«Reubicar solo a 50.000 refugiados al año, cuando hasta ahora eran 110.000, no refleja ni la necesidad ni capacidad de nuestra nación» y tampoco «nuestra compasión», ha dicho monseñor Joe S. Vásquez, obispo de Austin y presidente del Comité Episcopal de Migración
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido que recular en su orden ejecutiva sobre los inmigrantes, en la que, entre otras cosas, prohibía la entrada en EEUU de personas procedentes de siete países de mayoría musulmana (Siria, Libia, Yemen, Somalia, Irán, Sudán e Irak) o bloqueaba temporalmente el programa estadounidense de admisión de refugiados. Un juez ordenó su suspensión y el mandatario tuvo que presentar un nuevo texto.
La nueva orden de Trump, firmada este mismo lunes, deja a Irak fuera de la lista negra de países desde los que no se puede acceder a EEUU, se excluye a las personas que ya tuvieran un visado concedido, se modifica la prohibición de entrada para refugiados de Siria –antes la prohibición era indefinida y ahora es de 120 días-, mantiene bloqueado temporalmente el programa estadounidense de admisión de refugiados y se reduce de 110.000 a 50.000 el número de refugiados que podrá acoger Estados Unidos durante el año fiscal 2017.
A pesar de los cambios introducidos, los obispos estadounidenses –que han hecho suyas las palabras de monseñor Joe S. Vásquez, obispo de Austin y presidente del Comité Episcopal de Migración- siguen «profundamente preocupados por las consecuencias humanas» del nuevo decreto, que «todavía deja muchas vidas inocentes en riesgo».
Asistencia a los más vulnerables
Los puntos del nuevo decreto más criticados por los prelados son los que tienen que ver con los refugiados, que «ya son sometidos al proceso de escrutinio más riguroso de todos aquellos que entran» en el país norteamericano. «Reubicar solo a 50.000 refugiados al año, cuando hasta ahora eran 110.000, no refleja ni la necesidad ni capacidad de nuestra nación» y tampoco «nuestra compasión».
«Creemos en asistir a todos aquellos que son vulnerables y huyen de la persecución, independientemente de su religión, incluyendo a cristianos, musulmanes y todos los demás. Creemos que ayudando a reasentarse a los más vulnerables, estamos viviendo nuestra fe cristiana y “dando posada al extranjero” como Jesús nos desafió a hacer», explica Vásquez en un comunicado.
Antes de concluir, los obispos de Estados Unidos «reafirman su apoyo a todos los que huyen de la persecución y a los esfuerzos para protegerlos, como parte del trabajo continuo y global de la Iglesia en defensa de las personas vulnerables».
José Calderero @jcalderero
Alfa y Omega
Foto: CNS