“Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia”, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Amigos del Museo del Prado, investiga el valor artístico del primer Renacimiento florentino, en torno a 1420 y 1430, con especial atención a la figura de Fra Angelico, uno de los grandes maestros de este período.
Esta exposición, en la que participan más de 40 prestadores de Europa y América, gravita alrededor de La Anunciación del Museo del Prado, que se exhibe ahora en toda su plenitud tras su reciente restauración. Junto a ella se pueden contemplar la Virgen de la Granada, incorporada a la colección del Prado en 2016, y otras 40 obras de Fra Angelico, así como de otros pintores contemporáneos como Masaccio, Masolino o Filippo Lippi, y de escultores como Donatello o Ghiberti, hasta un total de 82 obras.
Comisariada por Carl Brandon Strehlke, Conservador Emérito del Philadelphia Museum of Art, reconocido experto en Fra Angelico y otros maestros del Renacimiento florentino, esta exposición se podrá visitar en las salas C y D del edificio Jerónimos hasta el próximo 15 de septiembre.
Fra Angelico se formó como pintor en una Florencia en la que los encargos públicos de escultura y arquitectura conseguidos por Brunelleschi, Donatello y Ghiberti hicieron que se volviera la vista a la Antigüedad clásica en busca de inspiración. Aunque fue aprendiz en el taller del benedictino Lorenzo Monaco, quien cultivaba un estilo gótico refinado y elegante, Fra Angelico se entregó sin reservas al nuevo lenguaje artístico y, al igual que su maestro Monaco, ingresó en una institución religiosa, San Domenico de Fiésole, convento en el que tomó los hábitos. Su condición de fraile no le impidió colaborar con otros artistas y mantener un gran talle 2 2 proveía de pinturas tanto a iglesias como a importantes mecenas de la ciudad y fuera de ella.
Entre los retablos que pintó para su convento estaba el de la Anunciación del Museo del Prado, eje de esta exposición, en la que se demuestra su activa participación en el renacimiento de las artes que se produjo en Florencia, pues junto a Masaccio, más joven que él, inventó una nueva manera de ver que dominaría el arte occidental hasta la época moderna.
Datada a mediados de la década de 1420, La Anunciación es el primer altar florentino de estilo renacentista en el que se utiliza la perspectiva para organizar el espacio y en el que las arquerías góticas se abandonan a favor de formas más ortogonales, de acuerdo con las consignas preconizadas por Brunelleschi. Debido a su condición de fraile, su capacidad para manejar la luz, el espacio en perspectiva y la narración se ha visto a menudo eclipsada por sus méritos como pintor teológico.
Este retablo llegó a España en 1611, siendo probablemente la primera pintura suya en abandonar Italia, mientras que la Virgen de la granada fue adquirida por el XIV duque de Alba en 1817, cuando se estaba redescubriendo el valor artístico del primer Renacimiento florentino. Se entrelazan así en esta exposición dos relatos: Florencia vista por Fra Angelico y Fra Angelico visto con ojos españoles.
Catálogo de la exposición
Fra Angelico, uno de los grandes maestros del Renacimiento florentino, nació cuando estaba a punto de iniciarse el siglo xv. Hacia 1420, siendo ya un pintor formado, tomó los hábitos de la orden Dominica. Por esa condición suya de religioso los historiadores del arte le han tratado muchas veces como una figura al margen de sus contemporáneos. En este catálogo se sostiene en cambio que participó plenamente de los movimientos artísticos, políticos y sociales de su época, y que su obra se encuentra a la altura de las de Brunelleschi, Ghiberti, Donatello, Masaccio, Uccello y Filippo Lippi, artistas todos ellos que también están presentes en este volumen. Estos grandes maestros florentinos inventaron nuevas maneras de hacer arquitectura, de construir el espacio mediante la perspectiva y de representar la figura humana en la escultura y la pintura.
El autor de este libro generosamente ilustrado, que contiene dos ensayos sobre la Florencia de la época vista por Fra Angelico y sobre su obra vista desde España, es 3 3 Carl Brandon Strehlke, al que se deben numerosos estudios sobre los maestros renacentistas del siglo xv. Ana González Mozo, experta en las técnicas pictóricas italianas, se ha centrado por su parte en los hallazgos que ha ofrecido el estudio técnico del retablo de la Anunciación, y en su importancia para conocer mejor el proceso creativo de una obra del Renacimiento.
256 páginas, 24 x 30 cm
Rústica, castellano e inglés
PVP: 28 euros
Documental. Sala D
La Anunciación de Fra Angelico. El arte de la contemplación
Con motivo de la restauración y la investigación realizada en torno a la obra maestra del dominico, el Museo del Prado ha producido el documental “La Anunciación de Fra Angelico. El arte de la contemplación”.
