Palabras del Papa en el encuentro
(ZENIT).- El segundo día de su viaje apostólico a Bangladesh, el 1 de diciembre de 2017, el Papa Francisco ha visitado la Catedral de Dakha, donde se ha encontrado con fieles del país y ha estado en oración dentro del edificio.
El Papa ha llegado a la Catedral de Dhaka, que forma parte del complejo del arzobispado, alrededor de las 16 hora local (11 h. en Roma), después de su encuentro con la primera ministra de Bangladesh Sheikh Hasina. A su llegada, ha sido recibido en el patio del Arzobispado por el Cardenal Patrick D´Rozario, Arzobispo de Dhaka.
De camino hacia la Catedral, el Papa ha bendecido las placas conmemorativas de las tres visitas papales en Dakha, con el retrato de los tres papas: Pablo VI, el 27 de noviembre de 1970; Juan Pablo II, el 19 de noviembre de 1986; y Francisco el 1 de diciembre de 2017. Ha bendecido también dos nuevos edificios para personas mayores y para sacerdotes, antes de saludar a 20 miembros del Comité organizador de la visita.
El Papa regresó a la Catedral, fue recibido por el párroco, por un sacerdote y una religiosa, también por los obispos del país y unos 700 fieles a los que ha saludado. Después de recogerse en una capilla, el Papa ha salido para rezar sobre la tumba de los tres obispos precedentes de Dhaka.
Al término de esta visita, el Pontífice ha ido a pie a la residencia de los sacerdotes mayores, para encontrarse con los diez obispos de Bangladesh.
Anne Kurian
Imagen: Visita a la Catedral de Dhaka, Bangladesh
(© L’Osservatore Romano)
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo
En la Catedral de Dhaka, el Santo Padre ha ofrecido unas palabras improvisadas a los fieles reunidos fuera de la Catedral.
Buenas tardes,
Les agradezco a todos los que están aquí presentes, líderes cristianos, laicos que trabajan en la dedicación del reino de Dios. Simplemente me dijeron que tengo que hacer un saludo y me viene una palabra para compartirla con ustedes. El Apóstol Pablo decía que dentro de sí sentía: «¡Ay de mí si no evangelizo!».
Nosotros queremos que se viva el Evangelio como una gracia, como un tesoro, y lo recibimos gratuitamente. Tenemos que pedir al Señor que nos dé la gracia de sentir eso mismo que sentía Pablo. Sentir ese fuego, ese ansia en el corazón para evangelizar. No se trata de hacer proselitismo, no. La Iglesia, Reino de Dios, no crece con proselitismo, crece con el testimonio. Se trata de mostrar con la palabra y la vida el tesoro que se nos regaló. Y eso es evangelizar. Yo vivo así, vivo esta palabra, y que los otros vean; pero no es hacer proselitismo.
Les agradezco lo que ustedes hacen, les agradezco el compromiso, les agradezco que muestren el regalo que Dios nos dio.
Y me atrevo a pedirles un favor: custodien el tesoro que Dios nos regaló en el Evangelio, y la mejor manera de custodiarlo es la gracia de Dios, por eso les pido que oren mucho, recen mucho para que venga esa gracia y les cuide el tesoro.
Y sigamos adelante caminando, haciendo ver este tesoro que nos regaló Dios gratuitamente y que debemos ofrecer a los demás gratuitamente. Y ahora, como hermanos, todos juntos, pidamos esta gracia los unos por los otros, rezando la oración que Jesús nos enseñó.
[Padre nuestro]
Que el Señor los bendiga y los proteja. Haga brillar su rostro sobre ustedes y les muestre su gracia. Les descubra su rostro y les conceda la gracia. Amén.
No os olvidéis de rezar por mí.
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