El padre Apollinaire Cibaka, profesor en el seminario mayor de Cristo Rey, lamenta el silencio cómplice del mundo sobre las continuas violaciones contra los derechos humanos en la República Democrática del Congo. «La Iglesia es la única voz autorizada del país. Los medios de comunicación están todos alineados con el Gobierno y la oposición es débil», afirma
La situación en la República Democrática del Congo se ha agravado desde el estallido, en octubre de 2017, de numerosas protestas antigubernamentales ante la negativa del presidente Kabila a abandonar el poder que ejerce desde el año 2001 y convocar elecciones, como señala la Constitución del país.
El pasado 31 de diciembre, ocho personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad durante una protesta pacífica convocada por el Comité Laico de Coordinación, una organización de laicos católicos que pide la convocatoria inmediata de elecciones democráticas.
Según informó la Nunciatura Apostólica en el país, estas personas fueron asesinadas por la Policía en el interior de diferentes iglesias de Kinshasa. «Los fieles asistían a Misa cundo los soldados abrieron fuego», asegura el padre Apollinaire Cibaka, profesor en el seminario mayor de Cristo Rey, en unas declaraciones recogidas por Ayuda a la Iglesia Necesitada. Los agentes rodearon 134 parroquias y detuvieron a 130 personas, entre ellas seis sacerdotes.
El sacerdote, además, lamenta el silencio cómplice del mundo sobre las continuas violaciones contra los derechos humanos en la República Democrática del Congo: «La Iglesia es la única voz autorizada del país y, en consecuencia, nos encontramos en primera línea. Los medios de comunicación están todos alineados con el Gobierno y la oposición es débil y está fragmentada en al menos 600 partidos políticos diferentes», señala.
Una voz, la de la Iglesia, que «no basta para solucionar la crisis» ya que el presidente «cuenta con el apoyo de superpotencias como India o China, o países occidentales». El sacerdote denunció que estos países «protegen al presidente de la República Democrática del Congo a cambio del control de los recursos naturales del país, como las minas de diamantes o de minerales empleados para la fabricación de componentes electrónicos».
En la entrevista, el sacerdote también advierte de la urgencia de una intervención de la comunidad internacional para poner fin a la violencia y para forzar al presidente Kabila a renunciar al poder. «Todos saben perfectamente lo que está sucediendo.
Pero, puesto que nuestros sufrimientos significan los beneficios de otros, el mundo entero prefiere refugiarse en un silencio cómplice».
AIN-ACN España / Alfa y Omega
Imagen: Familiares de una de las víctimas de las protestas del 31 de diciembre.
(AFP Photo/John Wessels)