Habiéndose filmado en diferentes escenarios de Florencia como los conventos de San Marco y San Domenico (Fiésole), además de en las instalaciones del Museo del Prado, la pieza apuesta por una experiencia visual que acerque a los visitantes del Museo tanto al proceso creativo del artista como al modo en el que ha sido revelado por los profesionales del Taller de Restauración y del Gabinete Técnico.
El corto de 23 minutos de duración en versión bilingüe español/inglés subtitulada se proyectará en la sala D en las mismas fechas de la exposición.
La exposición
Título: “Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia”
Lugar: Museo Nacional del Prado, edificio Jerónimos. Salas C y D.
Fechas exposición: 28 de mayo – 15 de septiembre de 2019
Comisario: Carl Brandon Strehlke,
Conservador Emérito del Philadelphia Museum of Art
Organizada por: Museo Nacional del Prado con el patrocinio de la Fundación Amigos del Museo del Prado
SALA 1
Se desconoce la fecha de nacimiento de Fra Angelico, cuyo nombre real era Guido di Pietro. Hacia 1408-10 entró como aprendiz en el taller de Lorenzo Monaco, donde asimiló enseguida la forma de imitar el elegante estilo gótico de su maestro, quien a su vez lo había aprendido de Agnolo Gaddi. Al mismo tiempo que se convertía en el más valioso colaborador de Monaco, la pintura florentina –incluida la de Starnina, que había trabajado en España más o menos una docena de años– estaba cambiando por la influencia del proyecto en el que por entonces estaba trabajando Ghiberti, los relieves en bronce para las puertas del baptisterio. Que Fra Angelico estaba finalmente emprendiendo un camino personal lo demuestra un documento de 1417 en el que se recoge su afiliación a una hermandad religiosa en la que figuraba como pintor de profesión. Hay también algunos indicios de que se estableció con un taller propio antes de profesar, hacia 1420, en el convento de San Domenico de Fiésole, donde tomó el nombre de Fra Giovanni. Fra Angelico es el apodo que se le puso después de su muerte por haber destacado como pintor religioso.
SALA 2
En las primeras décadas del siglo XV Florencia era un hervidero de nuevo arte público. Ghiberti estaba trabajando en las puertas del baptisterio, y Brunelleschi en la cúpula de la catedral, así como en los proyectos del hospital de los Innocenti y la iglesia de San Lorenzo. La escultura monumental conquistaba espacios en la catedral, el campanile y Orsanmichele. La excitación que todo ello provocaba se ilustra aquí en los relieves de terracota de Donatello, destinados a residencias privadas. Fra Angelico estaba muy al tanto de lo que sucedía a su alrededor, y sus primeros cuadros independientes de la Virgen con el Niño indican que había estudiado aquellas obras. Por otra parte, sus Historias de los padres del desierto son una reinterpretación de otra pintura anterior, que probablemente estaba en Santa Maria Novella, donde residió durante más de un año el nuevo pontífice, Martín V, lo que hizo de Florencia un verdadero centro internacional de las artes y de los estudios humanistas.
SALA 3
Influido por la nueva energía de la vida religiosa en Italia durante el pontificado de Martín V, quien unificó la Iglesia tras décadas de papas rivales, Fra Angelico ingresó en el reformista convento dominico de Fiésole. Es posible que las cinco tablas de la parte inferior del retablo mayor de su iglesia las pintara una vez terminado el noviciado, en el que tuvo que memorizar los Salmos y otros textos litúrgicos. Pero el nuevo fraile no perdió el contacto con el mundo artístico florentino. Se enteró de que a finales de la década de 1420 había llegado a la ciudad el pintor más famoso de Italia, Gentile da Fabriano, cuyas suaves carnaciones, delicado empleo ornamental del oro e interés por la forma en que la luz cae sobre las figuras y los objetos tuvieron una profunda influencia sobre nuestro artista. Este se benefició también de sus conversaciones con Lorenzo Ghiberti, quien afirma en su autobiografía que facilitaba a los pintores modelos en cera y arcilla.
SALA 4
La riqueza de Florencia dependía de su banca y de su industria textil. Los pintores respondieron rápidamente a los nuevos terciopelos florentinos, con hilos de oro y plata, que se exportaban a toda Europa. Sobre todo Fra Angelico y Masolino tendieron a recogerlos en sus obras. Análogamente, en la década de 1420, la escultura admitió el color, y la viva interacción entre la Virgen y el Niño cobró más protagonismo al policromarse los relieves de terracota.
