El informe «La situación de los pueblos indígenas en el mundo» señala que los pueblos indígenas representan la mayor parte de la diversidad cultural del mundo. En todo el mundo hay aproximadamente 370 millones de personas indígenas que ocupan el 20% de la superficie terrestre. Se calcula también que representan unas 5.000 culturas indígenas diferentes.
Los pueblos indígenas siguen siendo los más numerosos entre los pobres, los analfabetos y los desempleados. También representan la tercera parte de los 900 millones de indigentes de las zonas rurales.
A pesar de que generalmente se suele asociar el término indígena al continente americano, queremos recordar que, según Naciones Unidas, setenta países del mundo albergan población indígena. En el continente asiático viven dos tercios de los pueblos indígenas del mundo, que se ven afectados por la misma falta de reconocimiento de su identidad cultural, exclusión y marginación, que los indígenas del resto del mundo.
Así actúa Manos Unidas
En Vietnam, los grupos de población indígena representan el 14% de la población. Y de ellos, el mayoritario es el formado por la etnia Mong, que tienen una representación del 55%. En el lado contrario, alguna de estas minorías no supera las mil personas.
En general, estos grupos, marginados y aislados, se enfrentan a enormes dificultades para acceder a los recursos a los que tienen derecho y, si lo consiguen, la falta de formación les impide hacer uso de ellos de manera eficaz.
En el norte de Vietnam, en la zona más montañosa, se encuentran las provincias de Hoa Binh, Phu Tho y Thai Nguyen, donde se desarrolla la iniciativa que Manos Unidas puso en práctica junto a las organizaciones locales SRD-CERDA-CSDM, y que trabaja para mejorar las condiciones de vida de unas 2.000 familias de granjeros y agricultores pertenecientes a los grupos étnicos más pobres y minoritarios, entre los que destacan los Mong.
Estas personas, que tienen acceso limitado al reconocimiento de la titularidad de propiedad de la tierra, al crédito y a los servicios públicos de educación y salud, basan su sustento en los recursos naturales (plantan arroz y maíz en campos colgantes. También cultivan plantas medicinales y de lino muy útiles en la confección de tejidos). Pero los beneficios de la tierra cada vez son menores; la deforestación y la erosión incrementan su vulnerabilidad ente los desastres naturales. Y, además, esa tierra y los grandes bosques, para los indígenas no son únicamente fuente de vida, sino los lugares en que los que habitan sus antepasados y sus dioses.
La localización remota y las costumbres tradicionales son un claro obstáculo para incorporarse a la economía de mercado y a las diferentes oportunidades de desarrollo, aunque, también, son estas tradiciones y costumbres las que ayudan a conservar unos territorios que garantizan la sostenibilidad medioambiental.
Por ello, Manos Unidas y sus socios locales han apostado por mantener el valor y las tradiciones que estos grupos representan, así como su respeto por la naturaleza y basan su apuesta en un desarrollo sostenible, que apoya a las comunidades de base (dotación de medios de vida sostenibles y potenciación de la producción agro-forestal de productos locales, más competitivos en el mercado) y favorece el gobierno local y el fortalecimiento de la sociedad civil.
El proyecto está abordando de manera específica la pobreza de las minorías étnicas, trabajando para erradicar las carencias existentes y, sobre todo, dotando de voz a una población marginada y olvidada.