Que los contraceptivos orales tienen efectos médicos negativos está ampliamente documentado, especialmente en lo que hace referencia a la producción de trombos, tanto en el sistema venosos como arterial (ver AQUÍ), pero no todos los contraceptivos tienen un efecto similar, por lo que sin duda es de interés evaluar cuál de ellos presenta en mayor medida dichos efectos secundarios negativos.
Epidemiológicamente conocer esto es importante pues actualmente alrededor de 104 millones de mujeres utilizan contraceptivos en el mundo.
En un artículo recientemente publicado en el British Medical Journal, Weill y colaboradores, estudian ocho contraceptivos orales distintos y, basándose en historias clínicas extraídas del sistema nacional de seguros francés, comprendidas entre los años 2010 y 2012, evalúan los posibles efectos tromboembólicos propiciados por cada uno de ellos, refiriéndose especialmente a la dosis de estrógenos y progestágenos que contienen y como efectos secundarios al riesgo de tromboembolismo pulmonar, isquemia cerebral o infarto de miocardio.
En el trabajo se incluyen datos de 4.945.088 mujeres, de edades comprendidas entre 15 y 49 años, que utilizan diversos tipos de contraceptivos y que en su historia clínica no se constata una admisión hospitalaria previa por cáncer, embolismo pulmonar, isquemia cerebral o infarto de miocardio. Esta cohorte de mujeres corresponde a 5.444.916 mujeres/año utilizando contraceptivos. Durante este tiempo se produjeron 3253 accidentes, de ellos, 1800 embolismos pulmonares (33 por 100.000 mujeres/años) 1046 isquemias cerebrales (19 por 100.000 mujeres años) y 407 infartos de miocardio (7 por 100.000 mujeres/año).
En dicho estudio se confirma que los contraceptivos con menos efectos secundarios negativos son los que contiene progestágenos solos o progestágenos con bajas dosis de estradiol. De los contraceptivos combinados, después de ajustar la dosis de estrógenos y los factores de riesgo, los dos que propiciaron un mayor riesgo de accidentes tromboembólicos, fueron el desogetrel y el gestodene, pues ocasionaron 2,16 y 1,63 más accidentes tromboembólicos que los que contenían únicamente progestágenos (levonorgestrel).
Como conclusión, se puede afirmar, de acuerdo con el trabajo de Weill, que, de aquellos contraceptivos combinados que contienen la misma dosis de estrógenos, el desogestel y el gestodene son los que tienen un mayor riesgo de incrementar el embolismo pulmonar, aunque no el tromboembolismo arterial. También se concluye que, para aquellos contraceptivos con el mismo tipo de progestágeno, los que contienen 20 microgramos de estrógenos muestran menos riesgos de embolismo pulmonar, isquemia cerebral o infarto de miocardio, que los que contienen 30 o 40 microgramos.
Ciertamente la prevalencia de accidentes tromboembólicos en las mujeres tomando contraceptivos combinados de estrógenos y progestágenos es muy pequeña, entre 29 y 151 por 100.000 mujeres año (ver AQUÍ), pero sin embargo las implicaciones de salud pública derivadas del uso de contraceptivos son importantes, dado que 10 millones de mujeres utilizan contraceptivos cada día
Desde un punto de vista bioético nos parecen importantes estos resultados pues creemos que es una obligación medica informar adecuadamente a las mujeres que utilizan la contracepción de los posibles riesgos médicos que los diferentes contraceptivos tienen, a efectos de que, bien informadas, pueden tomar una decisión autónoma sobre cuál de ellos les conviene utilizar. En un reciente estudio que evalúa qué es lo que las mujeres tienen principalmente en cuenta para elegir el contraceptivo que quieren usar, se sitúa en primeros lugares la efectividad (44%) y la seguridad (38%), pero en tercer lugar se incluyen los efectos secundarios negativos, por lo que parece indudable que conocerlos bien es importante para la elección del fármaco.
De este estudio también se puede concluir que los contraceptivos que contienen solamente levonorgestrel deberían ser la primera opción a utilizar cuando se prescriben con finalidad reguladora de la fertilidad. Si se utilizan los combinados de progestágenos y estrógenos, conviene elegir aquellos que contienen menos dosis de esos últimos, para minimizar los riesgos de accidentes tromboembólicos.
Justo Aznar
Observatorio de Bioética
Universidad Católica de Valencia