Martin Luther King y el Papa Francisco son «dos personas que han dirigido la atención universal a una nueva visión del mundo». En esta nueva concepción, destaca la «no violencia, frente a las tantas acciones violentas que vemos a nuestro alrededor», y «el principio de la fraternidad universal: considerar a todas las personas como destinatarias de la misma fraternidad». Así lo reconoce el observador de la Santa Sede ante la Oficina de la ONU en Ginebra, el arzobispo Ivan Jurkovič.
El prelado ha sido entrevistado por Vatican News sobre la influencia en la Iglesia de la defensa de los derechos humanos de Luther King. Precisamente, este miércoles 4 de abril se cumple el 50º aniversario del fallecimiento del pastor afroamericano y premio Nobel de la paz, que fue asesinado en Memphis (Tennessee) a donde se había trasladado desde Atlanta para apoyar la huelga de los trabajadores de recogida de basuras
Pocos días después de aquel fatídico 4 de abril, en la plaza de San Pedro, el Papa Pablo VI expresó su dolor por el asesinato «de un inerme y cristiano profeta de la integración racial». En la actualidad, la figura de Luther King también es fuente de inspiración para Francisco. A él aludió el Pontífice argentino, por ejemplo, en el histórico discurso que pronunció en el Congreso de los Estados Unidos de América el 24 de septiembre de 2015. Asimismo, Bergoglio recibió hace menos de un mes en audiencia a Bernice Albertine, la hija menor de Martin Luther King, que también está comprometida en favor de la no-violencia y contra todo tipo de discriminación.
Vatican News: Cincuenta años después de la muerte de Martin Luther King, ¿cuál es, según su opinión, la herencia más importante que ha dejado en la defensa de los derechos humanos?
Ivan Jurkovič: Indudablemente se trata de una personalidad monumental en la historia de la defensa de los derechos del hombre. Se podría decir, sin duda, que con él comienza un período nuevo, acompañado también por un desarrollo general de la sociedad, de la democracia, etc. Probablemente, permanecerá para siempre entre los grandes del siglo XX, a quienes hay que decir que se añadieron otros: ha sido acompañado por otros ejemplos. En todo caso hay que reconocer que con él comienza una época nueva.
Hablando ante el Congreso de los Estados Unidos, en el año 2015, el Papa Francisco afirmó que «el sueño de Martin Luther King sigue inspirándonos». ¿Cuáles son los puntos de contacto entre el Papa y el líder afroamericano?
Pienso que lo primero que ha sido reconocido objetivamente, que es visible, es que se trata de dos expresiones culturales no occidentales, europeas. Se trata de dos personas que han dirigido la atención universal a una nueva visión del mundo. Ciertamente, Martin Luther King lo hizo en defensa de los derechos humanos de la población afroamericana; mientras el Papa, en cambio, trae una nueva visión de la Iglesia. Todo esto, indudablemente, para decir que se trata de dos principios que son reconocidos como típicos, tanto por Martin Luther King como por todas las personalidades de inspiración cristiana. El primero es la no violencia, un principio que se ha vuelto tan problemático hoy, frente a las tantas acciones violentas que vemos a nuestro alrededor. Y después el principio de la fraternidad universal: considerar a todas las personas como destinatarias de la misma fraternidad.
En varias partes del mundo vemos que renace el racismo y las discriminaciones… ¿Qué puede hacer la Santa Sede y qué está haciendo, también en las Naciones Unidas, sirviéndose precisamente del ejemplo de un hombre como Martin Luther King?
Lo que hay que decir –lo que se ve en las Naciones Unidas– es que cuestiones tan esenciales tienen necesidad de una continua atención y esta atención no puede ser solo burocrática, de las personas que trabajan y están implicadas en el trabajo, sino también por parte de diversas personalidades. La visibilidad solo se alcanza a través de los personajes: los grandes temas de la humanidad deben ser defendidos por las grandes personalidades. El Papa Francisco lo hace de manera espléndida y todos reconocen este papel suyo que se ha ganado en tan breve tiempo. El Papa cree que el único futuro digno de la persona humana es el que incluye a todos. Y debemos perseguir y defender esta visión, que también es la de Martin Luther King: todos podemos ser felices, pero esto solo se produce si todos son incluidos, desde el último hasta el más privilegiado y viceversa.
J. C. de A./Vatican News
(Foto: AFP)