La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados en la catedral de la ciudad por los parapolicías afines al Gobierno de Daniel Ortega
Este lunes un grupo parapolicial irrumpió violentamente en la basílica de San Sebastián, en la ciudad nicaragüense de Diriamba, y agredió al nuncio apostólico en Nicaragua, Stanislaw Waldemar Sommertag; al presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes; y al obispo auxiliar de la misma diócesis, monseñor Silvio Báez.
La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados en el templo por los parapolicías afines al Gobierno de Daniel Ortega.
Los prelados, acompañados por la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPHD), accedieron a la plaza en la que se encuentra la basílica. El templo estaba rodeado por unos 200 encapuchados parapoliciales, así como decenas de policías fuertemente armados y algunos de ellos también con los rostros tapados.
«Hemos sentido esa acción, dura, fuerte y brutal contra nuestros sacerdotes. Nunca habíamos visto algo así en Nicaragua y verdaderamente es triste», comentó Brenes tras los sucesos y después de presidir una oración en la Catedral Metropolitana.
«Hemos ido a las parroquias no para hacer violencia, sino para consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento, sin embargo hemos recibido esa agresión y todos hemos sufrido por Cristo», relató Brenes.
Condena de la Conferencia Episcopal
Por su parte, la Conferencia Episcopal del país ha emitido un breve comunicado en el que «repudia y lamenta profundamente la agresión física y verbal» sufrida por los obispos.
La delegación, se explica en la nota, «cumplía la misión de Jesucristo, estar al lado del pueblo sufriente». Se trataba de «una visita pastoral a sacerdotes y fieles de la zona de Carazo, victima de policías, paramilitares y turbas produciendo muerte y dolor».
Reacción internacional
La agresión al nuncio y a los obispos de Managua ha suscitado la condena y la solidaridad de diferentes Conferencias episcopales alrededor del mundo. La de Costa Rica ha emitido también un comunicado en el que califica de «cobarde» la agresión y denuncia el «recrudecimiento constante de la represión del gobierno nicaragüense contra su propio pueblo».
Ante ello, los obispos costarricenses reiteran su mensaje de «solidaridad y cercanía con las hermanos obispos y con el pueblo de Nicaragua, a la vez que instamos a la comunidad internacional a colaborar con la solución a este conflicto, para que se encuentre el camino que lleve a la paz».
Por parte de la Conferencia Episcopal Española se ha pronunciado su secretario general. José María Gil Tamayo, a través de Twitter, ha transmitido «nuestra solidaridad con los obispos nicaragüense agredidos brutalmente por su defensa del pueblo y nuestra denuncia de este atropello. Oremos por esta nación hermana».
Suspensión del diálogo
Además de la agresión contra los obispos, un templo católico en la ciudad de Jinotepe (Pacífico) fue profanado por otro grupo de paramilitares.
Como consecuencia de estos actos de violencia, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, mediadora y testigo del diálogo nacional, ha suspendido las mesas de trabajo creadas para superar la crisis que vive el país.
El Episcopado había citado este lunes a la mesa de Verificación y Seguridad, así como a la mesa Electoral, no así a la de Justicia, para reiniciar el diálogo nacional, pero optó por aplazar los dos grupos de trabajo tras los sucesos.
J.C. de A./EFE
(Foto: EFE/Jorge Torres)