Ciudad del Vaticano, (VIS).-La imagen de una Iglesia que se ata el delantal y se inclina para servir a los hermanos en dificultad. Es la que da la FOCSIV, (Federación de Organismos Cristianos de Servicio Internacional de Voluntariado) cuando intenta conjugar el bagaje de la experiencia de sus miembros con el servicio a los pobres en consonancia con los valores del Evangelio. Partiendo de su identidad cristiana son «voluntarios en el mundo» y con proyectos de desarrollo quieren dar respuestas concretas al escándalo del hambre y las guerras. El Papa Francisco ha subrayado estas características recibiendo en el Aula Pablo VI a dos mil miembros de esa federación.
»Vuestra labor junto a los hombres y mujeres en dificultad son un anuncio vivo de la ternura de Cristo, que camina con la humanidad de todos los tiempos -afirmó el Papa- Hace mucha falta testimoniar el valor de la gratuidad: ¡los pobres no pueden convertirse en una ocasión de sacar beneficio! Hoy la pobreza ha cambiado de rostro y también entre los pobres hay gente con expectativas diferentes: aspiran a ser protagonistas, se organizan, y sobre todo practican esa solidaridad que existe entre los que sufren, entre los últimos. Estáis llamados a captar estos signos de los tiempos y convertiros en un instrumento al servicio del protagonismo de los pobres . Solidaridad con los pobres es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos en vez de apropiación de bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de un trabajo y una casa, la negación de los derechos sociales y laborales. La solidaridad es una forma de hacer historia con los pobres, evitando presuntas obras altruistas que reducen el otro a la pasividad».
Entre las principales causas de la pobreza Francisco no olvidó la de la existencia de un sistema económico que depreda la naturaleza. »Pienso, en particular en la deforestación, pero también en los desastres ambientales y en la pérdida de biodiversidad. Hay que reafirmar que la creación no es una propiedad de la que podemos disponer como nos plazca y mucho menos es propiedad sólo de unos pocos. La creación es un don maravilloso que Dios nos ha dado, para que la cuidemos y usemos para el beneficio de todos, con respeto. Os animo a continuar con vuestro compromiso para que la creación sigue siendo un patrimonio de todos para entregarlo en toda su belleza a las generaciones futuras».
Muchos de los países en que trabaja la FOCSIV están en guerra, de ahí que el Papa hiciese hincapié en que trabajar para el desarrollo de los pueblos, significa también cooperar para construir la paz, »intentando con perseverante tenacidad desarmar las mentes, acercar a las personas, construir puentes entre culturas y religiones» y la fe contribuye a hacerlo »también en los países más difíciles donde parece que la espiral de la violencia no deja el paso a la razón». La actividad de la Federación es también »un signo de paz y esperanza en los campos de refugiados, donde hay gente desesperada, rostros marcados por el abuso, niños que tienen hambre de comida, de libertad y de futuro.» ¡Cuántas personas en el mundo escapan de los horrores de la guerra! -exclamó el Pontífice- ¡Cuántas personas son perseguidas a causa de su fe, obligadas a abandonar sus casas, sus lugares de culto, sus tierras, sus afectos! ¡Cuántas vidas rotas! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción! Frente a todo esto, el discípulo de Cristo no retrocede, no vuelve la cara para mirar de otra parte: se hace cargo de esta humanidad doliente, con cercanía y acogida evangélica».
El Papa reiteró su preocupación por los migrantes y refugiados que »intentan dejarse a la espalda duras condiciones de vida y peligros de todo tipo» e insistió en la necesidad de la cooperación de todas las instancias, gubernamentales, institucionales, ONG y eclesiásticas para individuar formas de coexistencia armónica entre personas y culturas diversas. »Los movimientos migratorios -añadió- requieren modalidades de recepción adecuada que no dejen a los inmigrantes a merced del mar y de las bandas de traficantes sin escrúpulos. Al mismo tiempo, se necesita una colaboración activa entre los Estados, para regular y gestionar eficazmente estos fenómenos».
Por último, Francisco, dio las gracias a los voluntarios de la Federación que, durante más de cuarenta años, han demostrado ser »verdaderos testigos de caridad, operadores de paz, artífices de justicia y de solidaridad» y, animándoles a proseguir ese camino les invitó a encontrar tiempo cada día para encontrar personalmente a Dios en la oración. »Será -terminó- vuestra fortaleza en los momentos más difíciles, de desilusión, de soledad, de incomprensión».