La gestión económica de la archidiócesis de Madrid se digitaliza, pero los fieles siguen prefiriendo el tradicional cepillo a las suscripciones periódicas.
La archidiócesis de Madrid culminará antes de 2019 la implantación del nuevo sistema informático de contabilidad unificado para toda la Iglesia en España. «Esta aplicación supone un importante cambio tecnológico, puesto que todas las parroquias y otros organismos diocesanos estarán conectados en una intranet», explica el ecónomo diocesano, José Luis Bravo.
Serán las propias parroquias las que vuelquen sus resultados directamente en el sistema, de un modo que unifica los criterios contables. Desde la Conferencia Episcopal, se ha subrayado que este procedimiento redunda en beneficio de la claridad y la transparencia, además de permitir comparar fácilmente unas instituciones eclesiales con otras, de modo que la asignación de recursos será más adecuada y eficiente.
En Madrid, explica Bravo, «se están impartiendo entre septiembre y diciembre cursos de formación para todas las parroquias con el fin de que a partir de enero el nuevo sistema sea operativo». Se trata de la última iniciativa de la diócesis para extender a todos sus rincones el código de buenas prácticas contables y la actualización de los procedimientos administrativos. Desde la auditoría que llevó a cabo en 2016 PwC, los cambios se han hecho en algunos casos «con gran esfuerzo», reconoce el ecónomo. Del cuaderno en el que manualmente algunas parroquias seguían anotando sus cuentas se ha pasado a un sistema digitalizado y acorde a las normativas y recomendaciones nacionales e internacionales en materia de transparencia y prevención del blanqueo de capitales.
Menos éxito hasta ahora han tenido los intentos de ir reemplazando progresivamente el cepillo de las colectas por suscripciones periódicas a la diócesis o a las parroquias, un mecanismo de contribución económica de los fieles que no solo es más transparente, sino que permite una mejor planificación en las inversiones. Según las cuentas del ejercicio 2017, presentadas con motivo de la celebración este domingo del Día de la Iglesia Diocesana, las aportaciones de los fieles pasaron de los 48 millones de euros del ejercicio anterior a cerca de 50,5 millones, lo que supuso el 60 % de los ingresos totales de la diócesis (84,5 millones), frente al 20,6 % (17,4 millones) procedentes de la asignación tributaria voluntaria a favor de la Iglesia. Pero pese al aumento de la generosidad de los feligreses, las suscripciones apenas superaron los 14 millones, cifra algo inferior incluso a la de 2015. A pesar de ello, «seguimos apostando» por esta vía de financiación y «entendemos que hay bastante margen para su incremento», asegura José Luis Bravo. La razón del descenso son, a su juicio, las «bajas por fallecimientos» y la dificultad de «captar nuevas suscripciones, porque suponen un compromiso por tiempo indefinido y muchos prefieren no comprometerse para el futuro sino en el día a día».
Pendiente también de mostrar su potencial está la web donoamiiglesia.es, que permite asignar un donativo a una parroquia, directamente a la diócesis o incluso a la Conferencia Episcopal. «El proyecto arrancó muy bien, pero como consecuencia de dificultades técnicas debido al cambio de proveedor de la plataforma de pago, se ha ralentizado su implantación», explica el ecónomo. Habrá que esperar al próximo año para tener suficientes datos que permitan evaluar su impacto.
R. B.
La Iglesia de Madrid en cifras
9.970 voluntarios de Cáritas, 5.481 catequistas, 1.711 sacerdotes, 1.676 religiosos, 630 misioneros, 476 parroquias, 386centros educativos, 35 monasterios, …
Estos son algunas de las principales cifras de la Iglesia en Madrid. La publicación de estos datos se ha hecho coincidir con la celebración el domingo 11 de noviembre del Día de la Iglesia Diocesana, en la que se anima especialmente a los fieles a contribuir en el sostenimiento económico de la diócesis. También es una jornada para la rendición de cuentas. De los 84,5 millones de euros invertidos por la diócesis de Madrid, 19 fueron a parar a retribución del clero y 16 a la conservación de edificios, pero la principal partida fueron nuevamente las acciones pastorales y asistenciales, en un año en el que se celebraron 17.000 bautizos, 20.000 comuniones, 6.500 confirmaciones y 3.000 matrimonios canónicos. En lo que respecta a la actividad caritativa y asistencial, el número de personas atendidas en los 646 centros de la diócesis volvió a aumentar hasta situarse en 147.000.