanos, así como a los migrantes y solicitantes de asilo. La nueva legislatura europea tiene sobre la mesa la tarea de retomar las negociaciones sobre la reforma del sistema de asilo, por lo que «las voces euroescépticas aún tendrán un impacto en la adopción de políticas de asilo humanitarias y basadas en la solidaridad», tanto a nivel europeo como en los estados miembros.
Por ello, la entidad pide a todos los partidos proeuropeos que trabajen juntos «y construyan alianzas fuertes por la causa de una Europa inclusiva. Es la forma de invalidar las políticas xenófobas que intentarán desmantelar la capacidad de la UE de proteger y acoger a todos».
Hará falta además –continúa el comunicado– introducir más matices en las negociaciones. Por ello, piden que se tenga en cuenta a todas las partes interesadas y a las organizaciones de la sociedad civil, sobre todo para enriquecer la política europea con su experiencia y buenas prácticas.
«Una llamada a la conversión»
Además de analizar los resultados de las elecciones, durante la presentación del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de Migraciones, monseñor Hollerich ha calificado el documento del Papa de «una llamada a la conversión de la Iglesia en Europa, una llamada a leer los signos de los tiempos, a centrar nuestra atención no en las divisiones de nuestra Iglesia sino en vivir el Evangelio. Nos recuerda que la Iglesia está llamada a servir a la familia humana».
«Si no nos sentimos llamados a acoger, proteger, promover e integrar a la gente que llega a Europa por la migración, es un signo del materialismo en nuestros corazones».
En su intervención, el arzobispo de Luxemburgo ha recordado su reciente visita a un campo de refugiados de la isla de Lesbos acompañado del cardenal Krajewski, el limosnero pontificio. «Estos refugiados, atenazados por la desesperanza, están olvidados por Europa». El discernimiento que pide Francisco en su mensaje «no es posible sin ver sus caras y oír sus voces».
Por ello, el presidente de COMECE ha sugerido que las diócesis intenten llegar a acuerdos con sus gobiernos para abrir corredores humanitarios. «Podría ser el comienzo de un discernimiento común, un verdadero proceso sinodal para una verdadera reforma de nuestra Iglesia».
Alfa y Omega
(Foto: EFE/EPA/Olivier Hoslet)