El procurador del Patriarcado maronita en Roma, Françoise Eid, explica la difícil situación del Líbano
(ZENIT- Roma).-El mensaje que el papa Francisco ha dado en sus viajes apostólicos en los países donde conviven ortodoxos, católicos y musulmanes es fuerte, más en los del Este, menos en los países de Oriente Medio, aunque no se debe perder la esperanza.
Lo indicó el procurador del Patriarcado maronita en Roma, Françoise Eid, en un encuentro organizado en esta ciudad por el Centro Estudios Medio Orientales (CEMO), en el que expuso además del obispo, el director del Institute For Global Studies, Nicola Pedde. El CEMO es parte de la española Fundación Promoción Social de la Cultura.
El obispo maronita, interrogado por ZENIT sobre el mensaje del Papa en estos países donde conviven cristianos y musulmanes, señaló que es necesario distinguir entre los países del Este europeo y los de Oriente Medio, desde el punto de vista de mentalidad y cultura.
“En los países árabes son más ‘mono cultura’, no hablan otro idioma que el árabe, y vale para la religión, la geografía y la historia. En cambio en el Líbano ya es diverso, porque en el siglo XVI en sus colegios ya hablaban cinco idiomas diversos” dijo.
Otra situación se registra “en Europa del Este donde conviven las tres comunidades, católica, ortodoxa y musulmana. Y cuando el Papa va a estos países, les dice a todos que somos hijos de un solo Dios, que somos hermanos y que podemos convivir juntos y en paz”. O sea que “podemos ser diferentes pero esta diversidad podría ser una riqueza para nosotros. Desde todos los puntos de vista”.
“El Líbano está buscando de seguir este mensaje del Papa, con la cultura, participación, educación, con la convivencia, el diálogo cotidiano”, dijo.
Sobre la reciente declaración de Al Azhar, en la que se afirma que la religión no debe ser instrumentalizada para la violencia, Mons. Eid señaló: “Respeto las buenas intenciones, pero es necesario que Al Azhar cambie por ejemplo algunos textos de sus libros que son cien por ciento anticristianos, y lo sé en cuanto obispo que estuvo allí. Entretanto espero que puedan ser un inicio, vivo en la esperanza”. Consideró además que es muy importante el trabajo del patriarca de los maronitas en en Líbano, Béchara Boutros Rai para mantener la unidad nacional.
Durante su exposición en el encuentro, indicó que “las declaraciones del presidente Ronald Trump sobre la no necesidad de la política de ‘dos pueblos, dos Estados’ ha complicado aún más la situación de Oriente Medio”.
Tras explicar la polarización en Oriente Medio, entre chiitas apoyados por Irán y sunitas por Arabia Saudita, indicó que el conflicto “se traduce en atentados sangrientos en toda la región”, mientras que “en Siria hay una guerra con diversos grupos de fundamentalistas y mercenarios, que tienen apoyo de diversos Estados”.
Subrayó que en su país, el Líbano hay de acuerdo a la Constitución, igualdad entre cristianos y musulmanes y separa Iglesia de Estado. Pero que “los cristianos libaneses viven un período muy critico. En particular los jóvenes que emigran y no vuelven”. Indicó que los prófugos sirios en su país son 1,8 millones, con 500 mil palestinos refugiados, lo que constituye prácticamente el 50 por ciento de la población.
Hay 1.800 campos de refugiados en los que falta todo y peor aún, algunos son dirigidos por islámicos radicales. Se suma a todo esto una desocupación 28 por ciento.
Una situación, dijo que “amenaza la cultura de convivialidad pacífica forjada en los siglos”. Añadió que los cristianos viven en el temor, y señaló que la labor del Ejército libanés es importantísima, a pesar de que tienen armamento muy antiguo. Esto sumado a la ingerencia de países vecinos, está corroyendo la identidad del país.
Señaló además que en Oriente Medio demasiados millones de personas viven debajo del nivel de pobreza, y que es necesario mejorar la instrucción y la nutrición, si no, concluyó, habrá siempre guerras. Consideró también que Turquía es el país que mejores cartas tiene para mediar entre chiitas y sunitas.
Sergio Mora
Imagen: Françoise Eid