La Subcomisión de Familia y Vida de la CEE reitera que «no existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida»
Los obispos españoles han negado una vez más que la eutanasia y el suicidio asistido sean un derecho. «No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida», afirman los miembros de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, en una nota hecha pública este lunes ante las diversas iniciativas legislativas presentadas en el Congreso de los Diputados.
La nota describe como «un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona» la eutanasia, entendida como «una acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor».
Esta práctica y el suicidio asistido son presentados hoy «como respuestas viables y aceptables al problema del dolor y del sufrimiento». Sin embargo los obispos recuerdan, citando a Benedicto XVI, que si bien «es cierto que debemos hacer todo lo posible para superar el sufrimiento, extirparlo del mundo por completo no está en nuestras manos».
«Individuos encerrados en sí mismos»
Los obispos, encabezados por el obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta, denuncian que estas propuestas se basan en «la absolutización del principio de autonomía y de la pura subjetividad como criterios fundamentales de la decisión». Detrás de ellas, se manifiesta una imagen de la sociedad como «mero ámbito en el que existe una libertad absoluta de los individuos encerrados en sí mismos sin ninguna referencia a los otros».
Frente a esta visión, la nota responde que la comunidad humana es «un tejido de interacciones humanas», ya que «el ser humano es un ser con los otros y para los otros». Por eso, estas prácticas conciernen a toda la sociedad y el Estado «tiene la obligación de proteger la vida de todos los ciudadanos».
Es necesario implantar los paliativos a nivel estatal
Por otro lado, desde la CEE se critica que se proponga «una ley de eutanasia cuando no se ha legislado a nivel estatal sobre la instauración de los cuidados paliativos» ni se ha establecido la «necesaria formación reglada» en esta especialidad.
Lo que «realmente demandan los enfermos y sus familias» y los profesionales sanitarios –continúa la nota– es control del dolor y otros síntomas, mejora de la calidad de vida del enfermo, ayuda a sus familiares, acompañamiento y asistencia espiritual. Aspectos todos ellos englobados en los cuidados paliativos, y que nada tienen que ver con terminar artificialmente con la vida.
Por último, los obispos recuerdan que solicitar la eutanasia o el suicidio asistido no es una medida que solo afecte al enfermo. De hecho, «implican la participación de otros»: unos profesionales sanitarios cuya ética –desde el juramento hipocrático hasta el Código de Ética y Deontología Médica de la Organización Médica Colegial– les impide causar la muerte de un paciente.
Alfa y Omega
(Foto: María Pazos Carretero)