La Asamblea Plenaria extraordinaria de los obispos congoleños ha vuelto a exigir que se celebren elecciones este año y pide que la comunidad internacional acompañe el proceso en vez de defender sus intereses en el país
«Nunca abandonaremos nuestro compromiso con el estado de derecho». Es una de las conclusiones de la Asamblea Plenaria extraordinaria que la Conferencia Episcopal de la República Democrática del Congo celebró la semana pasada, y cuya declaración final se presentó este lunes.
El encuentro de los obispos tuvo lugar solo tres meses después de su última plenaria, y su convocatoria responde a grave situación sociopolítica en el país. Su «única preocupación», afirman en el documento, es «contribuir al bienestar de todo el pueblo congoleño», así como salvaguardar su dignidad y sus derechos fundamentales. No están ligados, por tanto, a ninguna organización política.
Los obispos congoleños se muestran «profundamente preocupados por hechos muy serios», como «la sangrienta represión de las marchas pacíficas», convocadas por laicos, que el 31 de diciembre y el 21 de enero pedían la celebración de elecciones.
«¿Por qué tantas muertes, lesiones, arrestos, secuestros, ataques a parroquias, humillaciones, torturas, intimidaciones, profanaciones, prohibiciones de orar?».
Denuncian también la expansión de la violencia en zonas como Kasai o Kivu, que parece responder a un plan de «balcanización» y «desestabilización». «¿Quién se beneficia de ello?», preguntan.
El comunicado lamenta, por otro lado, «la campaña de denigración y difamación» orquestada por el régimen de Joseph Kabila contra la Iglesia católica, con el objetivo de «debilitar su fuerza moral» y «desviar la atención de los problemas reales». Blanco especial de estos ataques ha sido el cardenal Monsengwo, arzobispo de Kinshasa, al que el resto de prelados reitera su apoyo.
Ayuda internacional
La Conferencia Episcopal insiste en que es «urgente» celebrar elecciones este año, y pide que se mejore el clima político para hacerlo posible. Exige que se permitan las manifestaciones, que se deje de perseguir a sus organizadores, y que se castigue a los responsables de la represión violenta que se produjo en las últimas marchas.
Es fundamental, además, que la comunidad internacional «continúe acompañando» al país en su proceso electoral, poniendo al pueblo congoleño por encima de sus intereses económicos. Los obispos también descienden a lo concreto, pidiendo que las máquinas de votación sean validadas por expertos internacionales para eliminar «las sospechas» que podrían arrojarse sobre los resultados.
La carta termina pidiendo al pueblo congoleño que «se mantenga firme y vigilante, para tomar las riendas de su destino, mediante la oración e iniciativas de naturaleza pacífica». «La República Democrática del Congo pertenece a todos sus hijos. Es un derecho y un deber de todos luchar contra cualquier cosa que pueda poner en peligro su futuro».
María Martínez López
Imagen: Conferencia Episcopal del Congo (CENCO)