SALA 5
El retablo de la Anunciación del Prado, uno de los tres que pintó Fra Angelico para San Domenico de Fiésole, se instaló en el cancel (elemento arquitectónico en el lado del Evangelio del altar) que dividía la zona de los frailes de la de los fieles. Aquí se exponen por separado la escena principal y la predela, que se compone de cinco escenas. Lo acompañan otras obras casi coetáneas, entre ellas el vigoroso San Pablo de su colega Masaccio, con el que intercambiaba ideas constantemente. En un ejemplo de la Europa del norte, la Anunciación de Robert Campin, se emplea el simbolismo arquitectónico para indicar la transición entre la ley hebrea y la llegada del cristianismo. Del mismo modo que Campin recurrió a los edificios góticos de su época, Fra Angelico se basó para la casa de la Virgen en la arquitectura florentina contemporánea, con precisas representaciones de las plantas en el jardín que recuerdan a los tratados de botánica tardomedievales. El retablo de Fra Angelico estaba en el centro de ceremonias litúrgicas diarias como la que se ve en el cuadro de Berruguete sobre la aparición de la Virgen a una comunidad de dominicos.
SALA 6
La Florencia del Renacimiento tenía mucho de teatral. Los pintores respondían al espectáculo diario de sus procesiones, rituales y representaciones religiosas concibiendo sus composiciones como si estuvieran dirigiendo a actores en la escena. A veces se utilizaban pinturas como telones de fondo de determinadas ceremonias. El relicario de la Coronación de la Virgen que pintó Fra Angelico se llevaba hasta el altar mayor de Santa Maria Novella en las grandes festividades. El gran grupo de la Crucifixión en siluetas lo realizó para una organización juvenil en la que se recitaban las plegarias ante él. En los últimos años de la década de 1430 Fra Angelico pintó al fresco escenas similares en las celdas del reformista convento dominico de San Marco.
SALA 7
Algunas de las obras que se exponen en esta sala ponen de manifiesto la excelencia del Fra Angelico narrador de historias, pero como se puede apreciar en otras pinturas su reputación posterior se basó en gran medida en su capacidad para crear imágenes dotadas de un profundo sentimiento religioso. Y eso es lo que trataron de imitar otros artistas como el italiano Antoniazzo Romano y el castellano Pedro Berruguete a finales del siglo XV. El tapiz que procede de la catedral de Zaragoza se realizó en la manufactura que creó en el Vaticano el papa Nicolás V, gran mecenas de Fra Angelico. Los tejedores venidos de la Europa septentrional emplearon todos sus conocimientos técnicos para traducir al medio textil las ideas de Fra Angelico. El paño fue adquirido por un clérigo español en Roma.
Fra Angelico
Vicchio di Mugello, Florencia, H. 1395 – Roma, 1455
Guido di Pietro se trasladó en fecha incierta a Florencia con su hermano Benedetto, ingresando ambos en el taller de manuscritos de la parroquia de San Miguel Visdomini. Benedetto se formó como copista, y Guido como iluminador, lo que explica su ulterior maestría en obras de pequeño formato. En 1417 figuraba como pintor y ciudadano florentino en la Confraternidad de San Nicolás de Bari, y en 1418 cobraba por un retablo desaparecido para San Esteban del Puente en Florencia. En 7 7 1423 había profesado ya como dominico en el convento observante de Santo Domingo en Fiesole y tomado el nombre de Fra Giovanni da Fiesole.
El nombre de Fra Angelico, como ha pasado a la historia, aparece por primera vez catorce años después de su muerte en referencia a su profunda espiritualidad, ampliamente destacada por su primer biógrafo, Antonio Manetti, hacia 1494-1497. Entre 1420 y 1432 Fra Angelico compaginó la iluminación (Misal, Ms. 558, Museo di San Marco, Florencia) con obras de altar para Santo Domingo y otras fundaciones de la orden, aplicando a éstas el preciosismo y delicadeza de la miniatura, como se aprecia en La Anunciación (Prado) o La Coronación de la Virgen (Musée du Louvre, París). Realizadas en un momento crucial para el arte florentino, estas obras delatan la confluencia en Angelico de muy variadas influencias, desde el gótico internacional de Lorenzo Monaco -en cuyo entorno cabría situar su primera formación- al arte «revolucionario» de Masaccio, sin olvidar el elegante y refinado artificio de Gentile da Fabriano. El año 1432 marcó un punto de inflexión en su carrera, al pintar para el Arte de’Linaiuoli un tríptico cuya tabla central, de grandes dimensiones, muestra a la Virgen con el Niño entronizados (Museo di San Marco, Florencia).
