Durante marzo y abril, las acciones de sensibilización de la Campaña proponen, según señala el punto 10 del Decálogo Verde, superar «el prototipo tecnocrático como colonizador dominante de las mentes, de los comportamientos y de la cultura»
Después de dos años de intenso recorrido en torno a los diez puntos de su propuesta de Decálogo Verde, la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA pone en marcha un nuevo ciclo bimestral de sensibilización iniciado en junio de 2016 para abordar el contenido del punto 10: «Superarás el paradigma tecnocrático».
En la etapa culminante del calendario bimensual de sensibilización, las entidades que impulsan la Campaña –Cáritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario)—, recuerdan la alerta lanzada por San Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio al señalar que “la mentalidad cientificista ha conseguido que muchos acepten la idea según la cual lo que es técnicamente realizable llega a ser por ello moralmente admisible” (n 88).
Un prototipo colonizador
El papa Francisco aborda también esta cuestión en Laudato Sí al aludir al “modo como la humanidad ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional” (LS 106). Este prototipo tecnocrático actúa como el colonizador dominante de las mentes, de los comportamientos y de la cultura, hasta el punto de resultar muy difícil salirse del mismo porque llega a ser “omnipresente” (LS 122).
Los riesgos que ello supone para muchas comunidades no son pocos, ya que se trata de un modelo que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad. Por ello, como señala el Papa, urge alentar y ampliar «una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático» (LS 111).
Como recuerdan las entidades promotoras de la Campaña, durante mucho tiempo la intervención del ser humano sobre la naturaleza se ha apoyado en las posibilidades que ofrecen las cosas mismas, recibiendo lo que la realidad natural se permite a sí misma dar, como extender la mano.
En la actualidad, sin embargo, lo que interesa es extraer al máximo de las cosas todo lo que sea posible mediante la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar la realidad misma de lo que tiene ante sí. Los seres humanos y la naturaleza han dejado de caminar de la mano, convirtiéndose en contendientes. Así, es fácil pensar que es posible un crecimiento infinito o ilimitado, que existe una disponibilidad infinita de los recursos del planeta, lo que lleva a «exprimirlo» hasta el límite y más allá. Y es que, según se señala en los materiales preparados para impulsar los contenidos del punto 10 del Decálogo, se parte de la falsa suposición de que «hay una cantidad ilimitada de energía y medios utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden absorberse fácilmente».
Por ello, superar el paradigma tecnocrático significa reencontrar el valor del ser humano en sí mismo como persona, que no está basado en el tener, en la ciencia, en la técnica o en el poder, sino en el ser. Reconocer y asumir que lo esencial del ser humano es ajeno a él, es un don que le ha sido dado.
Una mirada diferente
La Campaña subraya la idea de que la cultura ecológica no puede reducirse a una serie de respuestas a corto plazo a los problemas que surgen en relación con la degradación medioambiental, del agotamiento de los recursos naturales o la contaminación global. Debe ser la suma de tener una mirada diferente, un pensamiento, una política, un programa educativo y una espiritualidad que aborden un estilo de vida más austero y coherente frente al consumo ilimitado y al avance del paradigma tecnocrático.
Es urgente ampliar el foco y orientar la técnica al servicio de otro tipo de progreso, más sostenible e integral. La liberación del paradigma tecnocrático dominante es posible cuando, por ejemplo, la técnica se orientada principalmente a resolver los problemas concretos de los más necesitados, con el compromiso de ayudarlos a vivir con más dignidad y menos sufrimiento, pues no solo hay que educar sobre el cuidado del medio ambiente, sino también en vivir en el respeto al otro en el entorno.
Voces que claman
Para ilustrar con experiencias reales la propuesta de este último punto del Decálogo Verde, la campaña, al igual que en las etapas anteriores, ofrece en el apartado “Voces que claman” el testimonio, en este caso, del pueblo Wapichana, en Brasil, que reivindica el “principio de que la Tierra es nuestra madre, es el alimento, es el lugar donde vivimos, es la fuente de salud”.
Por ello, “la protección al territorio es la lucha por la supervivencia, nuestra protección viene de la Tierra, la salud y todo lo que está en las plantas y los árboles.
“Hoy –afirma uno de los líderes de esta comunidad— existen varias tecnologías, hay estas grandes redes, pero es necesario pensar. No es solo utilizar, sino saber cómo las estamos utilizando, estos instrumentos tecnológicos deben ayudar a revitalizar nuestro pensamiento, eso es parte de nuestra liberación”.
Conscientes de la encrucijada a la que se enfrentan, los Wapichana denuncian que “nuestros pueblos luchan tanto y nos quieren sacar de nuestra tierra para enviarnos ¿a dónde? Tenemos que vivir en esta violencia, y nos preguntamos: ¿Acaso no pertenecemos a esta tierra, y no somos parte de este país? ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué seguimos sufriendo tanto? Y respondemos ¿qué por qué estamos en esta lucha? Porque nosotros existimos aún”.
¿Qué puedes hacer (o dejar de hacer)?
En el apartado de llamamiento a la acción para incorporar en nuestros estilos de vida la propuesta del punto 10 del Decálogo, para liberarnos de la “tecno-dependencia” que nos rodea y poder descubrir que hay vida más allá de la pantalla, se nos propone intentar los siguientes “sacrificios”:
- Cuestionamiento ecológico: hay formas de vivir que no implican tanto consumo de energía Buena parte de los elementos que utilizamos en nuestro ocio, por ejemplo, pasan por el consumo de tecnología, y en consecuencia de energía.
- Cuestionamiento humano: al lado de nuestro interés por el planeta, debemos ser conscientes también de las consecuencias humanas que la tecnología tiene sobre las personas, especialmente los más pobres. ¿Sabemos en qué condiciones y qué supone la extracción de coltán, por ejemplo, o de qué manera repercute en muchas personas las basuras tecnológicas que despreciamos en nuestra sociedad?
- Cuestionamiento cultural: ¿somos capaces de vivir sin necesitar tanta tecnología, de relacionarnos con los amigos fuera del ámbito virtual, sin necesidad del móvil, de manera presencial? Disfruta de la vida “analógica”: aparta el móvil a la hora de comer, cuando paseas, también cuando estés con otras personas. ¡Se puede leer sobre papel también! Y los libros tienen personalidad propia.