Con motivo de la audiencia que el Santo Padre concedió a los obispos en la visita ad límina
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió el lunes 13 en el Vaticano a los obispos de Costa Rica, en visita ad límina. Al término de la audiencia el Santo Padre envió su saludo y bendición al pueblo costarricense.
Lo reveló el presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y obispo de Puntarena, Oscar Fernández Guillén, asegurando que el encuentro ha sido “formidable” porque “hemos visto a un ser humano sin autoritarismo ni poses principescas, sino a un hombre bondadoso que con solo sus gestos transmite bondad, paz y sabiduría”.
Cada obispo presentó un cuadro general de su diócesis, dijo Mons. Fernández, desde el punto de vista pastoral, pero también socioeconómico. Y si bien los obispos “traíamos una visión panorámica general de la situación del país concordada por la Conferencia episcopal, el Papa en el curso de la conversación fue pidiéndonos diversos temas”.
Uno de los consejos que el Pontífice les dio es: “Pídanle a los sacerdotes cercanía a la gente, buen trato a la gente”. O sea que tratemos trabajar para desterrar el clericalismo, esa concepción –es mi interpretación– ve al laico como una persona inferior, y el Papa no quiere nada de eso, sino una iglesia fraternal. Y esto lo hemos escuchado mucho viendo sus gestos y su mensaje”.
El presidente de la Conferencia episcopal reconoció que “uno debe luchar contra sí mismo para superar vestigios que hayan quedado en ese sentido”, si bien “los sacerdotes en Costa Rica y en América Latina no es que sean perfectos pero tienen una actitud de misioneros, de anunciar el Evangelio”.
En el saludo el Papa señaló dos puntos: la situación del país deteriorada por el narcotráfico, sobre todo por el ‘narconegocio’ que está tomando muchísima valencia, causando dos o más asesinatos por mes y se ha extendido en todo el país. Indicó que en Costa Rica “hay consumo pero sobre todo la droga pasa hacia otros lugares”.
Señaló una caída en la visión económica que el país ha tenido en las últimos tiempos, porque “en las décadas pasadas el bien social era el gran proyecto objetivo del sistema económico”. Ahora en cambio –consideró– con la economía de mercado “no se piensa en la equidad”. Incluso, aunque haya crecido el ingreso pro capite esta riqueza no llega a los cuatro millones de costarricenses. Pero sí crece la violencia, y esto afecta el genio de las personas, dijo.
Sobre los migrantes los obispos le han hablado al Santo Padre, explicando que las condiciones geopolíticas del país favorecen su llegada o como paso a otros destinos.
“En los meses atrás ha habido mucha migración de cubanos hacia Estados Unidos. Ellos se encontraron que el gobierno de Nicaragua cerró las fronteras y por ello tuvieron que establecerse el Costa Rica; allí el gobierno les trató muy bien así como las comunidades parroquiales que han sido muy generosas”.
Ellos llegan a Ecuador y otros países y se encaminan hacia el norte, indicó. “En muchísimos casos llegan a Costa Rica con los llamados ‘coyotes’ o sea los traficantes de personas que por dinero les llevan escondidos, con el propósito de ir con el mismo sistema a Estados Unidos”.
Recordó que a estos migrantes cubanos “el Papa se dirigió cuando estaban pasando el peor momento”. A ellos se suman cantidad de haitianos y de otros países, dijo, y añadió que ese flujo no ha terminado aún.
Interrogado por lo que se refiere a un viaje apostólico del papa Francisco, el presidente de la Conferencia Episcopal aseguró que “la invitación ya estaba hecha y ahora la hemos reiterado”.
Sergio Mora
Imagen: audiencia de los obispos de Costa Rica en la visita ad límina
(Foto Osservatore © Romano).