Acabado en 1436, el tríptico señala la madurez artística de Angelico y su rotunda decantación por las propuestas más avanzadas, curiosamente representadas por artistas de la generación anterior; de hecho, su concepción espacial y la monumentalidad de las figuras lo aproximan más a Masaccio (fallecido en 1428) y a escultores como Ghiberti (1378- 1455) que a sus colegas coetáneos. El tríptico Linaiuoli suscitó el interés de dos poderosos patronos rivales: Palla Strozzi, para quien pintó una Deposición (Museo di San Marco, Florencia), y Cosme de Médicis, que le encargó la decoración del convento de San Marcos en Florencia, un proyecto colosal que realizó entre 1440 y 1445 y que comprendía tanto los altares como la pintura al fresco de las principales estancias del edificio, incluyendo cuarenta y tres celdas. Esta enorme tarea solo pudo llevarse a cabo gracias a la existencia, perceptible ya desde inicios de la década de 1430, de un amplio y bien organizado taller entre cuyos miembros figuraría Benozzo Gozzoli, su discípulo más destacado.
Con la elección como papa en 1446, con el nombre de Eugenio IV, de Antonio Pierozzi, antiguo prior de San Marcos, Fra Angelico se trasladó a Roma, donde estuvo pintando durante cuatro años en el Vaticano. Solo se conserva uno de sus trabajos romanos: el ciclo de frescos con las vidas de san Esteban y san Lorenzo en la capilla privada de Nicolás V (1448-1449), que evidencia su profunda asimilación de la obra de Masaccio en la capilla Brancacci (Santa María del Carmen, Florencia). Tras una breve estancia en Orvieto, regresó en 1450 a Florencia para asumir el priorato de Santo Domingo en Fiesole, trabajando de nuevo para Cosme y Pedro de Médicis. Su último encargo fue la desaparecida decoración al fresco del claustro de Santa María sobre Minerva, principal fundación dominica en Roma, donde siguió un programa iconográfico concebido por fray Juan de Torquemada, a quien Fra Angelico conocía desde la estancia del prelado español en Florencia en la década de 1430. (Falomir, M.: Enciclopedia Museo Nacional del Prado, 2006, Tomo II, pp. 383-384).
Actividades complementarias
VISITAS Miércoles a las 11.00 y 17.00 h.
De junio a septiembre
Inscripción previa 15 minutos antes del comienzo de la actividad en el punto de encuentro de Educación.
CONFERENCIAS
29 de mayo a las 18.30 h
Viviendo con Fra Angelico
Carl Brandon Strehlke. Museo de Philadelphia
5 de junio de 2019
Famosus ultra omnes alios pictores ytalicos.
El Beato Angelico en Roma, pintor de papas y cardenales
Gerardo de Simome. Academia de Bellas Artes de Ferrara
8 de junio a las 18.30 h
Estrategias para la representación de Historias Sagradas
Ana González Mozo. Museo Nacional del Prado
15 de junio a las 18.30 h
La restauración de La Anunciación de Fra Angelico
Almudena Sánchez. Museo Nacional del Prado Auditorio.
Para asistir a las conferencias es necesario adquirir una entrada en las taquillas 1 y 2, desde 30 minutos antes del comienzo de la actividad.
ENCUENTRO
¿Fue Fra Angelico un revolucionario?
Escritores e historiadores del arte conversan sobre el fraile pintor
Con motivo de la exposición un selecto grupo de escritores e historiadores del arte de distintas nacionales debatirán en torno a la figura de este inteligente artista que supo aprovechar su arte para responder a la demanda de una variada clientela. Intervendrán Pietro Rocasecca, Álvaro Enrigue, Alfredo Sanzol y Carl Brandon Strehlke.
4 de junio a las 18.00 h Auditorio
Más información en www.museodelprado.es
Audioguías
La audioguía de la exposición “Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia” está disponible en 5 idiomas (castellano, inglés, francés, italiano y coreano). Incluye un audio introductorio y un total de 16 comentarios sobre obras.
El precio de alquiler es 3,50 €
(6,00 € audioguía combinada: exposición + colección permanente)
Régimen de acceso
La compra de entradas para la exposición puede efectuarse por internet (www.museodelprado.es) o en las taquillas del Museo al precio de 15 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas). La entrada permite la visita a la colección permanente, la exposición “Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia” y a las exposiciones temporales coincidentes con su calendario de apertura.
De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00 horas, todos los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de una reducción en el precio de la entrada individual que les corresponda, así los visitantes con tarifa general adquirirán una entrada reducida por importe de 7,50 euros y los colectivos con derecho a entrada reducida podrán adquirir la entrada con una reducción del 50%, es decir, a un precio de 3,75 euros
El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h., y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h (último acceso 30 minutos antes del cierre).
Imagen de portada: sala de la exposición
(Fotos: © Museo Nacional del Prado).