Una oportunidad. Providencial. Para mostrar a la Iglesia más allá de los escándalos. Para que sea conocida «no solo a causa de quienes han fallado». Así se encara, en el Vaticano, la asamblea del Sínodo que comenzó el miércoles 3 de octubre. Serán 25 días para repasar, analizar y debatir los desafíos de la juventud hoy
El cardenal Lorenzo Baldisseri está convencido que la reciente crisis por los abusos sexuales cometidos por clérigos no ofuscará el encuentro. «Los jóvenes entienden el bien y el mal», precisó. «Los escándalos que se han descubierto en la Iglesia en este tiempo golpean la mente, el corazón y también la imagen pública. Pero los jóvenes están abiertos a comprender la fragilidad humana; ellos mismos caen y se levantan. Por lo tanto, yo no veo un obstáculo. Aunque existirán jóvenes que hablarán abiertamente de estos problemas, ellos son honestos y sinceros consigo mismos y con los demás», prosiguió el secretario general del Sínodo de los obispos.
En ese contexto comenzó la tercera asamblea episcopal de este tipo convocada por Francisco desde su elección papal en 2013. Reunirá a 267 padres sinodales. Obispos llegados a Roma desde los cinco continentes abordan, hasta el próximo 28 de octubre, el tema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Ninguno de los participantes está exento de los debates mediáticos por los abusos y las críticas cruzadas, que incluyen al mismo Papa. Por eso, Francisco se anticipó y llamó a todos los fieles del mundo a rezar diariamente el rosario en este mes de octubre contra los ataques del demonio, «el gran acusador», que pretende en todo momento dividir a la Iglesia. Escándalos de por medio.
Según Baldisseri, las dificultades no serán un impedimento para el diálogo franco sino, más bien, la ocasión para mostrar a la Iglesia tal cual es. «No vemos sino una oportunidad providencial de tener una asamblea tan importante aquí en Roma, en el centro de la cristiandad, con el Papa, como una alternativa única para poder explicar, para que los jóvenes y también los adultos entiendan lo que es la Iglesia, que no está representada por algunos que erran, sino que la Iglesia es más», insistió.
Los jóvenes, escuchados
Al mismo tiempo, el purpurado replicó que los jóvenes han respondido a la llamada del Pontífice y se han sumado al diálogo. Muchos, sostuvo, se muestran entusiastas junto a sus obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. E incluso, entre ellos, «la figura del Santo Padre es venerada y admirada». Un grupo de 34 de estos jóvenes fueron seleccionados para involucrarse directamente en las sesiones de trabajo que se realizarán diariamente en el Aula Nueva del Sínodo. Tienen entre 18 y 29 años, y vienen de los cinco continentes.
Participarán en calidad de oyentes. Chicos y chicas. Cada día, uno de ellos será seleccionado para tomar la palabra ante el pleno, al inicio de los trabajos y en presencia del Papa que, como es costumbre, estará siempre presente. Con sus discursos podrán marcar la pauta de los diversos temas incluidos en el instrumentum laboris, el documento base compilado como guía para las discusiones.
El texto es producto de dos años de trabajo. Desde aquel 6 de octubre de 2016, cuando Jorge Mario Bergoglio anunció el objetivo de este Sínodo: «Acompañar a los jóvenes en su camino existencial hacia la madurez para que puedan descubrir su proyecto de vida y realizarlo con alegría, abriéndose al encuentro con Dios y con los hombres, y participando activamente en la edificación de la Iglesia y de la sociedad».
Mucho ha ocurrido desde entonces. Se lanzó un cuestionario dirigido a la Iglesia universal que recibió unas 500.000 respuestas. Se organizaron dos presínodos, el segundo de ellos (en marzo) con la presencia de unos 350 jóvenes. Y todas las propuestas confluyeron en el instrumentum laboris. Pero el escrito no parece haber sido del agrado de todos.
Por eso, Baldisseri quiso responder a las críticas del arzobispo de Filadelfia (EE. UU.), Charles Chaput, quien primero pidió suspender la asamblea del Sínodo a causa de la crisis por los abusos y, después, cuestionó duramente al documento de trabajo. El cardenal replicó durante una conferencia de prensa en Roma, este lunes.
