Alocución del Cardenal Charles Bo
(ZENIT).- La visita del Papa Francisco a Myanmar (República de la Unión de Myanmar) es un “milagro”, una “bendición”, una “curación”, un “baño de esperanza” que va a ayudar a los jóvenes a ser una “armada de paz”, ha expresado el Cardenal Charles Bo.
El Papa Francisco ha llegado en coche del Arzobispado de Yangon a la Catedral de Santa María para celebrar la Misa con los jóvenes, el jueves por la mañana, 30 de noviembre de 2017, cuarto y último día de su estancia en el país, con ocasión de la primera visita de un Papa; una visita “histórica”. El Papa ha recorrido la plaza de la Catedral en “papamóvil” para saludar a la multitud, a las 10:15 horas (4:45 horas en Roma).
La traducción oficial de la homilía que el Papa ha pronunciado en italiano, con traducción consecutiva en birmano se encuentra aquí. Los jóvenes han acompañado la Misa con sus cantos, y sus instrumentos: flauta, guitarra, teclado, violón… Pastores de comunidades de Asia han participado en la Misa, entre ellos el cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay (India), y presidente de la Federación de las Conferencias de los obispos de Asia, miembro del “C9”.
El Cardenal Bo, salesiano de Don Bosco, ha pronunciado algunas palabras de agradecimiento al final de la Misa, remarcando que estos cuatro días habían sido “duros” para el Papa Francisco, y que aún le esperaba todavía tres días más de duro trabajo. En efecto, con casi 81 años, el Papa ha tenido al menos 11 encuentros, más las dos ceremonias en el aeropuerto, con el general y las religiones, con las autoridades, el presidente, la ministra de asuntos exteriores, la Misa con las comunidades venidas de países vecinos, los budistas, los seminaristas, los obispos, los jesuitas y los jóvenes.
El Papa ha salido hacia el aeropuerto. Su avión despegaba para la capital de Bangladesh, Dakha, a las 12:45 horas (8:15 horas) para aterrizar a las 15 horas (11 h. de Roma).
Esta es nuestra traducción rápida, de trabajo, de las palabras del Cardenal Bo, pronunciadas en birmano, y comunicadas en inglés por el Vaticano. Han sido saludadas con los aplausos de los jóvenes.
Alocución del Cardenal Charles Bo
La santa peregrinación de Amor y de Paz se acaba hoy.
No termina. Nuestro querido Santo Padre ha confiado a los jóvenes un trabajo de amor y de paz.
Estos tres días en Myanmar han sido muy fuertes. Pero la vista de los jóvenes da energía al Santo Padre por todo el mundo.
Se siente uno con la juventud del mundo. Su alegría aumenta en compañía de los jóvenes.
El Santo Padre tiene hoy confianza en que los desafíos del país y de la iglesia puedan ser afrontadas con confianza por los jóvenes.
Hoy la comunidad coloreada de juventud es una gran esperanza no solo para la Iglesia sino para este país. Que todos vosotros os convirtáis en una brigada de paz, una armada de paz.
Esta misa es la cima del gran viaje de nuestro Santo Padre.
El papel de la Iglesia es generar esperanza. Nuestro Santo Padre es un apóstol de la esperanza. Durante estos tres días, Myanmar ha tenido la gracia de ser bañada en la Esperanza cristiana. Su presencia ha sido un toque sanador para esta nación.
Cuando termina su visita apostólica, y en nombre de toda la Iglesia de Myanmar, quiero dar gracias al Señor de este milagro de nuestro Santo Padre en medio de nosotros.
Cuando fuiste elegido, Santo Padre, dijo que los Padres habían elegido al nuevo Papa de un país lejano. En tanto que Papa, ha elegido bendecir las comunidades católicas más lejanas.
Estamos profundamente conmovidos por vuestro amor paternal para esta Iglesia. Es un momento bendecido para nosotros. Le aseguramos con nuestras oraciones cuando comience un nuevo trabajo difícil de tres días.
¡Qué la historia de esta nación sea bendecida hoy porque ha bendecido esta tierra con su visita!
Anita Bourdin
Imagen: Catedral de Rangún (Myanmar)
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo