«Su vida fue una vida de peregrinación y confianza absoluta en Dios», dijo el cardenal Carlos Osoro sobre san Faustino Míguez, el escolapio español fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora canonizado este domingo por el Papa Francisco. En la Eucaristía de acción de gracias celebrada en la basílica de Santa María La Mayor, en Roma, el arzobispo de Madrid presentó al nuevo santo como «un educador que vivió con la sabiduría de quien se sabe elegido por Dios»
Ante más de 1.500 peregrinos de toda la familia calasancia, el cardenal Osoro subrayó las palabras que vertebraron la obra del nuevo santo: «Compasión, amor y paz fueron los ejes que estructuraron su vida y que le llevaron a amar a niños y jóvenes», detalló, a la vez que defendió que «la bondad y la misericordia de Dios le acompañaron durante toda su vida. Sentía que el Señor le llevaba de su mano».
Para el arzobispo de Madrid, «en san Faustino hay dos pasiones que están escritas en nuestro corazón y tremendamente actuales. Una es la religión, la adhesión a Dios y la necesidad de vivir su experiencia de Dios. Y otra es la educación», e interpeló a las religiosas, sacerdotes y laicos presentes en Santa María la Mayor con una pregunta: «Acoger al niño es acoger a Cristo. ¿No es esto lo que necesita nuestro mundo?».
El arzobispo de Madrid destacó también que san Faustino, «como san José de Calasanz, quiso entregar la vida entera, sin condiciones». Por eso, «quien se acerque a Faustino hoy descubrirá a un explorador».
Foto: Instituto Calasancio
Junto al cardenal Osoro concelebraron el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el obispo de Orense, Leonardo Lemos; el obispo de Jerez, José Mazuelos; y el obispo de Getafe, Joaquín López de Andújar; además de un centenar de sacerdotes escolapios que celebraron la canonización del tercer santo de la orden, con el superior general Pedro Aguado al frente.
Al finalizar la Eucaristía la superiora general del Instituto Calasancio, madre Sacramento Calderón, animó a los presentes a seguir el ejemplo de san Faustino «entre los más pequeños y abandonados», y señaló que los continuadores de su obra hoy «nos sentimos llamados a responder a las urgencias de nuestro mundo como supieron hacerlo nuestros fundadores».
En Madrid, las religiosas Calasancias están presentes desde 1927. En la actualidad, además de la Casa General (c/Juan de la Cueva, 11), tienen una comunidad de religiosas (c/Pintor Moreno Carbonero, 5) y el colegio Natividad de Nuestra Señora (c/Martínez Izquierdo, 8).
Alfa y Omega
Foto: Instituto Calasancio