Durante su primer discurso ante el Sínodo de los Obispos, el Papa ha pedido huir de los prejuicios y del clericalismo y ha abogado por una «Iglesia que se pone verdaderamente a la escucha, que se deja interpelar por las instancias de aquellos con los que se encuentra, que no tiene siempre una respuesta ya preparada y pre confeccionada»
Para Francisco, la Iglesia tiene una deuda de escucha. Así lo ha asegurado durante su primer discurso ante el Sínodo de los Obispos, que hasta el 28 de octubre reflexionará sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Esto provoca que se encuentre «cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios», y así «no será creíble, en particular para los jóvenes, que inevitablemente se alejan en vez de acercarse».
Pero el Papa quiere saldar esta cuenta y por ello ha abogado durante su intervención por una «Iglesia que se pone verdaderamente a la escucha, que se deja interpelar por las instancias de aquellos con los que se encuentra, que no tiene siempre una respuesta ya preparada y pre confeccionada».
Para lograr este cambio, el Pontífice ha pedido huir de prejuicios y estereotipos. «Cuando pensamos que ya sabemos quién es el otro y lo que quiere, entonces se hace realmente difícil escucharlo en serio».
Principalmente, ha instado a superar esta actitud en la relación con personas de otras generaciones. De este modo, el Santo Padre ha pedido a los padres sinodales «vigilar para evitar sobre todo el riesgo de hablar de los jóvenes a partir de categorías y esquemas mentales que ya están superados. Si podemos evitar este riesgo, entonces podremos contribuir a que sea posible una alianza entre generaciones».
Plaga del clericalismo
Asimismo, esta actitud de escucha y la huida de los estereotipos «es también un poderoso antídoto contra el riesgo del clericalismo, al que una asamblea como esta se ve inevitablemente expuesta». Si bien es cierto que por primera vez un Sínodo cuenta con 34 jóvenes de distintas partes del mundo que han acudido como oyentes pero que intervendrán en los debates.
«Es necesario superar con decisión la plaga del clericalismo», ha insistido Francisco. Este «surge de una visión elitista y excluyente de la vocación, que interpreta el ministerio recibido como un poder que hay que ejercer más que como un servicio gratuito y generoso que ofrecer».
Al contrario, el clericalismo «es una perversión» y está «en la raíz de muchos males en la Iglesia». Por ellos, «debemos pedir humildemente perdón» y, sobre todo, «crear las condiciones para no repetirlos». Sin citarlos explícitamente, con la frase anterior Bergoglio se refería así a los abusos sexuales.
Antes de concluir, el Papa ha pedido «no gastar energías en llevar cuenta de los fallos», ni «asustarse ante las heridas de la carne de Cristo, causadas siempre por el pecado». Al revés, ha abogado por «mantener los ojos fijos en el bien», que «a menudo no hace ruido, ni es tema de los blogs, ni aparece en las primeras páginas».
José Calderero de Aldecoa @jcalderero