«Cada día 150 enfermos, 175.000 al año, mueren con un sufrimiento intenso porque necesitan cuidados paliativos avanzados y no los reciben», denuncia el doctor Marcos Gómez Sancho, coordinador del Observatorio de Atención Médica al Final de la Vida de la Organización Médica Colegial. El 60 % de los enfermos que necesitan cuidados paliativos no tienen cáncer, sino insuficiencias de algún órgano o enfermedades neuromotoras degenerativas y de evolución lenta como la esclerosis, explica.
Los cuidados paliativos se han ido adaptando a este panorama cambiante. Pero queda mucho por hacer, tanto en cuanto a inversión como a mejorar la respuesta a estas nuevas realidades para atender de forma integral a todas las necesidades de cada enfermo y su familia.
Y estas realidades pasan por que «cada vez hay más enfermos crónicos complejos» o con enfermedades incapacitantes pero «supervivencias largas y problemas añadidos de todo tipo», además de familias más pequeñas. «Necesitan un modelo de atención distinto. Tiene que confluir con la atención a la dependencia»: cuidadores, ayudas económicas si un familiar deja de trabajar, ingresos en centros sociosanitarios… Pero aquí, en vez de sumarse las soluciones, se suman los problemas: además de los pacientes que mueren sufriendo por falta de paliativos, cada día 100 personas con dependencia fallecen sin haber recibido las ayudas a la dependencia a las que tenían derecho.
«Sí, va a hacer falta dinero, y mucho. La sociedad tiene que preguntarse qué estamos dispuestos a hacer. Lo urgente no es aprobar la eutanasia ni el suicidio asistido sino poner recursos». Gómez Sancho desconfía del discurso de que unos paliativos de calidad son compatibles con la eutanasia. «Esto no funciona así, porque la eutanasia se puede empezar a aplicar al día siguiente de su aprobación. Pero incluso si se aprobara una ley adecuada de paliativos, se tardarían años en formar a los profesionales, aprobar los programas, crear servicios… Además, la proposición de ley de eutanasia que estaba en el Congreso contemplaba que se aplicara en un plazo máximo de 32 días. ¿Por qué no se dan esa prisa con las ayudas a la dependencia?».
M. M. L.
(Foto: Álvaro Carmona)