7º Encuentro de los Estados Miembros en Ginebra
(ZENIT).- “Es imprescindible defender la dignidad de las víctimas” y “reafirmar la prohibición” de las ‘municiones a racimo’. Esta es la posición de la Santa Sede que expresó el arzobispo Ivan Jurkovič, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas el 4 de septiembre de 2017 en Ginebra, durante el 7º Encuentro de los estados miembros de la Convención sobre Municiones en Racimo.
La Santa Sede es uno de los 102 estados miembros que adhiere a la Convención sobre Municiones en Racimo (CCM), un tratado internacional que aborda las consecuencias humanitarias y los daños inaceptables a las personas civiles por las municiones de racimo, a través de una prohibición categórica y un marco de acción.
Mons. Jurkovič indicó que gracias a la CCM a través de sus contribuciones y asociaciones, se han logrado avances significativos y marcando una “verdadera diferencia en el mundo”, especialmente “entre las víctimas afectadas, así como entre los que ha ayudado a prevenirlo”.
“Sin embargo”, señaló el sacerdote, “las municiones de racimo continúan siendo utilizadas en algunos conflictos hoy” produciendo “nuevas víctimas”. Ahora, incluso más que cuando se adoptó la CCM, “es imprescindible defender la dignidad de las víctimas” y “reafirmar las prohibiciones” bajo la Convención a través de una visión humanitaria.
El representante del Vaticano añadió: “No sólo la cuestión de la universalización tiene implicaciones directas y consecuencias sobre las operaciones y sobre la aplicación efectiva del CCM, también “tiene impacto en los derechos humanos” y en los esfuerzos globales para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs).
La adhesión global a la CCM, y el respeto de sus normas “contribuirán al logro del desarrollo humano sostenible e integral”, indicó Mons. Jurkovič. La limpieza de áreas contaminadas, la cooperación internacional y la asistencia a las víctimas son cruciales para los SDGs y “para prevenir futuras tragedias”.
La Santa Sede se mantiene “firme y decidida a contribuir al éxito de este desafío”, dijo e hizo un llamamiento a todos los Estados que aún no han adherido a la Convención para que “consideren sumarse a nuestro objetivo común en construir un mundo más humano, más seguro y más cooperativo”.
Mons. Ivan Jurkovič concluyó: Redoblemos nuestros esfuerzos para que “en el futuro, las municiones en racimo nunca serán una causa del sufrimiento humano”.
Además, el representante de la Santa Sede expresó que “le complace” la ratificación de la Convención sobre Municiones en Racimo de otros dos países: Benin y Madagascar.