«Según mis informaciones es solo una voz y la persona en cuestión, que es pública, dijo que no estaba de acuerdo con el documento porque lo hizo estudiar a un teólogo. Pero él es miembro del Consejo de Secretaría del Sínodo, estaba presente al momento en que el texto fue presentado y si tenía alguna opinión crítica podría haberla manifestado, la habríamos incluido tranquilamente. Por eso, no entiendo por qué después hace declaraciones. Se trata de lealtad y honestidad», precisó.
Más adelante reconoció que unos «dos o tres» obispos anunciaron que no asistirán a la asamblea, pero aclaró que son ausencias por «motivos pastorales» y no «por razones de fondo». Como el arzobispo estadounidense de Newark, William Joseph Tobin, el cual explicó «que no podía estar alejado un mes de su diócesis». «¿[Aplicar] sanciones [contra los ausentes]? No vería por qué. Si un obispo no puede venir, está previsto que asista un sustituto», siguió Baldisseri.
Presentación de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre los jóvenes
(Foto: Synod2018)
Obispos chinos, en el Sínodo
Por otra parte, en un hecho histórico dos obispos de la China continental viajaron a Roma y se sumaron a los trabajos del Sínodo. Nunca antes había ocurrido en 50 años, desde que Pablo VI decidió crear ese organismo episcopal. Se trata de Juan Bautista Yang Xaoting, de 54 años, obispo de la diócesis de Yan’an (Yulin) y José Guo Jincai, de 50, pastor de Chengde y secretario de una conferencia de obispos chinos, un organismo que aún no ha sido reconocido por la Santa Sede. Ellos recibieron el permiso de las autoridades de Pekín para responder a la invitación expresa del Papa.
«También en el pasado, siempre, la Santa Sede ha invitado obispos de China continental, pero nunca pudieron venir. En este caso estarán presentes», confirmó el purpurado. Su participación es la primera consecuencia, indirecta pero tangible, del acuerdo provisional bilateral suscrito el 22 de septiembre pasado entre ambas partes, gracias al cual se normalizará la designación de obispos en el país asiático.
Asamblea con nuevo esquema
En los próximos días, la asamblea sinodal comenzará a rendir sus primeros frutos. Se abordarán de manera directa aspectos como la búsqueda de la propia vocación y qué tipo de acompañamiento espiritual brinda la Iglesia a los jóvenes. Las discusiones se dividirán en tres partes: Reconocer: Iglesia en escucha de la realidad, Interpretar: Fe y discernimiento vocacional y Elegir: Caminos de conversión pastoral y misionera.
Una vez presentados los discursos en el pleno, se darán debates en 14 círculos menores lingüísticos (francés, italiano, inglés, portugués, español y alemán). Entre estos se dividirán los 34 jóvenes oyentes, quienes tendrán derecho a voz. Las aportaciones y enmiendas (conocidos como modos) serán votados en cada grupo y los aprobados se turnarán en la comisión redactora, que los incluirá en una propuesta de documento final. Este será sometido a una última revisión antes de la votación final en el pleno y su entrega al Papa.
Será la primera vez que se realice una asamblea bajo el nuevo esquema del Sínodo, consagrado en la constitución apostólica Episcopalis communio. Presentada el 17 de septiembre, en ella el Papa decidió reformar estas reuniones con un método renovado para hacerlas más fluidas, dinámicas y, sobre todo, dar más importancia a la voz de los fieles en un proceso de debate casi cotidiano.
Como explicó el cardenal Sérgio da Rocha, arzobispo de Brasilia y relator general de la asamblea apenas iniciada: «No existe una receta lista para acompañar a los jóvenes en la fe y en la plenitud de la vida, ni una solución preconfeccionada para tantas cuestiones. La comunión en la Iglesia no se da por homologación, sino mediante el compartir de las diferencias gracias al respeto, a la escucha y al diálogo».
Andrés Beltramo Álvarez,
Ciudad del Vaticano
(Foto: CNS)