Francia se suma al proyecto de la Comunidad de Sant’Egidio iniciado en 2016 para traer a refugiados de forma legal y segura. Hay negociaciones abiertas en Alemania, Bélgica y Polonia. En España, todo está a punto, a falta solo de que el Gobierno dé su autorización
Los corredores humanitarios ya son una realidad en Francia gracias al liderazgo de la Comunidad de Sant’Egidio y a la implicación de organizaciones como la Conferencia Episcopal Francesa o la Federación Protestante de Francia. Tras meses de negociación con las autoridades galas, y haber suscrito un acuerdo el pasado mes de marzo, la pasada semana llegaron a París las primeras familias de refugiados. En total 16 personas, 13 sirias y tres iraquíes. Como Nasser Al Zahouri, que tuvo que huir de la ciudad siria de Homs por la guerra hacia un campo de refugiados con su esposa e hijos, uno de ellos con discapacidad. Él y su familia han comenzado una nueva vida en la ciudad sureña de Pau, muy cerca de Lourdes. «Por primera vez en siete años, me siento seguro y en paz», confesó nada más aterrizar.
Hassan, con discapacidad, también llega de Homs. En el aeropuerto de París le esperaba Liliane, su sobrina de 17 años, que llegó hace tres años a Francia. Bilingüe en francés y árabe gracias a un curso intensivo, espera que su tío sea acogido como lo fue ella.
Eso es lo que buscan las organizaciones que ha conseguido poner en marcha este proyecto y que va a recibir a unas 500 personas de aquí a 18 meses. Será un proceso completo e inclusivo, con formación, aprendizaje de la lengua, atención médica y acompañamiento en los lugares donde son acogidos, casas y centros de las distintas asociaciones y de particulares. A corto plazo, es decir, entre septiembre y octubre, quieren que ya vivan en suelo francés más de 100 refugiados. Las instituciones no dejarán de trabajar durante el verano.
En conversación con Alfa y Omega, la presidenta de Sant’Egidio Francia, Valérie Régnier, reconoce que la puesta en marcha de los corredores humanitarios ha sido el fruto de una convicción profunda, del conocimiento de los refugiados sobre el terreno y de comprenderlos. «En los campos de refugiados de Líbano hemos visto en qué condiciones vivían niños, personas vulnerables, gente que necesitaba atención médica durante largos periodos sin tener la posibilidad de abandonar esos lugares. La única opción que tienen es jugarse la vida y entrar en Europa de un modo ilegal. Nuestra propuesta les ofrece seguridad y legalidad, una alternativa al pasaje de la muerte», explica.
Regnier aborda también la posibilidad de que esta vía llegue a otros países europeos, pues la ve como un proyecto a nivel continental y no solo de cada país. En España, tras el optimismo inicial por la primera disposición favorable del Gobierno a asumir esta iniciativa, sin coste para la Administración, comienza a extenderse el desaliento, pues pasan los meses y sigue sin haber respuestas. Ni sí ni no. La pelota está en su tejado, todo lo que estaba en manos de terceros está hecho. Solo falta que dé cumplimiento a aquella voluntad primera. «Espero que sea asumible para el Gobierno español como lo ha sido para los de Italia y Francia», dice la presidenta de Sant’Egidio Francia desde la distancia.
Hay en marcha negociaciones de Sant’Egidio con Alemania, Bélgica y Polonia. Especialmente significativo es el caso de este último, pues el Gobierno siempre ha mantenido una postura contraria a la acogida. Los obispos polacos apoyan el proyecto de los corredores, pero se prevé una negociación dura.
A Italia ya han llegado un total de 850 personas
Mientras, en Italia, donde se puso en marcha la primera experienca, en febrero de 2016, el número de acogidos sigue creciendo. A principios de este mes, el país recibió a una remesa de 53 refugiados, que fueron recibidos en el aeropuerto romano de Fiumicino. «A partir de ahora, Italia será vuestro país y vuestro futuro, a partir de hoy sois compatriotas nuestros y estamos felices de acogeros», les dijo Marco Impagliazzo, presidente de Sant’Egidio en Italia. La mayoría de este último grupo son familias –muchos niños– que se encontraban viviendo en campos en el Líbano tras huir de la guerra en Siria.
Con esta nueva llegada, los corredores humanitarios han permitido que 850 personas hayan llegado de una manera segura y legal a Italia. «Salvación, acogida e integración son nuestros fundamentos, que enseñan a Europa que puede ser humana y puede integrar, más allá de la firmeza y el aislamiento», afirmó entonces Marco Impagliazzo.
F. Otero @franoterof / Alfa y Omega
Imagen: Refugiados de Siria e Irak son recibidos en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París
por miembros de la Comunidad de Sant’Egidio y otras organizaciones implicadas.
(Foto: Comunidad de Sant’Egidio)