«Es un pecado que clama al cielo querer mantener a toda costa el poder», afirmó la Conferencia Episcopal Venezolana el miércoles, durante su Asamblea Plenaria. Sin embargo, los obispos agradecen las llamadas del Papa Francisco a la concordia, criticadas por 20 expresidentes latinoamericanos
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) atacó el miércoles el nuevo mandato que Nicolás Maduro jura este jueves. Esta «pretensión es ilegítima por su origen y abre una puerta» a que no se reconozca a un Gobierno que «carece de sustento democrático en la justicia y en el derecho», afirmaron los obispos en una exhortación aprobada durante su 111ª Asamblea Plenaria.
Tras la lectura del documento, el cardenal Baltazar Porras, obispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas, declaró a los periodistas que no corresponde a la Iglesia «reconocer o no reconocer». Pero subrayó que no se dan las condiciones para decir que en Venezuela existe «un régimen democrático».
En el documento, los obispos afirmaban que el país vive «de facto un régimen sin respeto a las garantías previstas en la Constitución y en los más altos principios de dignidad del pueblo».
«Es un pecado que clama al cielo querer mantener a toda costa el poder y pretender prolongar el fracaso a ineficiencia de estas últimas décadas», que ha desembocado en «una situación dramática y de extrema gravedad por el deterior del respeto a sus derechos y a su calidad de vida».
Como llevan haciendo desde que Nicolás Maduro anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente en mayo de 2017, los obispos insisten en que «el único órgano del poder público con legitimidad para ejercer soberanamente sus competencias» es la Asamblea Nacional, donde la oposición es mayoritaria.
Críticas al Papa
A pesar de la dureza de sus palabras, los obispos también citan al Papa Francisco, que en su mensaje de Navidad pidió «concordia» para Venezuela y «reconciliación» para Nicaragua. Unos días después, durante su discurso del 7 de enero al Cuerpo Diplomático, el Santo Padre también mostró su deseo de que «se encuentren vías institucionales y pacíficas para solucionar la crisis política, social y económica» para el país bolivariano.
La referencia de los obispos venezolanos adquiere relevancia como apoyo implícito al Pontífice, frente a las críticas de un importante grupo de líderes latinoamericanos. Después de su mensaje navideño, una veintena de expresidentes, encabezados por el premio Nobel de la Paz costarricense Óscar Arias, criticaron su «llamado a la concordia».
En una carta dirigida a Francisco, los antiguos jefes de Estado y de Gobierno expresaban preocupación por que «en el contexto actual puede entenderse como un pedido a los pueblos que son víctimas para que se acuerden con sus victimarios».
El pueblo venezolano –subrayaba la misiva– es víctima de «la opresión de una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal». Y afirman que «la expresión de Su Santidad, que sabemos dicha de buena fe, está siendo interpretada de un modo muy negativo por las mayorías de Venezuela y Nicaragua».
El episcopado venezolano, en cambio, a pesar de no haber tenido siempre la misma estrategia que el Papa en cuanto a la relación con el régimen chavista, agradece en su exhortación la petición de concordia de Francisco.
«El diálogo sigue siendo la salida»
Tampoco los obispos nicaragüenses, cuyo compromiso con la rebelión cívica en el país es de sobra conocido, han permitido que la crítica de los expresidentes refuerce una lectura de la actitud de la Iglesia polarizada entre una Iglesia local combativa y una Santa Sede conciliadora.
El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, celebró el domingo la próxima visita de Francisco a la JMJ de Panamá. «Es una gracia que el Santo Padre haya escogido Centroamérica, porque su presencia en Panamá no es específicamente como país, sino como área centroamericana», afirmó en declaraciones a los periodistas.
Su auxiliar, monseñor Silvio Báez, una de las voces más firmes contra la deriva autoritaria de Daniel Ortega, también se hace eco del llamamiento al diálogo y la concordia. En su cuenta de Twitter, ha compartido noticias relativas al discurso del Papa, así como un editorial del diario La prensa. Bajo el ilustrativo título de «El diálogo sigue siendo la salida», el artículo recoge sus duras palabras contra el Gobierno nicaragüense en la Misa de Navidad.
No obstante –recordaba el texto– el obispo auxiliar de Managua reiteró su convicción personal y la posición de la Conferencia Episcopal de Nicaragua de que el diálogo «no solo sigue siendo válido, sino que es el mejor camino para lograr una solución pacífica y democrática de la trágica crisis que sufre el pueblo nicaragüense. “Dialogar –explicó el obispo del pueblo– supone fundamentalmente escuchar las razones de los otros y estar dispuesto a renunciar a las propias cuando las de los otros son más razonables, factibles y mejores. Abrirnos a los otros no empobrece nuestra mirada”».
María Martínez López
Foto: AFP/Yuri Cortez