La alcaldesa ha pedido a la Virgen de la Almudena que siga intercediendo a favor del “bien público de esta Villa”. Este era el sentido del voto de los primeros regidores y cuatro siglos después Ana Botella sigue pidiendo a la patrona que ayude a construir el mañana sobre “los más sólidos principios éticos para seguir en la búsqueda del bien común”.
En el día de la patrona de la ciudad la alcaldesa ha reflexionado sobre la necesidad de tomar ejemplo de anteriores generaciones que “sentaron las bases de España a base de esfuerzo, mérito, rectitud e integridad”.
En el acto de renovación del voto de la Villa, celebrado en la catedral de la Almudena, la alcaldesa pidió a la virgen fortaleza para superar “amenazas a la libertad y unidad de nuestro país”, al tiempo que manifestó su fe en que “unidos tenemos que conseguir una regeneración moral basada en principios de solidaridad, esfuerzo y, sobre todo y ante todo, honestidad”.
Para la regidora, la sociedad española en general y la madrileña en particular han dado muestras de “arrojo” especialmente en los últimos años. “La crisis económica ha puesto a prueba el corazón y el alma de la ciudad y quiero agradecer desde aquí su respuesta”.
Botella ha reconocido que los once años que lleva en el Ayuntamiento le han permitido conocer de cerca la “voluntad de esta ciudad para no desfallecer ante la adversidad”. Y han sido estos rasgos los que han convertido a Madrid en la “capital cultural de una comunidad sin fronteras de más de 500 millones de personas unidas por el tesoro de una lengua común”.
VOTO DE LA VILLA ANTE LA VIRGEN DE LA ALMUDENA
Virgen de la Almudena,
Hace 919 años que aparecisteis en los muros de esta Villa y, desde entonces, el pueblo de Madrid os ha mostrado su devoción.
Como alcaldesa vuelvo hoy a cumplir con el inmenso honor de renovar el Voto de la Villa ante vuestra imagen y ser la portavoz de los anhelos e ilusiones, la esperanza, en definitiva, de todo un pueblo, el vuestro.
Quiero comenzar este voto agradeciendo la labor episcopal desarrollada en los últimos veinte años por el cardenal Arzobispo Antonio María Rouco Varela, y pediros que concedáis la misma fuerza y protección a su sucesor, Monseñor Carlos Osoro.
Virgen de la Almudena
Os pido que sigáis velando por esta ciudad que ha demostrado siempre su arrojo y especialmente en los últimos años. Es en los momentos difíciles cuando se ve realmente el material del que están hechas las personas, y como reflejo, las ciudades.
La crisis económica ha puesto a prueba el corazón y el alma de ésta. Y quiero agradecer desde aquí su respuesta.
Entidades laicas y religiosas, instituciones, familias y sobre todo las personas han mostrado el rostro más generoso, entrañable y solidario para atenuar las consecuencias en una de las mayores crisis económicas de nuestro pasado reciente.
Todos hemos podido ver cómo abuelos con su pensión han ayudado a sus hijos en paro o se han ocupado de sus nietos más pequeños para ahorrar. O, hijos que se han hecho cargo de sus mayores. Son solo unos ejemplos de esa solidaridad familiar y social que caracteriza a los madrileños.
En los once años que he trabajado por Madrid y los madrileños he podido conocer de cerca la fuerza, la generosidad, la voluntad inquebrantable para no desfallecer ante la adversidad de esta ciudad y de sus ciudadanos.
Son rasgos que han convertido a Madrid, con justicia, en el legado vivo de una nación, que se encuentra entre las más antiguas del mundo, y en la capital cultural de una comunidad sin fronteras de más de 500 millones de personas unidas por el rico tesoro de la lengua común.
Es sobre esta nación sobre la que hoy algunos pretenden resucitar la falsa idea de que es un problema sin solución, una idea caduca y fracasada.
No hay error más grande ni con mayor trascendencia para este futuro que tenemos que escribir todos juntos, sin falsas diferencias identitarias que solo contribuyen a restar un acervo labrado a lo largo de siglos entre todos y por todos.
Nadie puede apropiarse ni vulnerar la voluntad soberana de los españoles, quienes en definitiva son los únicos con el derecho de decidir sobre su futuro. La soberanía nacional ni se parte ni se reparte. Es una, y es del conjunto del pueblo español.
Virgen de la Almudena os ruego que nos brindéis la fortaleza necesaria para superar cualquier amenaza a la libertad y unidad de nuestro país.
Y os lo pido desde el convencimiento de que un nuevo modelo social con mayores oportunidades de progreso para todos no se puede construir con exclusiones de ningún tipo.
Unidos tenemos que conseguir una regeneración moral basada en los principios de solidaridad, esfuerzo y, sobre todo y ante todo, honestidad.
Debemos extirpar la idea de que es posible la recompensa sin esfuerzo, la fama sin prestigio y la ambición sin ética.
Tenemos que retomar el ejemplo de las generaciones que nos precedieron. Ellos sentaron las bases de esta España, la mejor de todos los tiempos, a base de esfuerzo, mérito, rectitud, integridad.
Esos han sido los principios con los que he afrontado mi responsabilidad primero como concejal, luego como alcaldesa, para lograr que esta fuera una ciudad sin brechas, con más oportunidades para todos, y mucho más vital.
Os pido, Señora, que nos ayudéis a construir la España de mañana sobre los más sólidos principios éticos para seguir siendo esa gran nación de ciudadanos libres e iguales, estimulados por la búsqueda del bien común.
Y que en esa tarea, guiéis a Sus Majestades los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia, como estoy segura lo hicisteis con Don Juan Carlos y Doña Sofía, con quienes todos tenemos una deuda de gratitud porque a ellos les debemos en gran parte lo que somos hoy.
Y, aunque estén siempre en la memoria de Madrid, quiero en este día recordar a todos los que han dado su vida por este país, por la libertad, y en especial a todas las víctimas del terrorismo.
Os ruego que sigáis intercediendo a “favor del bien público de esta Villa”, como rezaba el voto de los primeros regidores que en 1646 se postraron ante vuestra imagen. Cuatro siglos, Madrid sigue siendo esa ciudad acogedora, e integrador que mantiene igual de viva la devoción por su patrona.