Los tribunales de Brasil volverán a juzgar el próximo 29 de noviembre al único superviviente de los acusados del asesinato, en abril de 1987, del jesuita español Vicente Cañas, defensor de los pueblos indígenas.
El misionero, originario de Albacete, fue destinado al país latinoamericano en 1966 y, desde entonces, convivió durante décadas con varias comunidades de indios «llevando a la radicalidad el mandato de inculturación nacido del Concilio Vaticano II», explican desde la Compañía de Jesús.
Desde su llegada a territorio brasileño, Cañas fue un firme defensor de los derechos de los indígenas, a los que protege «frente a los hacendados que querían apropiarse» de sus tierras. El español, conocido entre los indios por el nombre de Kiwxí, luchó porque el Gobierno brasileño fijara una demarcación oficial del territorio indígena, algo que se consiguió después de su muerte.
El jesuita fue asesinado en abril de 1987, supuestamente, por «los hacendados de la región, que no aceptaban la defensa que el jesuita hacía en favor de la demarcación del territorio tradicional indígena», aseguran desde la orden religiosa. «Se presume que el mandato de ejecutar a Vicente partió en su día del entonces propietario de la Hacienda Londrina, Pedro Chiquetti –hoy ya fallecido–, y ejecutada por otras tres personas, que fueron posteriormente asesinadas para ocultar pruebas». También se acusó al comisario de Policía de la zona, Ronaldo Antônio Osmar, por «haber escondido pruebas y haber ralentizado la investigación».
Sin embargo, no fue hasta 2006 cuando se celebró el primer juicio para esclarecer las causas y los culpables de su muerte. En aquella ocasión todos los acusados fueron absueltos por falta de pruebas.
Ahora, tras un recurso en 2015 del Ministerio Público Federal, el Tribunal Regional Federal de la primera Región ha ordenado la reapertura de la causa judicial. De esta forma, Ronaldo Antônio Osman volverá a sentarse en el banquillo de los acusado por su supuesta participación en el crimen.
J. C. de A.
(Foto: Prensa Jesuitas)