Ciudad del Vaticano (VIS).- El Santo Padre ha encontrado a los participantes de la XLIII Semana Bíblica Nacional, promovida por la Asociación Bíblica Italiana. Un encuentro que ha inaugurado las celebraciones del cincuenta aniversario de la Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Divina Revelación »Dei Verbum», promulgada el 18 de noviembre de 1965.
»Para que la fe responda y no se extinga, se debe nutrir constantemente de la Palabra de Dios» ha dicho el Papa expresando su estima y su reconocimiento por el »precioso trabajo» que la Asociación lleva a cabo en su ministerio de docentes y estudiosos de la Biblia. »Dios ha aprovechado todas las formas del lenguaje humano, pero al mismo tiempo ha sometido su palabra a todas las limitaciones de este lenguaje. El verdadero respeto inspirado por la Escritura exige que se realicen todos los esfuerzos necesarios para que se pueda acoger bien su significado», ya queno es posible para cualquier cristiano llevar a cabo personalmente la investigación de todo tipo que le permita entender mejor los textos bíblicos . »Esta tarea se confía a los exégetas, responsables de este sector, del bien de todos’… Por eso junto a las competencias académicas, al exégeta católico se le pide sobre todo la fe, recibida y compartida con todo el pueblo creyente que, en su totalidad no puede equivocarse».
Francisco ha recordado las palabras de san Juan Pablo II: »Para respetar la coherencia de la fe de la Iglesia y de la inspiración de la Escritura, la exégesis católica tiene que estar atenta para no seguir los aspectos humanos de los textos bíblicos. Ésta debe ayudar al pueblo cristiano a percibir de manera más nítida la palabra de Dios en estos textos, para recibirla mejor, para vivir plenamente en comunión con Dios… Es necesario que el mismo exégeta sepa percibir en los textos la Palabra divina, y esto es posible solamente si su vida espiritual es ferviente, rica de diálogo con el Señor, si no la investigación se queda incompleta y pierde de vista su objetivo principal».
El Papa ha hecho suyas de nuevo las palabras de san Juan Pablo II. »Para llegar a una interpretación plenamente válida de las palabras inspiradas por el Espíritu Santo, hay que dejarse guiar por él y para esto hay que rezar, rezar mucho, pedir en la oración la luz interior del Espíritu y acoger dócilmente esta luz, pedir el amor, que nos hace capaces de comprender el lenguaje de Dios, que es amor». Antes de finalizar y dar su bendición a los presentes, el Pontífice ha señalado la figura de la Virgen, »que nos enseña a acoger plenamente la Palabra de Dios, no solo a través de la investigación intelectual, sino durante toda nuestra vida».