En un mensaje con motivo del 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Francisco denunció que existen «numerosas formas de injusticia nutridas por visiones antropológicas limitadas y por un modelo económico fundado sobre el beneficio, que no duda en explotar, descartar o asesinar a un hombre»
El Papa realizó un llamamiento para que todos los que tengan responsabilidades institucionales «pongan los derechos humanos en el centro de sus políticas», en un momento en que son continuamente «ignorados y violados», al cumplirse el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El mensaje de Francisco abrió una conferencia internacional sobre los derechos humanos organizada por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y, en él, también pidió que los DDHH iluminen las políticas de «cooperación al desarrollo, aunque esto signifique ir contracorriente».
Asimismo, el Santo Padre señaló las «numerosas contradicciones» que se observan cada día y que llevan a preguntarse si existe «la igual dignidad para todos los seres humanos» proclamada hace 70 años.
Denunció que existen «numerosas formas de injusticia nutridas por visiones antropológicas limitadas y por un modelo económico fundado sobre el beneficio, que no duda en explotar, descartar o asesinar a un hombre».
El Pontífice continuó su denuncia al asegurar que «una parte de la Humanidad vive en la opulencia y otra parte ve como se le niega su dignidad, se la desprecia, pisotea y sus derechos fundamentales son ignorados o violados».
Al respecto, Francisco citó a los «a los niños a los que se les niega el derecho de nacer», «la falta de educación» o de «trabajo», a los que son «obligados a trabajar en situaciones inhumanas», a «quienes sufren torturas» o a «las víctimas de las desapariciones forzadas».
El Papa recordó a quienes viven «actos de intolerancia, discriminación y violencia por su pertenencia racial, étnica, religiosa o nacionalidad». Y citó «a los que sufren violaciones de los derechos humanos durante conflictos, mientras los mercaderes de muerte sin escrúpulos se enriquecen con el precio de la sangre de sus hermanos y hermanas».
Ante estas violaciones, «todos estamos llamados» a «contribuir con valor y determinación, y según cada rol, en hacer respetar los derechos humanos sobre todo de los invisibles», afirmó.
EFE/Alfa y Omega
(Foto: EFE/Giuseppe Lam)